Enrique Contreras Ramírez: La descolonización como proceso

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No se puede hablar de independencia, cuando arrastramos y copiamos las ideologías y los modelos civilizatorios de quienes nos han invadido.

La lucha por la independencia y la libertad plena se encuentra  introducida en la existencia del ser  y el pensamiento de los pueblos de América Latina, sus querellas en el plano histórico así lo han demostrado, donde se rechaza la sumisión, la injusticia, las autocracias, las dictaduras y donde se ha intentado romper con la hegemonía foránea que han impuesto en nuestras naciones bajo la complicidad de gobiernos títeres, que se han prestado para mantener a nuestros pueblos enajenados y sometidos, pues a lo largo del tiempo han impedido tener sociedades más humanizadas con identidad propia, en esa búsqueda para la emancipación definitiva y donde se aplasta nuestra soberanía como naciones. Esta línea de doctrinas que se han mantenido en el campo filosófico, político e ideológico no sólo ha sido una constante en el acompañamiento de las luchas que se han librado, sino que forma parte del componente teórico del pensamiento latinoamericano hasta nuestros días.

Hemos vivido en un mundo donde el reconocimiento de la multiplicidad histórico-cultural existente no se ha querido respetar y mucho menos reconocer, por quienes han impuesto las reglas del gran capital, situación que arrastramos desde la colonia hasta el presente y donde se quiere imponer el pensamiento único, ignorando o invisibilizando la convivencia de comunidades, pueblos y naciones que conllevan hábitats y espacios territoriales que se articulan entre ellos para favorecerse mutuamente.

Si bien es cierto que América Latina gano sus guerras de independencia y se logró derrotar al invasor, no es menos cierto que seguimos sometidos  bajo la influencia inducida del anglo/americanismo, donde hemos copiado sus modelos civilizatorios, unos unidos al capitalismo y otros unidos al socialismo bajo la complicidad de gobiernos títeres que se han prestado para tales fechorías con tal y les dejen con sus respectivas cuotas de poder.

Tal afirmación, nos introduce en una discusión necesaria y donde dos tendencias se hacen presentes para monopolizar la orientación que debemos tomar o bien con la llamada derecha o la llamada izquierda y donde no tiene cabida cualquier otra propuesta del pensamiento que sea realmente  nacionalista y patriótica, que se pueda sustentar en el ideal dejado por hombres como el maestro Don Simón Rodríguez.

Somos una colonia

Hoy esa derecha y esa izquierda, impulsan en su praxis el paradigma globalizador,  se podrán diferenciar en el discurso pero en sus ejecutorias actúan de igual manera sobre todo en sus respectivas relaciones de poder y como dice Domingo Tiamo “Donde existen relaciones de poder no podrá haber jamás ninguna revolución, porque ese poder produce jerarquías, posiciones sociales, privilegios y esto ha sucedido tanto en los países llamados capitalistas como los llamados socialistas.” (TIAMO, Domingo. Donde hay Relaciones de Poder, no habrá Revolución. Revista Ruptura Continental. No. 1, Febrero/2016. Caracas.).

Aquí se hace obligatoria la reflexión, para cualquier persona pensante en el marco de estas dos tendencias, más cuando las dirigencias de los partidos sin excepción impulsan y legitiman, -cada quien a su manera- el paradigma globalizador a nombre de una “democracia” que nunca hemos tenido, cuando se sabe a simple vista que se están lucrando en ese afán de acumulación del capital a costa del hambre y la miseria de nuestros pueblos. Ellos (los partidos políticos) y me refiero a su “alta” dirigencia política, ocultan en sus respectivos discursos que ya no somos estados naciones, que el nuevo capitalismo –en el nuevo orden mundial-  nos convirtió en estados corporativos, que hay un grandísimo costo ecológico como es el caso de Venezuela donde el 12.5% de nuestro territorio lo están convirtiendo en un desierto y donde se asesina y se tortura a nuestros originarios ocupantes de esos territorios y me refiero a lo que está pasando en el Arco Minero venezolano.

Quiera o no entenderse, seguimos siendo una colonia, en tiempos de globalización, al igual que en el ayer, solamente que el capitalismo de ahora es mucho más perverso y retorcido “… mientras los actores principales de las anteriores expansiones eran los Estados, esta vez son las empresas y los grupos industriales y financieros privados los que se proponen dominar el mundo. Nunca los dueños del planeta han sido tan poderosos. Estos grupos están situados en la triada -USA, Europa y Japón- y la mitad de ellos está radicada en Estados Unidos. (RAMONET, Ignacio. La Crisis del Siglo. Fundación Editorial el perro y la rana. 2008. PP. 48).

Para evitar la unidad de nuestros pueblos, buscan distintas maneras de mantenernos divididos y para tales fine utilizan el chauvinismo, utilizándolo como aparato e instrumento político e ideológico para meterle en la cabeza a la población de un inexistente  sentimiento patriótico. Solicita, en ese sentido, a la conmoción por encima de la razón. Suele estar asociado a ideologías totalitarias, xenófobas y racistas y su único objetivo, propósito y fin es el fraccionar a los pueblos, que como los nuestros conservan un sentimiento de unidad bolivariana, con una historia común y de lucha indestructible por lograr la emancipación definitiva frente a ese colonialismo eurocentrista que extendimos desde la invasión y que continuara con el origen de nuestras republicas hasta nuestros días.

Dividir, fraccionar y enemistar a nuestros pueblos, para seguir saqueándolos, despojándolos es la intención del capital, bajo la complicidad de los gobiernos y el silencio alcahuete de los que se autodenominan oposición, es una de las tareas de la guerra de baja intensidad, donde manejan la técnica del rumor, bajo la mirada celestina de los partidos políticos, religiones, medios de comunicación –entre otras instituciones- con el fin de crear odio entre nuestras naciones y los pueblos, de allí que esa guerra de baja intensidad tiene un carácter ideológico y político que contribuye al dominio de la gente y donde ese eslogan popular se hace muy eficiente: Divide y vencerás.

 Descolonización

Si entendemos por descolonización que la misma se admite como el proceso de emancipación política, económica, social y cultural de una nación que ha estado bajo el dominio extranjero, Venezuela al igual que el resto de América Latina requiere de manera urgente de ese proceso: ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo lograrlo?

Así como en el ayer la independencia de éste nuestro continente Abya Yala, se tuvo que organizar la revuelta, en el presente es la propia sociedad civil la que tiene que organizar esa misma revuelta, darle continuidad a esa guerra de independencia, generar y crear un  proyecto de país desde abajo, poner a funcionar muchas escuelas itinerantes donde se pueda discutir y formar la población para que se sepa hacia donde hay que apuntar sin la influencia de los partidos políticos, sin financiamientos foráneos y donde no tengan nada que ver las influjos ideológicos y políticos del llamado socialismo y capitalismo, donde entre en vigencia todo el pensamiento -hoy más vigente que nunca- el corpus doctrinario de  nuestro Simón Rodríguez.

Es aquí donde tendrán gran valor los poderes creadores del pueblo, para poder cerrarse a la  la globalización neoliberal, inducida hoy día  por las clases dominantes. En esa resistencia cultural, política y militar se une completamente la retentiva histórica de nuestros pueblos para poder volver ser naciones, inspirarse en sus luchas libertarias de nuestro proceso independentista en búsqueda de la emancipación definitiva,  para que la fuerza moral en esa fuerza de pueblo consolide la lucha por la construcción de una verdadera patria, donde se rescate su espiritualidad y religiosidad, su moral combativa, su perseverancia revolucionaria, costumbres, folclor, su ciencia y tecnología popular, sus formas de producir, sus creencias, su modo de vida, para  abrirse paso en las confrontaciones que se han de librar y que se libran,  utilizando todas las formas de lucha contra los que pretenden mantenernos como sus colonias en esas nuevas formas ideadas por el imperio del capital.

Hoy más que nunca, la posición visionaria de Bolívar está presente y cada día que pasa se hace más actual. Sólo se logrará la emancipación si nuestro continente Abya Yala marcha junto, enarbolando la bandera de la soberanía e independencia para la emancipación definitiva.

Es aquí donde está el reto o lo asumimos o seguiremos siendo esclavos, en sus nuevas modalidades diseñadas por el paradigma globalizador.

 

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