Johnny Galué: Los nuevos desafíos del derecho penal (I)

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Ningún país, ni desarrollado ni en desarrollo,  se salva del retrato sobre la corrupción, como lo indica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) con sede en París. Cerca de uno de cada dos casos de corrupción transnacional implica a “agentes públicos de países cuyo índice de desarrollo humano es alto”, es decir, los países desarrollados.

Cerca de uno de cada dos casos de corrupción transnacional implica a “agentes públicos de países cuyo índice de desarrollo humano es alto”.

La OCDE define la corrupción transnacional como el “hecho de ofrecer, beneficios o ventajas, de carácter pecuniaria o de otro tipo, a funcionarios públicos, para su provecho o para provecho de un tercero, para que este agente actúe o se abstenga de actuar en la ejecución de funciones oficiales, con vista a obtener o conservar un mercado, en el País receptor o  en el comercio internacional”. La OCDE se ha basado en la elaboración de este informe en 427 casos de corrupción juzgados por la justicia desde 1999, cuando entró en vigor su Convención Anticorrupción.

Los sobornos, suelen ser los casos de corrupción más habituales, a los empleados de empresas públicas (27%) o a agentes de aduanas (11%). En la mayoría de los casos, se pagaron para ganar mercados públicos (57%) o para realizar trámites aduaneros (12%). Según los informes, los sobornos se elevaron respectivamente al 10,9% del valor total de la transacción y al 34,5% de los beneficios obtenidos.

Estas transnacionales utilizan empresas pantallas, con otras denominaciones y sus propios logos identificativos de las originales, para eludir responsabilidades. Dos tercios de los casos afectan a ocho sectores de riesgo: las industrias extractivas, la construcción, el transporte, el almacenamiento, el sector salud y alimenticio últimamente afectado y el sector de la información y de la comunicación. En tres de cada ocho casos, los intermediarios, agentes físicos o vehículos jurídicos como las filiales o las empresas situadas en paraísos fiscales, han estado implicadas. Esto muestra a qué punto los vehículos jurídicos son “la piedra angular de la corrupción”, observa Friederike Röder, directora de la ONG One France. “La Unión Europea, está precisamente negociando la revisión de su directiva contra el blanqueo. Todo el mundo desea avanzar sobre la recogida de información sobre los beneficiarios efectivos del dinero situado en las empresas pantalla pero la negociación encalla en la publicación o no de los datos”, precisa esta Friederike Röder.

Según One, “los países en desarrollo se ven cada año privados de al menos 1000 millones de dólares que desaparecen, en las empresas pantalla a menudo disimuladas en los países de la OCDE”, que reúne a 34 países más desarrollados.

En su informe, la OCDE señala que en el 69% de los casos, se ha llegado a un arreglo contra el 31% que son fruto de una condena.

La corrupción siempre ha sido un factor que impide la aplicación de las políticas públicas y el presupuesto, en un escenario donde este tipo de actos imposibilitan que la economía se desarrolle de una forma segura y como está planeada. Este problema es mayoritariamente presentado en países del tercer mundo, ya que el desarrollo, las inversiones, las medidas tanto internas como externas recaen sobre la ejecución gubernamental y el desarrollo de cada Estado.

El propósito de este artículo, consiste en ofrecer un análisis de la potencialidad lesiva del fenómeno de la corrupción, sus consecuencias en el plano económico. Tomando en cuenta, las reglas contenidas en la  Foreign Corrupt Practices Act norteamericana, (Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero norteamericana).

Como es sabido, los relatos policiales norteamericanos, en la llamada novela negra, describen muy bien, cómo la corrupción, en sus diversas manifestaciones, forma parte de la sociedad y va moldeando las relaciones humanas, sin distinción de clases sociales. Estas novelas apuntan a cómo algunos, aprovechándose de fisuras institucionales y cierta tolerancia social, van construyendo su poder a través de la corrupción, conformando, organizaciones criminales.

Al efecto podemos citar un diálogo que tiene lugar en el libro “El sueño eterno” de Raymond Chandler, publicado en 1939. Philip Marlowe le comenta a Vivian Regan, refiriéndose a una determinada persona: “Tenía antecedentes penales”. Vivian le contesta: “No tenía las amistades adecuadas”.

 

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