Juan Guaidó reemergió proponiendo al país un Pacto Unitario basado en la integración de la sociedad civil, la academia y los partidos de oposición, menos los que participan en la Mesa de Diálogo con el oficialismo y las directivas de los partidos colonizados o judicializados por el Tribunal Supremo de Justicia, para reactivar la lucha contra el gobierno de NM.
Guaidó ya ha adelantado los siguientes objetivos: “Denunciar, desconocer y enfrentar las elecciones parlamentarias. Convocar a la población venezolana para algún tipo de evento en el que el país pueda expresar su voluntad a través de un mecanismo nacional e internacional de participación ciudadana. Convenir una agenda de acción y movilización de la ciudadanía en el ámbito nacional e internacional de forma que se logre “la actuación necesaria de la Fuerza Armada y la Comunidad Internacional”. Sobre estos objetivos, me permito hacer los siguientes comentarios.
Sobre “denunciar, desconocer y enfrentar las elecciones parlamentarias”, creo que esto tiene dos desventajas: una minoría de opositores sí van a votar y eso divide a la oposición y el voto es el único instrumento de expresión política que tienen las mayorías, pues no pertenecen a partido alguno ni tienen preferencias marcadas por ningún líder político, ni habrá una intervención armada multi ni unilateral ni es probable un golpe de Estado. Creo que el punto de equilibrio sería lanzar una campaña insistiendo en cada una de las condiciones electorales necesarias para ejercer el derecho al voto; entre otras: elegir también al Presidente de la República porque el 84% de los venezolanos así lo desea y porque NM no es reconocido por 60 países; voto en el exterior con solo presentar la cédula laminada; desjudicialización de los partidos colonizados por el TSJ mediante la elección de nuevas autoridades internas; remoción de los Rectores nombrados por el TSJ y nombramiento de los nuevos por la Asamblea Nacional presidida por Juán Guaidó; corrección del carácter nacional de los 110 nuevos diputados a favor de que sean regionales, como prevé y exige el artículo 186 de la Constitución (para evitar el “Quino o Llaves de Chávez”); liberación de los presos políticos y plenas garantías para ellos y otros dirigentes exiliados; observadores internacionales; etc., etc., etc., etc. Si bien estaríamos de acuerdo en que esta lista de condiciones es inverosimil porque el gobierno de NM no va a aceptarlas, la proliferación de estos mensajes, nacional e internacionalmente, pondría en grave evidencia al gobierno que ocupa Miraflores. Estas evidencias tendrían consecuencias. Alrededor del 84% que rechaza la gestión de NM estaría unificado alrededor de la denuncia de las condiciones electorales actuales, en vez de divididos entre los que quieren y no quieren votar. Más contundente aún sería convocar este pacto para responder al mayor problema de la oposición, que no es el conjunto de condiciones electorales inaceptables sino que su desarticulación no le permite elegir un candidato por curul, como sí lo logró en 2015, a pesar de las condiciones. De repetirse esta hazaña, a la oposición le sobrarían hoy los votos (81 a 19%) para volver a ganar los 2/3 de la Asamblea. Pero esperar esto es tan inverosímil como esperar que el oficialismo acepte mejorar las condiciones electorales.
“Convocar a algún tipo de evento mediante el cual la ciudadanía pueda expresarse a nivel nacional e internacional”. ¿Cómo? ¿Marchas, cacerolazos, encuestas, referendo, personas sentadas en la calle u orando al mismo tiempo? De veras que no visualizo un mecanismo para implementar este objetivo de manera que logre cambiar el gobierno de NM. Sin embargo, se pudiera utilizar la pandemia para presionar por postergar las elecciones parlamentarias y comprar tiempo para lograr mejores condiciones electorales y una articulación perfecta de la oposición, tipo 2015.
“Convenir una agenda de acción y movilización de la ciudadanía en el ámbito nacional e internacional de forma que se logre la actuación necesaria de la Fuerza Armada y la Comunidad Internacional”. ¡Caramba! En este sentido, ya Maria Corina Machado propuso la Operación para la Paz y la Estabilización, un proyecto que implicaría la creación de una coalición de fuerzas externas para intervenir y controlar el territorio venezolano desarticulando grupos irregulares y bandas criminales en Venezuela. ¡Caramba!
Visualizo al Pacto Unitario en función de tomar las banderas que más unan a los venezolanos en este momento y que tengan probabilidades de lograr resultados sólidos: 1. Movilizar alrededor de las condiciones electorales para poner en evidencia las actuales y postergar las elecciones en razón de la pandemia, pero no enfocarse en promover la abstención ni criticar a los que quieran votar. Malas consejas para mejores momentos. 2. Ocuparse de lo socioeconómico (y no sólo de la política): A. Exigir un cambio en el manejo del Covid-19 porque no podemos seguir “quedándonos en casa para morirnos de hambre”; “tenemos que salir a trabajar con máximas precauciones y protecciones”. Esta campaña también pondría al gobierno de NM en evidencia pues su enfoque unilateral en la cuarentena no responde al hambre del pueblo ni a la destrucción de las empresas -fuentes de empleo. B. Identificar un programa económico para impulsar el cambio de las políticas que han sometido a la ciudadanía a una crisis humanitaria, con o sin NM en el poder. Este programa se basa en privatizaciones, no más endeudamiento, dolarización formal, legalizar la liberación del cambio y de los precios, liberalizar los despidos de personal, las importaciones y exportaciones y descentralización. Que no se diga que no hay recursos para promover la recuperación económica pues estas medidas no sólo no cuestan un centavo sino que ahorran el despilfarro de las empresas del Estado y le producen ingresos por venta de acciones y recuperación de ingresos fiscales.
@joseagilyepes