Los indicadores oficiales todavía se recuperan gradualmente en China tras el brutal impacto de la COVID-19, pero las bolsas les han tomado la delantera y, con el visto bueno de las autoridades, se sitúan ya en máximos del último lustro.
El índice CSI 300, que aglutina a los 300 principales valores de los mercados de Shanghái y Shenzhen, cerró este jueves con una valoración un 14,7 % superior a la de hace diez días y ya ha dejado atrás el bajón de los primeros meses de la pandemia: en marzo perdió el 16 % en solo 18 días.
En lo que va de mes, según datos de la agencia Bloomberg, las acciones cotizadas en China han sumado más de un billón de dólares en valor.
Los inversores chinos también están mostrando interés en el parqué del territorio autónomo de Hong Kong, donde las compras efectuadas a través del mecanismo que conecta Shanghái y Shenzhen con ese mercado han supuesto en las últimas jornadas más del 20 % del total negociado en cada sesión.
Y el yuan lo nota: la tasa oficial vivió este lunes su mayor apreciación desde el 9 de abril y la ‘offshore’, negociada en Hong Kong, bajó de las 7 unidades por dólar por primera vez desde marzo.
– Frenesí en el mercado tecnológico –
El gran protagonista es el STAR de la Bolsa de Shanghái, conocido como el «Nasdaq chino» por su enfoque tecnológico, donde se han eliminado los límites a las variaciones de cotización tras la salida a bolsa.
Esta semana se han registrado allí aumentos de valoración de hasta diez veces en el debut, y se prevé que el fabricante de chips SMIC protagonice próximamente en Shanghái la mayor salida a bolsa de la última década en la China continental, una operación en la que también se flexibilizarían las reglas informales sobre la relación precio-beneficios.
Ese portal especializado también indica que cada vez más pequeños inversores están entrando en los mercados, atraídos por la tendencia positiva, la flexibilización de la política monetaria y la recuperación económica: China es uno de los pocos países del mundo donde el virus ya parece controlado y donde la actividad regresa a una relativa normalidad.
La inundación de liquidez hace que muchos inversores individuales empleen dinero prestado para comprar acciones, y no solo entre los chinos: muchos compradores internacionales están aprovechando las inyecciones de los bancos centrales a nivel mundial y esto se ve reflejado en una mayor actividad en la conexión entre Hong Kong y las bolsas de la China continental.
– Pekín anima a los inversionistas –
Y es que la confianza también viene de la propia prensa oficial, lo cual parece indicar que Pekín ve con buenos ojos la situación.
En un editorial publicado esta semana, el Diario del Mercado de Valores de China -rotativo económico dependiente de la agencia estatal Xinhua- anima a crear «urgentemente» una «tendencia alcista sana» en los mercados del país que «dé más apoyo a los nuevos motores económicos».
Además, incide en el objetivo de hacer los mercados chinos más competitivos ante la competición «cada vez más fiera» con Estados Unidos.
Eso deja entrever una mayor intervención gubernamental, como ya indicó hace semanas el diario oficial Global Times cuando SMIC anunció su intención de salir a bolsa en Shanghái: «Habrá una mayor inversión de otros agentes del Estado, lo que demuestra que el ‘equipo nacional’ está empleando todos sus recursos para apoyar totalmente sus avances ante los castigos de Estados Unidos».
Pero Zhang Gang, analista jefe de Southwest Securities, advierte en declaraciones a Efe: «Hay una tendencia a la burbuja en los valores tecnológicos» debido a que China no puede sustituir las tecnologías estadounidenses en todos los campos.
En su opinión, vienen baches para las tecnológicas, y pronostica que «en las industrias tradicionales no habrá tal influencia porque no serán sancionadas por la comunidad internacional».
– El fantasma de 2015 acecha –
La cantinela de un mercado bursátil potente no es nueva en China: el CSI 300 marcó su máximo histórico a mediados de 2015, aunque la resaca fue reseñable, ya que tres meses después había perdido casi el 40 % de su valor.
La diferencia, según Zhang, es que entonces el camino hacia ese pico duró «varios meses» pero ahora ha sido «solo en días», aunque en términos de apalancamiento o participación de los inversores la situación es «similar».
No obstante, recuerda que «una gran cantidad de fondos ilegales entraron en el mercado en 2015» y afirma que en esta ocasión el regulador bursátil ha actuado de forma diferente: esta semana señaló a 258 compañías que se dedicaban a prestar dinero irregularmente a inversores para comprar acciones.
¿Cómo influirá este frenesí bursátil en China en los mercados internacionales? Oliver Jones, analista de la consultora Capital Economics, recuerda que en 2015 «los mercados de otras economías avanzadas apenas reaccionaron cuando el CSI 300 aumentó su valor a más del doble en menos de nueve meses, y resistieron cuando cayó».
Cabe destacar que la exposición internacional ahora es superior debido a que hay cuatro veces más títulos en manos de inversores extranjeros, aunque su compra sigue estando muy restringida para ellos.
Eso sí, Jones recuerda que las noticias que llegan de China, donde los mercados están más orientados a la especulación que en Estados Unidos, hay que ponerlas en perspectiva: «El CSI 300 es un índice extraordinariamente dado a la volatilidad extrema».
EFE