Con el asunto del bloqueo impuesto por los gringos y las dificultades que tenemos con la señal de Internet, de la cual la CANTV hace rato se olvidó, hemos vuelto a la televisión nacional. Hemos intentado distraernos, dado este forzado encierro, con sus viejas programaciones. Con mi antena rudimentaria amarrada a un largo palo, hemos podido sintonizar, unos bien y otros bastante mal, 12 canales: 6 son del Estado, uno de ellos de cobertura internacional, y 6 privados. Ah, pero ahora resulta que a Maduro se le ocurrió, en medio de tanta complicación, montar su propio programa La Venezuela de verdad… Y lo hace al final de cada tarde de dios, encadenado a esos 12 canales que forma nuestro horizonte televisivo. Caramba Sr. Presidente, agarre usted sus seis canales y dedíquelos a eso, que por cierto, es lo que ya vienen haciendo. No ocupe canales que no son suyos, no nos tuerza el cuello a los que queremos ver, que se yo, El Chavo del 8, Hechizada o simplemente lo que nos dé la gana. Hacerlo, Sr. Presidente, es para decirlo suave y decentemente, profundizar en nuestro aburrimiento.