Maduro quiere hacer creer que es todopoderoso y que tiene la situación política controlada. Lo refería hace unos días en una entrevista el querido Padre Virtuoso, cuando decía que la Fuerza Armada y sus aliados en el exterior son quienes sostienen a Maduro en el poder y que por esa razón “… prescinde de la suerte de la gente, pues siente que ese descontento lo puede acallar por la vía de la represión y del control social. Por eso cada vez cuenta con menos respaldo popular y su poder, aunque parezca imbatible, tiene pies de barro.”
En esa huida hacia adelante, lleno de ilegitimidad y convertido en un dictador criminal, convoca a una nueva farsa electoral que no va a servir para resolver sino para profundizar los problemas del país.
Obviamente, antes de la convocatoria se dedica a tomar decisiones a través de los poderes subordinados: designa inconstitucionalmente un CNE, cambia la forma de elección de los diputados, roba las siglas de los partidos políticos, y se asegura de que no exista ninguna condición de igualdad o transparencia. Por eso mantenemos nuestra posición de intensificar la presión interna para lograr elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables.
Veinticinco organizaciones políticas –junto a las que trabajarán muchas más y centenares de organizaciones de la sociedad civil– han anunciado que no se prestarán a la farsa convocada para el 6 de diciembre. Pero no basta con hacer ese anuncio. Es necesario que en los próximos días configuremos un pacto unitario por Venezuela, a través del cual se pueda organizar el cúmulo de esfuerzos que debemos articular para lograr la liberación del país.
El 5 de julio, día de nuestra Independencia, propusimos ese pacto y manifestamos algunas líneas que nos parecen necesarias para su concreción:
1-No hay forma de mostrarnos con fuerza ante los venezolanos, el sector militar y la comunidad internacional, si no estamos unidos. Hoy esa unidad es un reto.
2-Estamos llamados a participar en ese acuerdo todas las personas y organizaciones que tenemos claro que el objetivo central de toda esta lucha es lograr la liberación de Venezuela, sacando a Maduro del poder que usurpa. Esto excluye del acuerdo a los cohabitadores, alacranes, etc.
3-Todos debemos aceptar que podemos tener distintas formas de ver el camino para lograr el objetivo final. Nadie puede pensar que cuenta con la verdad absoluta. Eso nos obliga a definir una estrategia múltiple en la que se incluyan todas las vías que se han planteado, de manera que juguemos en todos los tableros y si uno de ellos despunta, lo apoyamos todos sin complejos.
4-Los esfuerzos por lograr ese objetivo son inmediatos. No podemos perder un sólo minuto en la búsqueda del objetivo planteado.
5-Este no es momento de discusión de liderazgos. Es momento de acompañamiento. A Juan Guaidó la circunstancia lo ubicó en la conducción y él debe facilitar un liderazgo colectivo y nosotros acompañarlo.
6-Tampoco este es el momento de vetar dirigentes. Nadie puede pensar que tiene el monopolio de la valentía, de la honestidad, de la entrega por Venezuela. El único tamiz que yo utilizaría en este momento es el que corresponde al punto 2, todo lo demás podrá dilucidarse luego de lograr nuestra liberación.
7-El gran punto de encuentro de este pacto podría estar en la necesidad de que todos asumamos la presión interna como la gran política de este momento. La presión internacional ha sido formidable. A nosotros nos corresponde intensificar la interna.
8-Si se está discutiendo una nueva forma de organización de las fuerzas democráticas, el pacto integraría esa nueva estructura.
9-Tan importante como el fondo es la forma. Creo que los venezolanos necesitamos ver a nuestra dirigencia y a los representantes de la sociedad civil comprometidos, unidos, dispuestos. Por eso planteo un acto –presencial y virtual– que tenga toda la solemnidad, en el que puedan mostrarse juntos los líderes más visibles de la Venezuela Democrática. Debemos seguir con fe y esperanza, hasta lograr el objetivo de la liberación de Venezuela.