El segundo país con la migración más alta del mundo es Venezuela, según la ONU

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Los migrantes venezolanos caminan hacia la frontera peruana con Ecuador, después de que se impusiera una nueva ley de migración para que todos los migrantes venezolanos tengan visas y pasaportes válidos, en Tumbes REUTERS/Guadalupe Pardo

 

Con más de 3.7 millones de personas que huyeron de sus fronteras, la diáspora venezolana se ha convertido en la segunda ola migratoria más alta del mundo, según números del Alta Comisión de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

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Solo superada por Siria, con más de 6 millones de refugiados en el mundo, la crisis humanitaria en Venezuela, ocasionada por la dictadura chavista de Nicolás Maduro, causa alarma en las principales organizaciones mundiales.

La clasificación suministrada por ACNUR a través de su cuenta oficial en la red social Twitter, fue completada por países como Afganistán (2.7 millones), Sudán del Sur (2.2 millones) y Myanmar (1 millón).

“La paz y la estabilidad en uno de esos países marcarían una enorme diferencia”, manifestó el organismo.

De acuerdo con ACNUR, En el pasado, Venezuela ha generosamente acogido a miles de personas refugiadas de la región y otras partes del mundo. Ahora, la cantidad de personas de Venezuela obligadas a abandonar sus hogares continúa aumentando, y un número significativo de ellas necesita protección internacional. Más de 4 millones de venezolanos y venezolanas salieron de su país hasta la fecha, según los datos de los gobiernos que los reciben, lo que representa una de las mayores crisis de desplazamiento en el mundo en tiempos recientes.

Ha habido un aumento del 8 mil por ciento en el número de venezolanos y venezolanas que solicitaron la condición de refugiado en todo el mundo desde 2014, principalmente en las Américas. Muchos venezolanos y venezolanas que cumplirían con los criterios para ser reconocidos como refugiados no solicitan protección internacional a través de los procedimientos de asilo y, en cambio, optan por otras formas legales de estadía en los países anfitriones, que pueden ser más rápidas de obtener y permiten acceso al trabajo, la educación y los servicios sociales.

Sin embargo, cientos de miles de venezolanos y venezolanas permanecen sin ningún tipo de documentación o permiso para permanecer regularmente en los países cercanos, y por lo tanto carecen de acceso formal a los derechos y servicios básicos. Esto los hace particularmente vulnerables a la explotación laboral y sexual, el tráfico de personas, la violencia, la discriminación y la xenofobia.

La mayoría de los refugiados y migrantes de Venezuela que llegan a los países vecinos son familias con hijos, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidad. A menudo obligados a tomar rutas irregulares para alcanzar la seguridad, pueden ser víctimas de traficantes, tratantes y grupos armados irregulares. Más y más familias llegan con recursos cada vez más escasos y tienen una necesidad inmediata de documentación, protección, albergue, alimentos y medicamentos.

Los países y comunidades de acogida en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y el sur del Caribe los han recibido con generosidad, pero están cada vez más sobrecargados y algunos están llegando a un punto de saturación.

 

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