Científicos alertan de que la temperatura registrada en la localidad de Verjoyansk indica que el calentamiento del Ártico se acelera
La localidad de Verjoyansk, en la extensa y habitualmente gélida república de Yakutia (Siberia oriental), registró el sábado 38 grados Celsius. Se trata del registro más alto habido en la historia de las observaciones meteorológicas. El anterior fue en Alaska, en la ciudad Fort Yukon, con 37,8 grados en 2015.
Verjoyansk, considerado junto con de Oimiakón, también en Yakutia, uno de los lugares más fríos del planeta, con temperaturas en invierno que pueden situarse en torno a los 70 grados bajo cero, alcanzó su anterior récord de calor al llegar a los 37,2 grados. El diario local Vesti Yakutii cita la opinión de científicos de la región que advierten que temperaturas tan altas como las de ahora «no se esperaban hasta 2100, por lo que el calentamiento del Ártico se ha adelantado en 80 años».
En declaraciones a la agencia RIA-Nóvosti, Tatiana Marshalik, jefa del Departamento Meteorológico de Yakutsk, la capital de la república, asegura que la actual anomalía térmica en Verjoyansk se debe «a un poderoso anticiclón llegado del este, pero para el día 27 de junio la temperatura caerá a los 15 grados».
Por su parte, Román Vilfand, jefe del Servicio Meteorológico Federal (Rosguidromet) de Rusia, «30 grados de calor es normal en las zonas del norte de Yakutia en verano, pero temperaturas aun más altas suelen producirse en julio, no en junio». Vilfand alertó la semana pasada de que las temperaturas diurnas en el norte de Siberia superarían en estos días la norma «con 10 o 12 grados por encima de lo habitual». Según su opinión, «si este anticiclón permanece activo más tiempo aumentará considerablemente el riesgo de incendios».
Siberia normal
Más incendios
El ministro de Protección Civil ruso, Evgueni Zínichev, afirmó el mes pasado que los fuegos en Siberia alcanzaron durante el mes de abril una «situación crítica». Según sus datos, «en lo que va de año, en la región siberiana de Krasnoyarsk los incendios forestales han arrasado una superficie diez veces mayor que la que se quemó en las mismas fechas de 2019». Según datos del mes de mayo, en Siberia han ardido ya 4,8 millones de hectáreas de bosque.
La causa de los siniestros son las altas temperaturas, la falta de lluvia y la quema descontrolada de pastizales secos. El año pasado fue uno de los peores que se recuerdan, el fuego acabó con 10 millones de hectáreas de árboles en distintos puntos de Siberia, superficie que equivale a 1% de toda la masa forestal de Rusia.
Y es que, según Vilfand, «2019 fue el más cálido en Rusia de los últimos 120 años». En Moscú, por ejemplo, hubo mucha menos nieve de lo usual. Pero 2020, a juicio del responsable de la meteorología rusa, «podría ser todavía más caliente». El pasado mes de febrero reconoció que «hace un tiempo increíblemente caluroso en Siberia en pleno invierno (…) con temperaturas de 1,5 grados positivos en Tiumén». El ministro de Recursos Naturales, Dmitri Kobilkin, cree que el actual verano en Rusia «podría ser, si no el más, sí uno de los más calurosos».
El Servicio Meteorológico Federal de Rusia sostiene en distintos informes elaborados desde el año pasado que el cambio climático favorece, no sólo los incendios y el deshielo del Ártico, sino también las inundaciones y las plagas de insectos. En declaraciones a la agencia AFP, una de las responsable de Rosguidromet, Marina Makárova, afirma que «la primavera llegó este año antes de lo normal en Siberia con temperaturas que a veces superan los 30 grados».
Por otro lado, en el sur de Siberia, especialmente en los distritos de Tulun y el lago Baikal, han aumentado las precipitaciones, provocando inundaciones. El año pasado fueron ya importantes los desbordamientos en esta misma región. La suavización del clima está llevando también a que cotas demasiado septentrionales se pueblen de nuevas especies de aves, animales e insectos. Algunos, como orugas y escarabajos, altamente nocivos para la vegetación.
Hasta las infraestructuras mineras y energéticas desperdigadas por todo el Ártico ruso están sufriendo las consecuencias del deshielo. Así se puso de manifiesto a principios de mes en Norilsk, al norte de la región siberiana de Krasnoyarsk, cuando la rotura de los soportes de un depósito de combustible de una planta térmica, debida al descongelamiento del permafrost, provocó un vertido de 20.000 toneladas de diésel, que todavía no se ha logrado limpiar y está teniendo consecuencias devastadoras en el medio ambiente.
Ahora, allí en donde el deshielo avanza, se va a tener que llevar a cabo un estudio pormenorizado para determinar que otras infraestructuras podrían estar amenazadas y ser susceptibles de causar nuevas catástrofes. Moscú modificó su actitud en relación con el cambio climático y ratificó el Acuerdo de París. Según las estadísticas oficiales, Rusia se calienta 2,5 veces más rápidamente que la media del resto del mundo. Sólo entre 1976 y 2016 las temperaturas subieron 0,45 grados de promedio por década.
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