Mi mujer es una chavista llena de optimismo, yo le digo ilusa. Ella se queja de mi comunismo fatalista, que me falta la ilusión chavista. Pues bien, con su esperanza y mi resignación salimos ayer muy temprano a llenar el tanque de combustible de nuestro vehículo. Habíamos escuchado, la noche anterior, a Tareck El Aissami decir en Tv: a partir de este martes, “las 1.368 estaciones de servicios destinadas a garantizar la gasolina subsidiada, así como las 200 estaciones dispuestas para comercializar el combustible a referencia internacional, prestarán servicio desde las 5:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde… Llegamos a la estación de servicio de Piedra Azul, en Baruta, a las 6 y 30´ am. Ya había 132 vehículos y no sabemos cuántos llegaron luego. El camión de la gasolina no había llegado aún. La ilusión de ella y la paciencia mía fue agotada por el solazo de la una de la tarde. Nos fuimos. En la vía contraria de esa avenida había otra cola con más de doscientos vehículos de la estación de servicio cercana, situada en Ojo de Agua, igual esperaban. De regreso a El Hatillo vimos 170 vehículos haciendo cola en la estación que allí existe, sólo estaba llena del aburrimiento de soldados y bomberos. Saqué una rápida cuenta: Cerca de 600 conductores y sus acompañantes, en un pequeño lugar de la ciudad, embarcados por la declaración ficcional del ministro de energía que, en vez de apelar a la modestia diciéndonos: Trataremos, con el favor de dios, de echarles algo de gasolina a todos los carritos que podamos… Soltó esta euforia arrebatada: Felicidades a todo el pueblo, gracias por confiar en nosotros…