Emprender un negocio en Venezuela es un acto de resistencia. Mantener vivo el ánimo de crear empresas y apostar por la economía formal, que agrega valor a la sociedad no solo en términos económicos, sino en calidad de vida y promoción de valores que fomentan el desarrollo, es una necesidad perentoria.
Sin embargo, en Venezuela las redes de apoyo que sustentaban el crecimiento de la capacidad emprendedora están reducidas a mínimas expresiones o han desaparecido. No obstante, la pandemia de Covid-19 está mostrando que esa voluntad de emprender sigue muy viva.
Vemos el surgimiento de nuevas empresas de delivery, iniciativas de e-commerce, nuevas propuestas gastronómicas, el lanzamiento de aplicaciones de servicios financieros y, poco a poco, se va construyendo un ecosistema empresarial a partir de un esfuerzo desligado de las redes públicas, sin crédito bancario, y con muchísimas dificultades. Es la clara demostración de un espíritu emprendedor que está abriendo las puertas a la economía post petrolera.
En medio de la pandemia, la recesión y la hiperinflación los venezolanos no se rinden. En el momento en que redactamos esta nota editorial, la escasez de gasolina vuelve a escalar como el problema más relevante para la actividad económica, poniendo en riesgo la viabilidad de la estrategia de flexibilización 7+7, porque sin combustible la cuarentena será forzada, no por el Covid-19, sino por la extrema dificultad para movilizar a personas y bienes.
Otro reto más para los emprendedores y emprendedoras, cuya expectativa de solución no es inmediata, pero que suma a los múltiples problemas que enfrentan quienes aspiran a crear nuevos negocios.
El gobierno ha lanzado incentivos impositivos para estimular, según dice, la creación de nuevos negocios, pero lo cierto es que las exenciones de impuestos o de patentes no contribuyen eficazmente a la creación de una empresa. Posiblemente, una política diferente de encaje legal, que libere el crédito bancario y la creación de reglas más efectivas para redefinir el microcrédito y hacerlo más accesible, serían de más apoyo.
En comparación con el auge de los años ´90, cuando Venezuela ocupaba los primeros lugares en actividad emprendedora a escala internacional, hoy estamos viendo un movimiento mucho más pequeño y limitado, constreñido por la recesión y la caída del consumo.
Sin embargo, aparecen empresas, incluso con modelos de negocios que miran oportunidades dentro de la pandemia, por lo que algunas unidades se han reconvertido para dejar de producir bienes que no tienen salida en la actual coyuntura, para fabricar insumos de primera necesidad en el escenario actual. Esa flexibilidad es vital para resistir.
Banca y Negocios