En 1936, Arturo Uslar Pietri dijo que podría volverse improductivo, ocioso y parásito del petróleo. Pietri Tenía una inquietud y parecía angustiarle.
El Tiempo de Bogotá: La fatalista profecía de un joven sobre Venezuela, hace más de 80 años
“Esta gran proporción de riqueza de origen destructivo crecerá sin duda alguna el día en que los impuestos mineros se hagan más justos y remunerativos, hasta acercarse al sueño suicida de algunos ingenuos que ven como el ideal de la hacienda venezolana llegar a pagar la totalidad del Presupuesto con la sola renta de minas, lo que habría de traducir más simplemente así: llegar a hacer de Venezuela un país improductivo y ocioso, un inmenso parásito del petróleo, nadando en una abundancia momentánea y corruptora y abocado a una catástrofe inminente e inevitable”.
Ese es uno de los fragmentos del editorial que el intelectual venezolano escribió ese año y que tituló: “Sembrar el petróleo”.
Se trata de una frase que ha acompañado a varias generaciones de venezolanos.
Las interpretaciones de ese texto son diversas: para muchos es simplemente una reflexión personal sobre el momento histórico que vivía el país, mientras que para otros va más allá.
“Es una profecía autocumplida”, señaló en 2016 José Rafael Revenga, amigo de Uslar Pietri, estudioso de su obra y filósofo venezolano.
Antonio Ecarri, presidente de la Fundación Casa Arturo Uslar Pietri, tiene una opinión similar y añade:
“Más que una profecía, ‘Sembrar el petróleo’ se convirtió en la gran tarea inconclusa de los venezolanos”, le dice a BBC Mundo.
“Y eso lamentablemente nos tiene hoy como el peor ejemplo de la región en cuanto a desarrollo económico y pobreza”.
“La conciencia nacional”
Arturo Uslar Pietri es una de las plumas más brillantes de la literatura venezolana.
Fue autor de “Las lanzas coloradas”, “El camino de El Dorado”, “Oficio de difuntos”, “La isla de Robinson”, “De una a otra Venezuela”, entre otras obras.
Escribió decenas de ensayos, cuentos, poesías y obras de teatro. Fue uno de los pioneros del realismo mágico.
Ganó varios premios literarios, entre ellos, el Príncipe de Asturias de Las Letras y el Rómulo Gallegos.
Fue abogado, periodista, filósofo, político, senador, ministro, pero quizás muchos venezolanos lo recuerdan más por sus programas de televisión,en los cuales enseñaba historia.
Se le considera uno de los intelectuales más importantes de Venezuela del siglo XX.
En 1958, durante el régimen de facto de Marcos Pérez Jiménez fue detenido por firmar un “manifiesto contra la dictadura” y en 1963 se lanzó a la presidencia, pero sin éxito.
De hecho, tras su muerte en 2001, el obituario del diario británico The Guardian lo recordó como “posiblemente el mejor presidente que Venezuela nunca tuvo”.
El autor de ese artículo, Phil Gunson, lo llamó: “El escritor que fue la conciencia nacional de Venezuela”.
En 1997, Uslar Pietri llegó a decir:
“Si en este momento, por azar infortunado del destino, los precios del petróleo bajaran de una manera importante en el mercado mundial, Venezuela sería un caso para la Cruz Roja Internacional. Aquí vendrían a repartir sopas en las esquinas”.
Sembrar el petróleo. Arturo Úslar Pietri. El martes 14 de julio de 1936 el diario Ahora, que entonces se publicaba en Caracas
¿Qué quiso decir?
Cuando Uslar Pietri escribió el editorial que salió publicado en el diario Ahora, Venezuela estaba en el proceso de pasar de ser un país rural a uno petrolero.
“Uslar Pietri fue una voz más entre un grupo de intelectuales que expresaba sus inquietudes sobre los retos del país que estaba saliendo (del régimen autoritario) de Juan Vicente Gómez”, le dice a BBC Mundo Edgardo Mondolfi Gudat, viceprimer director de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela.
“En ese momento el petróleo no tiene un rol central en la economía del país, es una actividad periférica”.
Lo significativo de ese editorial, reflexiona el historiador, es que pone de manifiesto “que los venezolanos en ese momento no sabían lo que era el petróleo, no sabían los alcances del petróleo ni sus posibilidades futuras, ni su finitud o infinitud como recurso”.
Uslar Pietri planteaba en su escrito que esa riqueza era “limitada” y que el ingreso petrolero era algo transitorio que debía invertirse en actividades no petroleras:
“Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales”.
¿Profecía? ¿Comodín?
Cuando se cumplieron 80 años de la aparición del editorial, la Fundación Casa Arturo Uslar Pietri publicó una entrevista con Revenga en la que reflexionaba sobre cómo el planteamiento terminó siendo una “profecía autocumplida”:
“La siembra no ha contado con la semilla y cuando se contaba con ellas eran bien escasas, fueron sembradas en terrenos baldíos infértiles sin fertilizantes, sin tractores ni repuestos y sin entrenamiento para los agricultores o agroindustriales. Cuando todo esto se solventaba, se superaban las barreras y los obstáculos, entonces los créditos para sembrar en agricultura, ganadería o agroindustria terminaron por parar fuera del país”, señaló.
“Lo que estamos viendo en Venezuela es el fracaso de la siembra del petróleo porque el Estado acaparó todas las actividades del pueblo, de la gente, de la iniciativa de las personas y por eso nos encontramos donde estamos ahora. Eso no solamente se dio en los últimos 17 años (desde la llegada del chavismo en 1999) sino que viene de las últimas tres décadas”, indicó el analista.
“Sembrar el petróleo” ha sido una idea muy conocida y repetida en distintos contextos entre los venezolanos de diferentes épocas y edades.
Pero para el doctor en Historia Luis Alberto Buttó, con ese editorial sucede lo que ha pasado con muchas grandes obras de la literatura: “Que muchísima gente las cita pero nunca se las han leído, no conocen a profundidad su contenido”.
La frase se convirtió en “una especie de comodín repetido por generaciones”, le dice a BBC Mundo el coordinador del Postgrado en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar (USB), en Caracas.
Además, no todos en Venezuela están de acuerdo con que se le llame una profecía.
“Los historiadores no manejamos ese tipo de vocabulario”, enfatiza Mondolfi Gudat.
“Equivocado”
Buttó, quien es director del Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad, considera que el editorial tenía un problema:
“El planteamiento de Uslar estaba equivocado de raíz porque consideraba que la economía basada en la explotación de los recursos petroleros, la cual estaba en pleno crecimiento, era negativa, destructora porque su fundamento era la renta”, explica.
El autor, dice, creía que los frutos de esa actividad debían ser invertidos en el desarrollo del sector agrícola.
“Mientras el mundo marchaba hacia una industrialización acelerada, el pensamiento de Uslar se mantenía anclado a una economía rural”, señala el profesor.
Si hubiésemos desarrollado el sector agrícola, hubiésemos dependido de ese sector única y exclusivamente. Pero ¿dónde estaba la diversificación de la economía?”
Algo que obvia Uslar Pietri, de acuerdo con Buttó, es en qué se debía invertir la renta petrolera.
Y la respuesta no era otra que en el capital humano.
“Sí se sembró”
“El petróleo se sembró pero no de la forma como lo señalaba Uslar Pietri”, indica el historiador de la USB.
“Se sembró en el desarrollo de la gente, que fue un proceso que llevó a cabo la élite que instituyó la democracia en Venezuela a partir de 1958”.
Líderes como Rómulo Betancourt, Rafael Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa invirtieron esa renta petrolera en “el potencial de los venezolanos como agentes creadores”.
Un ejemplo fue la masificación de la educación, no sólo primaria y secundaria sino universitaria.
“Cuando cae la dictadura de Pérez Jiménez en 1958 y se instaura la democracia en Venezuela, la mitad de la población era analfabeta.
Dos décadas después, el porcentaje de analfabetismo era muy bajo”, dice.
En ese mismo periodo, el número de universidades pasó de seis a más de cien centros e institutos de educación superior.
“Eso permitió un proceso de formación de una clase media muy bien preparada y sólida que al volcar sus esfuerzos en las distintas áreas productivas del país permitió alcanzar importantes niveles de desarrollo”, explica el doctor.
Salud e infraestructura
Gracias a las inversiones en el sector de la salud la expectativa de vida del venezolano cambió de forma positiva.
Además, el país vio los beneficios de las obras de electrificación e infraestructura.
“Llegamos a tener autopistas y carreteras que eran modelo en América Latina. Ningún país en la región lo tenía”.
“De hecho, fue motivo de estudio para que ingenieros de otros países vinieran a estudiar cómo lo habíamos logrado”, reflexiona Buttó.
Además, los líderes que le dieron solidez a la democracia en Venezuela ayudaron a convertir a PDVSA en una de las empresas petroleras más importantes del planeta.
Para Mondolfi Gudat el petróleo fue el gran motor de la transformación nacional.
“Fatalista”
El viceprimer director de la Academia Nacional de la Historia dice que más allá de que Uslar Pietri “hubiese tenido ojo para diagnosticar el problema del petróleo en 1936”, hay algo que lo hace discrepar profundamente del pensador: su actitud crítica frente al rol del petróleo en la economía venezolana.
“Es que siempre tuvo una actitud demasiado fatalista con respecto al petróleo y sus posibilidades transformadoras”, indica.
“Esa tendencia de Uslar de ver el petróleo como una actividad generadora de ocio y de parasitismo y que llevaría a la sociedad a nadar en una abundancia momentánea y corruptora forma parte de su discurso fatalista”, señala Mondolfi Gudat.
La reflexión de Buttó va más allá:
“Yo no veo cuál puede ser la desgracia de que un país cuente con un inmenso caudal de recursos que pueda utilizar para su propio desarrollo”.
Si la industria petrolera llegó a ser la principal industria del país, obviamente tenía que ser la principal fuente de ingresos fiscales de la nación”, indica.
Y ese proceso no provocó que la gente dejara de trabajar.
“La gente se preparó y montó sus propios negocios y emprendimientos y eso contribuyó al desarrollo del país”, indica.
No se cumplió
“Yo no veo esa profecía que hizo Uslar en su momento”, dice el profesor.
“Al fin y al cabo, el que la gente de un país sea productiva no depende del recurso con el que cuenta sino de la consciencia sobre su papel en la construcción de la nación”.
“Si alguien dice que esa llamada profecía de Uslar se cumplió, yo diría que no fue así. El país avanzó, creció, se desarrolló”, explica Buttó.
Pero aclara: “Distinto es que las élites que en algún momento llegaron a gobernar el país o lo gobiernan hayan hecho una mala utilización de esos recursos”.
Para el historiador, el proceso de invertir en el capital humano se estancó “por la vigencia de ideologías desfasadas en la mentalidad (de quienes) en las últimas décadas han gobernado a Venezuela”.
“El hecho de que nosotros estemos en condiciones deplorables, como las que actualmente atravesamos, no se debe a que desarrolláramos una industria petrolera de importancia y al hecho de que nuestra economía descansara en la industria petrolera”, afirma Buttó.
“Se debe precisamente al proceso de destrucción, de desmantelamiento, de atraso que ha experimentado la industria petrolera en los últimos años, porque si estuviésemos en los niveles de producción y de comercialización del petróleo en el que deberíamos estar en este momento y se hubiese seguido el plan adecuado de inversiones y de reforzamiento de la industria, la historia sería distinta”.
Factores ajenos
En uno de los fragmentos del editorial, Uslar Pietri señala:
“La riqueza pública venezolana reposa en la actualidad, en más de un tercio, sobre el aprovechamiento destructor de los yacimientos del subsuelo, cuya vida no es solamente limitada por razones naturales, sino cuya productividad depende por entero de factores y voluntades ajenos a la economía nacional”.
De acuerdo con Mondolfi, Uslar Pietri expresó una inquietud que tenía que ver con los vaivenes que afectaban de manera significativa los principales productos de exportación no petrolera venezolanos como el café o el cacao.
“Expresa una angustia de cómo anticiparse para evitar las incidencias de esas fluctuaciones (en los mercados internacionales), pero no está revelando nada nuevo con respecto a algo que es propio de los commodities” (materias primas).
Buttó lo interpreta como una preocupación basada en la dinámica del negocio petrolero de esa época:
“Yo creo que Uslar Pietri se refería a que la industria petrolera venezolana estaba en manos de compañías extranjeras y la única fuente de ingreso que Venezuela obtenía del negocio petrolero estaba basado en el cobro de regalías (…) Y los impuestos sobre la renta que generaba la venta de ese petróleo”.
“Maldición”
En otro apartado, Uslar Pietri señala:
“Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales”.
Buttó reflexiona: “Si estuviese de acuerdo con eso, negaría mi propia condición”.
“Me formé en instituciones del Estado venezolano, toda mi vida profesional la he dedicado al desarrollo de mi país. Jamás he sido un flojo, jamás he sido un aprovechador de esos recursos”.
“Y sería negar la condición de millones de venezolanos que hemos puesto nuestro empeño, nuestro trabajo, en función del desarrollo nacional”.
Mondolfi Gudat señala: “No comparto esa visión de la maldición del petróleo (…) porque creo que si algo hizo el petróleo fue darle un sentido absolutamente inesperado a lo que iba a significar la dinámica venezolana y al mejoramiento no sólo de las condiciones materiales de la sociedad, sino del advenimiento de agentes de poder distintos a los núcleos gobernantes”.
La dependencia
Para Ecarri, Uslar Pietri quería, con su editorial, alertar al país de que no se volviera dependiente de la renta petrolera y de que aprovechara esos recursos y los invirtiera en otras áreas de la economía.
“Es una advertencia en el marco del nacimiento de un país petrolero que después se convertiría en el primer exportador de petróleo en el mundo con una producción que llegaba casi a los 4 millones de barriles diarios”, señala.
Si bien el presidente de la Fundación Casa Arturo Uslar Pietri reconoce que se hicieron grandes obras de infraestructura gracias a la renta petrolera, hubo un efecto colateral:
“Lamentablemente lo que se hizo con la industria petrolera fue hacer crecer al Estado de manera abusiva, de manera inmensa, y eso provocó que la sociedad venezolana entera dependiera de él y no al revés”.
Y, de acuerdo con Ecarri, eso fue algo que anticipó Uslar Pietri con los años:
“Mientras que en su editorial de 1936 apostaba por darle fuerza al Estado porque era muy débil, a partir de 1958 advierte que el Estado no debía crecer tanto y que no fuésemos absolutamente dependientes de él”.
“Lo que planteaba Uslar con ‘sembrar el petróleo’ era utilizar la renta petrolera para construir una economía sólida, con niveles sociales y económicos adecuados y teniendo la educación como la gran bandera”.
Un profundo pesimismo
Según Ecarri, la idea de “sembrar el petróleo” sería una constante en el pensamiento y la obra de Uslar Pietri a lo largo de las décadas.
Y el pesimismo también lo acompañaría, como se deja constancia en la gran “Entrevista a Arturo Uslar Pietri: ajuste de cuentas” del ensayista, poeta e historiador venezolano Rafael Arráiz Lucca.
La conversación, publicada en Prodavinci en 2019, evoca una serie de encuentros que el autor sostuvo con Uslar Pietri durante 2000 y 2001.
A sus 94 años, el intelectual volvería a ser implacable con Venezuela:
“(…) se hizo un país subsidiado, un país rentista, esa cosa horrible que es ser un país rentista. Venezuela es un país que no vive de su trabajo, vive de la renta petrolera, que la maneja el Estado, que le cayó al Estado como un don del cielo, y los venezolanos no hemos sido capaces de hacer eso que yo dije hace 60 años, y que me he cansado de repetir sin que nadie me haga caso: hay que sembrar el petróleo”.
E insistía en que a ningún país latinoamericano “le llovió de repente una riqueza gigantesca, que equivale a seis o siete planes Marshall”, en referencia al plan de ayuda de EE.UU. a Europa para la reconstrucción tras la II Guerra Mundial.
“Estoy muy angustiado con esto que está pasando con este país. Este es un momento muy malo, muy peligroso, hay mucho dinero, muchísimo dinero y no hay orientación”, le dijo a Arráiz Lucca.
“No tengo esperanzas”.
“Hay que ver lo que hubiera sido este país con esa montaña de recursos, si el Gobierno hubiera tenido un poquito de sentido común”.