En una “Guerra sin restricciones” que se está dando y arreciando entre EE.UU., China y Rusia no hay espacio para una posición multipolar de la Venezuela democrática, en especial porque estamos en el epicentro de esta guerra en la región.
Mundo multipolar
Durante el período de democracia civil que reinó por casi medio siglo en Venezuela, uno de los objetivos de la política internacional era la búsqueda de un mundo multipolar. Y así aparecía en los diferentes planes de la nación, incluso durante los primeros años del siglo XXI. Fue en el “Primer plan socialista de la nación” (2007-2013) cuando se asumió que el objetivo era derrotar al imperialismo norteamericano.
Desde su llegada al poder, Chávez se empeñó en acercarse a China y Rusia, aun cuando al principio estas potencias más bien lo miraban con recelo. Eran los años en que una vez disuelta la Unión Soviética, los rusos buscaban un acercamiento a EE.UU. y China no estaba embarcada en salirse de su área de influencia en Asia.
Por su parte, en los EE.UU. se había impuesto una concepción cosmopolita de las relaciones internacionales; principalmente desde el partido demócrata y la posición imperialista promovida más desde el campo de los republicanos perdía fuerza. Es decir, el “softpower” se imponía al “hardpower”.
Llegan los rusos y chinos
Lo cierto es que conforme nos adentramos en el siglo XXI, la presencia de EE.UU. hacia América Latina, en especial a partir de G. W. Bush, decae y se centra en el Medio Oriente empujada por los sucesos del 11 de septiembre de 2001. Entonces las potencias extracontinentales de China y Rusia llenan ese vacío de la mano del castrochavismo, que se expande en la región con la llegada de lo que se llamó “la marea rosada” de países ligados de una u otra manera al socialismo del siglo XXI.
Esto se hace posible por unos importantes cambios en China y Rusia. En China fue con la política de que “el socialismo y la economía de mercado no son incompatibles” de Deng Xiaoping que promueve la apertura al capital extranjero a partir de fines de los año setenta; mientras en Rusia se daba la perestroika y el glasnost, lo que remató con el arribo de Putin al Kremlin.
Lucha imperial
Estos movimientos geoestratégicos pudieran ser vistos desde una posición cosmopolita, como un movimiento en la dirección multipolar de las relaciones internacionales; pero en realidad expresan la lucha entre imperios para el control geopolítico del mundo. Venezuela se convierte en el epicentro de esta lucha geopolítica por el control del globo; su conquista representa un avance geopolítico de Rusia y China en el área de influencia de EE.UU., a parte de las riquezas del subsuelo venezolano. Es una lucha que se viene dando soterradamente entre EE.UU., Rusia y China; por supuesto no sólo en y por Venezuela. Es la lucha de los imperios para controlar el mundo globalizado.
Hablemos de China. No sólo se trata de los grandes planes de esta de expandirse por el mundo, que están a la vista de todos como es el caso de la Ruta de la Seda (One Belt, One Road Initiative o BRI/Belt and Road Initiative) para conectar a China con occidente –así como con el sudeste asiático, el océano Índico y el Este de África- con carreteras, vías férreas, puertos y aeropuertos.