La dulce tradición del trapiche

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Una paila hirviente remite a la imagen del mismo infierno. Todo cambia cuando en la descripción se agrega el dulce de la caña de azúcar, pues en los trapiches donde es procesada, las pailas emanan una fragancia dulce, sabor de los productos que salen de allí y que han alimentado y deleitado a generaciones.

 

El papelón o panela es producto de una tradición de larga data en Venezuela

 

Desde los tiempos de la colonia el procesamiento de la caña de azúcar ha sido parte de la vida de los venezolanos. Hoy en día la panela, como se conoce en los Andes venezolanos, o papelón en el resto del país, sigue siendo una tradición patrimonial de este territorio.

Ubicado en la aldea La Cabrera del municipio Lobatera se encuentra el trapiche de la familia Padrón. Hace 64 años el patriarca, Rubén Darío Padrón, llevó a cabo la primera molienda de caña de azúcar de esa finca que acababa de comprar. Aquel mayo de 1956 aún no sabía que era el inicio de toda la consolidación del patrimonio para sus descendientes.

Fuerza

El productor Oscar Padrón explicó sobre el proceso en el trapiche

Oscar Padrón lo recuerda: “Cuando mi papá adquirió la finca había un poquito de caña, en ese entonces trabajaban con otros rubros como trigo y tomate. Papá se dedicó a la caña”.

Padrón está al frente del trapiche de su familia. Es el mayor de dos hermanos. A sus 57 años está jubilado como docente de educación media y diversificada. Su madre, Nazaret Padrón, con 82 años es parte esencial de su vida y testigo del mantenimiento de la tradición familiar.

En la década de los 50, el trapiche de los Padrón era movido con agua de la quebrada La Molina. No pasó mucho para modernizar la molienda con motor. Ellos han producido panela por décadas al municipio Lobatera y al estado Táchira.

El motor de ocho caballos muele la caña que se produce allí mismo en la finca. “Primero hay que limpiar el terreno, ararlo, actualmente se hace con tractor, se desmenuza bien la tierra para que quede suelta”.

Padrón explicó que se ubica la semilla de la caña, la cual siembran por puntos con una separación de metro y medio entre cada planta. “Hay muchas variedades de caña panelera, utilizamos la Barbados que es de Brasil y otra australiana que tiene mejor rendimiento”.

El mantenimiento de la siembra de caña en el trapiche de los Padrón se hace por medio de tomas, que es un riego por canal y no por aspersión. Las aguas de la quebrada La Molina, que más de medio siglo atrás impulsaron la fuerza para moler, hoy en día aportan vida para la materia prima de la panela.

Proceso

Oscar Padrón detalló la secuencia para la producción. “Cuando se muele la caña sale el jugo que llamamos guarapo. Lo llevamos hacia un calentador donde reposa y pasa por una especie de tamiz pequeño y las impurezas, o cachaza, flotan y se extraen antes de lanzarlo a la paila guarapera”.

Ya en la segunda paila el guarapo pasa por otra limpieza y se saca el material que se usa para la melaza. Luego pasa a una nueva paila donde se empieza a transformar el guarapo en miel y después a una final, que es el punto donde se hace la panela.

La miel se coloca en moldes, que se llaman gaveras. Pueden ser de un kilo o de medio kilo. Así se obtiene el producto final.

Otro producto es el granulado de caña de azúcar, una presentación de panela casi en polvo, la cual no es pulverizada sino que pasa por un tratamiento que le da esa textura.

El granulado de panela es otro de los productos del trapiche

Circunstancias

Cuando se dan las moliendas de caña de azúcar se presenta una oportunidad de empleo para residentes de las aldeas aledañas a La Molina. Así ha sido desde los orígenes de esa finca.

No todos los trapiches del Táchira cuentan con su propia siembra de caña. En condiciones normales la materia prima se trae incluso de otros lugares, como Acarigua, en Portuguesa.

Con las restricciones por el suministro de combustible, aunado a la cuarentena producto de pandemia, los trapiches que tienen a la mano la caña de azúcar son los que han podido mantener la producción.

El municipio Lobatera, en su extensión de 252 km², cuenta con 11 trapiches. Seis de ellos están en la aldea La Molina. El más cercano a la capital lobaterense es el de la familia Padrón, en La Cabrera, por lo que es la fuente principal de abastecimiento en el casco urbano en los actuales momentos.

Aunque dentro de la finca la caña se carga con bestias desde la siembra hasta el trapiche, Padrón comentó que una vez obtenida la panela se requiere transporte para su distribución, lo cual este año pasa por las circunstancias del combustible.

Beneficios

Agua panela o papelón con limón

La panela es un producto orgánico de origen natural que aporta la energía necesaria para el desarrollo de los procesos metabólicos. También suministra nutrientes esenciales para el organismo. Una bebida típica con este producto es el “aguapanela”, como se le dice en los Andes venezolanos, o “papelón con limón”, en el resto del país.

El azúcar blanco refinado contiene calorías vacías y otras sustancias que pueden ser perjudiciales para la salud. Los productos derivados del trapiche, como la panela o su granulado, son endulzantes naturales que dan sustentos beneficiosos al cuerpo.

Perseverancia

La historia del trapiche de la familia Padrón en el municipio Lobatera del Táchira es uno de los muchos ejemplos de constancia, patrimonio y tradición. Oscar Padrón tiene el compromiso de que la panela siga llegando a la mesa de los tachirenses: “Hay que continuar sembrando, no hay que frenarnos, debemos seguir hacia adelante, en el campo así como en la vida, hay que seguir produciendo para que más adelante veamos resultados”.

Juan José Contreras – La Nación del Táchira

 

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