“Las cuestiones a las que no podemos responder suelen ser mucho mejores para nosotros que las respuestas que no podemos cuestionar.” Yuval N. Harari
Aún cuando a muchos no les parezca, una de las voces que mejor ha caracterizado el fenómeno catastrófico, irrepetible en el mundo, que ha ocurrido en el país, es la del ex-jefe guerrillero Salvadoreño Joaquín Villalobos. En uno de sus reflexivos escritos expresó que “en Venezuela se produjo un engendro en el que se combinaron la utopía izquierdista, el autoritarismo militarista de derechas, el oportunismo geopolítico, la ineficiencia de gobierno y el dinero como factor de cohesión.
Hoy, la presencia de Maduro y sus secuaces en el poder se explica, según los politólogos y analistas políticos venezolanos y extranjeros, por cuatro elementos que lo sostienen. Primero, el respaldo de la F.A.N.; segundo, los aliados internacionales; tercero, el control de la institucionalidad del país; y cuarto, un importante apoyo popular todavía. Si eso es así, el factor determinante para la fortaleza del régimen ha sido el extraordinario ingreso de dinero que ha permitido mantener su unidad, así como la complicidad y la aparente lealtad entre todos los componentes que les han servido de apoyo.
No ha existido en ellos ideales universales ni sueños de construir una patria grande porque en Venezuela mientras todos se han ocupado de robar, nadie se ha ocupado de gobernar, sino de mandar e imponer caprichos, odios, resentimientos y perversidades. Al final, como bien ha dicho Villalobos, “todo esto ha sido una gran estafa, la extrema izquierda engañaba al chavismo, los militares engañaban a la extrema izquierda, los cubanos engañaban a los venezolanos, los chavistas se engañaban a ellos mismos y todos juntos engañaban a los más pobres.” Falta sólo por agregar que simultáneamente, los nuevos aliados internacionales se aprovechaban de las pendejadas ideológicas y los antecedentes delincuenciales del chavismo cuya máxima expresión era el mismo Chávez.
De allí que la institucionalidad judicial del país norteamericano esté elaborando los cuadros de la verguenza del socialismo del siglo XXI, sustentado en investigaciones serias, que le ha permitido desplegar una estrategia global junto a los otros poderes, para bloquear la apropiación indebida de los recursos de la factura petrolera, así como el uso de la estructura de nuestra principal empresa, PDVSA, en otras actividades junto al narcotráfico internacional. Como si fuera poco, toda la estructura del Estado Venezolano fué puesto al servicio del narcotráfico y del terrorismo internacional con el apoyo de los nuevos socios mundiales como los chinos, rusos, turcos, iraníes y los infaltables cubanos.
La estrategia norteamericana está dirigida a derrumbar o por lo menos debilitar los pilares fundamentales que sostienen al régimen. Son respuestas que no podemos cuestionar porque están dirigidas al rescate de la democracia y la libertad en Venezuela y consiguientemente a la salvación del hemisferio occidental. Los delincuentes en el poder olfatean su fin, o se entregan o se inmolan, pero no podrán disfrutar junto a nosotros, el futuro luminoso que nos espera a los venezolanos decentes.