José Manuel Rodríguez: Quiero preguntar qué pasó con la lealtad a Chávez

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Qué extraño maleficio hace que las palabras que suelta la gente pública tengan el mismo valor que las hojas desprendidas del árbol…

Durante años he agitado la bandera del buque insignia de Chávez. La enarboló en el 2007, cuando perfiló lo que era el socialismo del siglo XXI. Hablo de aquella propuesta que el Comandante plasmó en el artículo 16 de la Reforma de la CRBV. Con persistencia la he incluido en mis notas, artículos, charlas y talleres de formación política. La he llevado, inclusive, a las clases de postgrado. Y no he dejado de señalar lo que sucedió cuando ella fue sometida a referéndum: una parte, incuantificable pero definitiva del chavismo, votó en contra o se abstuvo. No tengo la menor duda sobre la responsabilidad del PSUV en los tres millones de votos menos que Chávez obtuvo en relación a su votación del año anterior. Trece años después, el Partido sigue corroborando tal oposición.

Seguramente fue el Comandante el primer sorprendido por esta contradicción partido-poder popular, pero no se desalentó. Empecinado como ninguno, buscó que le aprobaran las leyes del poder popular, y lo logró. Inclusive trató en dos ocasiones (2009 y 2011) de reformar el vetusto Código de Comercio para incluir en él la propiedad colectiva comunal como una nueva forma de mercado. Las dos veces la Asamblea Nacional con mayoría del PSUV, se lo engavetó. Pero continuó insistiendo. En la propuesta electoral para su reelección en el 2012, él mismo se encargó de colocar lo esencial de ese objetivo en el Plan de la Patria 2013-2019 y ya al borde de la tumba dio el grito que aún hoy sigue retumbando: Comuna o nada…

Con Maduro nada de lo descrito ha variado, sólo que, paradójicamente, las razones asociadas con defendernos de la violencia de la derecha, abrió una puerta para entrar a aquel escenario tan evasivo por el cual luchó Chávez. La convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente, para enfrentar la agresión reaccionaria, hizo efectiva la posibilidad de darle piso constitucional al poder comunal. Sin embargo, luego de dos años y medio, derrotada la violencia y fracturada en pedazos la oposición, se anuncia para diciembre el fin de la Constituyente. Sé que la Comisión de Comunas fijó posición muy clara y firme sobre el fraude al pueblo que esto sería.

Ahora bien, resulta notorio que, en los cuatro meses que faltan, con la pandemia impidiendo toda reunión, con un acuerdo secreto con los sectores democráticos de la oposición de terminar con la ANC, y con una elección por delante que es vital ganar; lo único trascendental que se concretará será una derrota mortal para el poder comunal. La paz republicana parece requerir la deriva del rumbo. El circunspecto Estado Social de Derecho vence otra vez al riesgoso Estado Socialista. En medio de un enorme silencio crítico sólo se oye el megáfono que exige lealtad a Maduro, olvidándose de la que le deben a Chávez. Es una lealtad que le pone un velo a los hechos. Claro, hay una gran excusa, estamos en guerra. Bien, haré lo que hacen los viejos, guardar como un tesoro ese estandarte, doblado cuidadosamente lo pondré junto a aquel edicto que lanzó Chávez después de las elecciones del 2006: el que votó por mí, votó por el socialismo… Ya vendrán nuevos tiempos.

 

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