Creo que nuestro compañero Carlos Lanz está vivo. Se debe escribir responsablemente sobre él. Los que lo tienen están pendientes de lo que se comenta. Carlos es importante para ellos. Pero es mucho más importante para nosotros. Pocos han escrito tan profundamente sobre el tema de la guerra no convencional y la seguridad como lo ha hecho él. Está vivo y lo queremos vivo.
Hemos despedido a varios compañeros como Darío Vivas, el “Chino” Khan, Alonso Valdez, un compañero muy cercano y querido, lo mismo que “Barcelona,” ambos fundadores de la OR/Liga Socialista. Por los compañeros y gente del pueblo que este letal virus se ha llevado, redoblamos nuestros esfuerzos solidarios para reforzar la unidad que nos permita salvar la vida y el bienestar de muchos, no sólo materialmente, que es muy importante, sino espiritualmente que implica la solidaridad en todos los aspectos de la vida y la mano siempre tendida para el sostén del alma en la cotidiana existencia. Hoy más que nunca esa solidaridad es crucial, pues si algo impulsa el imperialismo cuando nos golpea, es el estímulo a las salidas individuales, el sálvese quien pueda, sin importar quién se queda en el camino. La prédica de Carlos ha estado dirigida a preservar nuestro espíritu de resistencia y de ofensiva para defender la patria, nuestra cultura, nuestra independencia y la fraternidad con todos los pueblos que marchamos juntos liberando a la humanidad y a la naturaleza. Su ensayo Guerra no convencional y estrategia de amplio espectro es de obligatoria lectura y de práctica cotidiana para garantizar la defensa integral y la unidad con todos los pueblos hermanos.
Nuestro deber es intensificar la denuncia y la presión por su libertad. Sin duda los cuerpos de seguridad transnacionales coordinan esta agresión. En nuestra denuncia ese señalamiento es esencial, incluso, acusando directamente a Trump como criminal y secuestrador. Hay que lograr que los criminales sientan la presión de nuestro pueblo. Carlos es un dirigente político, un intelectual con una obra publicada y una importante experiencia como docente de la Universidad Central de Venezuela.
Por supuesto, también es un trabajador de la cultura y lo ha probado en barrios, en fábricas, campos y ciudades. La política de la CIA es la de criminalizar a los revolucionarios. Debemos impedirlo.