Para un sano y productivo debate nacional sobre las sanciones y sus efectos, la abstención y la solicitud de suspensión de las elecciones parlamentarias pautadas para el 6 de diciembre, me permito exponer mi visión y plantear algunas interrogantes al respecto.
Ya es del conocimiento público o por lo menos de todos los dirigentes políticos que, en la Historia Universal, no existe ni un solo caso en el que se haya derrocado a un gobierno como consecuencia directa o indirecta de la aplicación de sanciones y bloqueos.
Siendo el mayor ejemplo de ello Cuba, con más de 60 años, de sanciones y bloqueos por los EEUU. Sanciones y bloqueos que solo han incrementado a la máxima potencia el sufrimiento, las carencias y la muerte del pueblo cubano, mientras que a los castros y su entorno de poder no les ha afectado en nada. Eso es un hecho evidente e irrefutable.
Igualmente, como sucede en Cuba, es también del conocimiento universal que en todas las otras naciones donde se han aplicado sanciones y bloqueos, el único afectado ha sido el pueblo, no los tiranos que ejercen el poder en esos países. Entre esos países gobernados por tirano está Venezuela a la que desde el 2017 los Estados Unidos, principalmente, le viene aplicando progresivamente sanciones económicas, además de las individuales a funcionarios corruptos y violadores de los DDHH (con las cuales estamos 100% de acuerdo), llegando hasta la actualidad al bloqueo de la importación de gasolina que hace el gobierno, con lo cual afecta a los ciudadanos directamente y no al gobierno de Nicolás Maduro.
Si bien es cierto que todos los males que hoy padecemos los venezolanos como la hiperinflación, el colapso de todos los servicios y la destrucción casi total de nuestra industria petrolera y por consiguiente la no producción de gasolina FUERON ORIGINADOS por el nefasto, corrupto y violador de los DDHH gobierno de Nicolás Maduro, mientras que él y su entorno de enchufados viven como reyes. No es menos cierto que las sanciones han venido a incrementar cada uno de esos males que padece el pueblo y que en nada afectan al gobierno. Eso es una realidad palpable e irrefutable.
A la situación de la no producción de gasolina por la sistemática destrucción de nuestra industria petrolera (PDVSA) a manos del gobierno de Nicolás Maduro, se le suma ahora, que gracias a las sanciones y bloqueo impuestos por los EEUU a petición de la oposición extremista que lideran: Leopoldo López, Julio Borges, María Corina Machado, Carlos Vecchio, Alberto Federico Ravell, Juan Guaidó y el G4. El Estado venezolano, el país no puede importar gasolina para solventar la escasez, con lo cual, es el ciudadano el que paga las consecuencias y no los que generaron el problema.
Cada día se hace más evidente que es el pueblo en general el único afectado y no Maduro y su entorno por las sanciones y el bloqueo. Ese impedimento, ese bloqueo estadounidense nos trae como consecuencia que todo en el país se paralice, desde la producción alimentaria, pasando por el transporte y llegando al sistema de sanitario público y privado.
A la par que el país vive esta paralización por falta de gasolina el señor Juan Guaidó que maneja CITGO, puede contribuir, si quisiera, a aliviar el padecimiento y las miles o quizás millones de muertes de venezolanos que se vienen produciendo por consecuencia del colapso de todos los servicios, la hiperinflación y del hambre que hay en la población en general, pero especialmente en la más vulnerable.
Así como lo hizo para sacar a su tío de la cárcel y lograr el acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el señor Guaidó puede llegar a acuerdos con el gobierno de Maduro, así como igualmente han llegado a acuerdos la Mesa de Diálogo Nacional (MDN) y Henrique Capriles con el indulto a los presos políticos y la habilitación política de otros. De manera que, se pueda traer gasolina y enfrentar la pandemia si realmente se tiene la conciencia y voluntad de ayudar, no al gobierno, sino a los venezolanos.
Pero, el señor Guaidó no lo hace, pues al parecer, aliviar el sufrimiento y evitar miles y quizás millones de muertes no está en sus planes. En sus planes sí está ahogar al máximo al pueblo venezolano con más y más sanciones para que éste en su desespero “se rebele en un estallido social” que provoque el derrocamiento de Maduro. A eso apuesta Guaidó y todos los que le respaldan. Todo a costa del mayor sufrimiento y muerte de los venezolanos. Que son utilizados como carne de cañón en la lucha por el poder. Esa es la realidad, la verdad que muchos hacen lo imposible por callarla. Por callarnos con ataques constantes por las redes, difamación y hasta amenazas.
Ante esta realidad y estrategia que, sin escrúpulos alguno, confiesan a diario Guaidó y todos los del G4 que aún le respaldan, así como los funcionarios del gobierno de Donald Trump, muchos ciudadanos, en nuestro derecho, nos preguntamos: ¿Qué sentido tiene seguir con un plan, con una estrategia de sanciones y más sanciones que por la experiencia mundial se sabe perfectamente que no produce, que no logra el objetivo de la explosión social y como consecuencia el “derrocamiento” de los gobiernos tiránicos? Solo nos queda pensar, NO VEMOS OTRA RAZÓN, que a estos dirigentes políticos del extremismo opositor, realmente les da igual salir o no de Maduro.
Su principal interés es el de seguir con sus cargos virtuales de “presidente encargado” y de embajadores y demás “funcionarios” de ese “gobierno de Internet”. Pues de allí están obteniendo beneficios financieros que de otra forma no podrían obtener. Repito, no se consigue otra explicación. Lo que igualmente nos lleva a concluir que mientras esa oposición extremista mantenga el monopolio de la conducción de la oposición en Venezuela, a los ojos del mundo y con el respaldo de 60 países. Será imposible lograr un cambio, una transición a la democracia. Pues, al igual que los del chavidurismo sus intereses son contrarios a los del país.
El reto, la tarea que tenemos los venezolanos no es nada sencilla. Pues, para recuperar a Venezuela y llevarla al progreso para todos será necesario salir antes de esa oposición extremista que responde solo a oscuros intereses financieros y foráneos, para luego sí poder salir del chavidurismo por la vía pacífica de lo electoral, antes no se podrá.
Mientras más se tarde, más difícil será. Para colmos, ahora esos opositores extremistas no solo siguen con su llamado a la abstención en las parlamentarias, sino que, por otro lado, piden la suspensión de las elecciones con el cuento chino de las condiciones “ideales” para ir a votar y el aumento de casos de contagios por COVID-19. Cuando la realidad es que sí existen condiciones, por lo menos iguales o incluso mejores que en 2015, para ejercer el voto.
Por otro lado, se sabe que tomando las medidas de bioseguridad pautadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para procesos electorales, la incidencia en el incremento de casos por asistir a votar sería mínima, nada significativa o ninguna. Siendo que ya en más de 40 países alrededor del mundo se han realizado elecciones sin contratiempos. Respetando, claro está, los protocolos correspondientes.
Por cierto, en EEUU y en Brasil que son 2 de los países con más contagios y muertes por COVID-19 en el mundo, se realizarán elecciones este año y allí nadie pide que se suspendan por la pandemia. O en la India que presenta más de 90 mil casos diarios, con un acumulado superior a los 5 millones y también realizarán sus elecciones en este 2020.
En fin, es más de lo mismo, los enemigos de la democracia, del voto, del diálogo, de los acuerdos políticos y de resolver la crisis por la vía pacífica continúan sin descanso 24/7 haciendo todo lo posible para sacarnos nuevamente, al igual que en 2005 y luego del 2016, de la vía electoral de la que los demócratas nunca debimos permitir que nos desviaran.
Queda de los venezolanos tomar la decisión crucial. O seguir por el sendero de los engaños, las aventuras, las falsas promesas y las fantasías de: López, Borges, Vecchio, MCM, Ravell, Guaidó y quienes le respaldan de lo que queda del G4. O entender que la única posibilidad real de salir de esto en paz es a través de lo electoral y los acuerdos políticos. Por el otro camino lo que nos espera es más fracasos, retroceso, violencia y muertes.
Los demócratas no nos podemos dejar engañar y utilizar. Detrás de la solicitud de suspensión de las elecciones, se esconde la inútil abstención.
@joserioslugo