¿Va a seguir avanzando los pueblos por el camino, que. Lamentablemente, acostumbra, de la confrontación de fuerzas, camino que al fin y al cabo puede llevar al Caos? ¿O va tener la suficiente prudencia, valor y energías para acabar con esa inercia y encauzar a los pueblos por la senda de una limitada continuación de la vida, por la senda del progreso y de la eliminación de las lacras y dolencias sociales?
Es indiscutible también el que en este inquietante momento para la Humanidad nos domina en igual medida la decisión de trabajar infatigablemente en aras de la salvación de los pueblos del Caos y por un orden en el que no haya lugar al diktat y la violencia, los mercenarios, y cada pueblo pueda elegir libremente su vía de desarrollo.
Todo pueblo y todo país, sin menoscabar en lo más mínimo su orgullo nacional, sus valores e intereses, están obligados hoy día a saber dirigirlos hacia el logro del objetivo principal: la salvación de la civilización. La verdad de nuestra época es la verdad sobre la responsabilidad por la seguridad igual para todos.
Una vez ganada la independencia política, los pueblos quieren, fortalecer también su independencia económica, quieren poner bajo su control los recursos que les pertenecen, humanos y naturales. Pero esto afecta a los intereses de aquellos que se estuvieron lucrando a los largo de decenios y siglos de la explotación de otros, dela utilización de los recursos de los pueblos que emprendieron el desarrollo independiente. Naturalmente, semejante vía y semejante opción de los pueblos va en interés de ellos. Y nadie puede privarles de esa opción. Pero eso no agrada a quienes se aprovecharon como saqueadores. Esas fuerzas no quieren aceptar la autonomía y la independencia de los Estados y pueblos. No quieren reconocer la realidad de que el mundo ha cambiado. Es otro. No aquel que era del siglo pasado. No aquel que era hace veinte años.
En la renuncia a reconocer esas realidades están la raíz y la casusa principal de los llamados problemas regionales. Los pueblos quieren marchar por su propio camino, ellos hicieron su opción, pero los viejos amos, insistimos en llamarles saqueadores, (EE.UU e Inglaterra) no quieren aceptar esa opción. Los razonamientos de que aquí actúa la “mano de Moscú”, u otra mano, son intentos de ocultar las verdaderas causas de los conflictos.
Pueden haber conflictos, incluso armados, esto lo vemos ahora. Pueden haber y hay retrocesos, demoras, atolladeros en este movimiento. Esto es también natural. Pero son superables y se vencerán. Se crearán o se encontraran las formas políticas y sociales acordes con las condiciones nacionales, los partidos, organizaciones y líderes que saben ver las necesidades del pueblo, tener en cuenta su voluntad y justificar sus esperanzas.
Estos criterios se basan en el respeto del derecho de cada pueblo a la opción económica y política independiente. Ésta es una cuestión de principios. Si no se reconoce este principio de partida, entonces internacionales de nuestros días. Si se renuncia a ese principio y no se utiliza en la construcción de las relaciones internacionales de hoy, están condenadas al caos.
¡La Lucha sigue!