Normalmente escribo los domingos. Con calma, tratando de evitar factores de distracción, pero a veces son inevitables. Todo cuanto viene a mi mente está vinculado al proceso de destrucción nacional, de desmoronamiento de un país que merece un mejor destino, pero que aún pareciera no haber tomado consciencia de la enorme responsabilidad de cada uno en las tareas a cumplir.
Estoy harto de la politiquería de quincalla baratera que pareciera apoderarse de buena parte de la dirigencia, tanto del régimen como de las “oposiciones”. En este último sector hay demasiada retórica, reunionitis permanente y cierta pasión por elaborar documentos que, sin duda, alimentarán la historia de estos tiempos pero, con excepciones, con poca contribución a la causa de la liberación. Sin embargo, a pesar de todo, seguimos en la disponibilidad permanente para contribuir a la causa fundamental de esta hora.
En esta época de reclusión forzada hemos dedicado algún tiempo a la lectura. Especialmente a libros ya leídos que dejaron alguna huella en nosotros. En la segunda o tercera lectura de algunos de ellos encontramos aspectos que se nos habían escapado. Ahora los apreciamos con mayor profundidad. Es el caso de PERSONA NON GRATA de Jorge Edwards. Entre muchas cosas importantes escribió. Cito: “Lo peor, quizás, era la sensación de estar prisioneros en su propio país, sin destino de ninguna especie: no se les permitía viajar aunque recibieran invitaciones al extranjero, con todos los gastos pagados”. Se refiere a los cubanos. Afirma que junto con la paciencia empezaba a perder la ecuanimidad en referencia a la Cuba ante la cual estuvo acreditado. “Había que esperar el enfrentamiento definitivo quedarían eliminados los tibios, los deliberantes, los intelectuales burgueses…, y los campos quedarían definitiva y claramente divididos”.
En otro segmento afirma: “…el fascismo de los gobiernos militares puede ser menos opresivo que el socialismo policíaco…Los militares derechistas solo reprimen a la oposición, mientras que en el régimen cubano el control se extiende poco a poco a los menores aspectos de la vida cotidiana”.
Este libro es una excelente proyección de la experiencia personal de su autor en Cuba, pero pareciera describir la que estamos viviendo todos los venezolanos.
El pueblo venezolano está sufriendo como nunca antes. Está esperando por los dirigentes que tendrían que estar a la cabeza de cuanto hay que hacer para revertir hacia lo positivo lo malo del presente. Me impresiona oír a gente que de buena fe dice que ese pueblo es cobarde, que no hace nada y que solo se queja en voz baja. Falso. Este pueblo está resistiendo hasta donde le alcanzan sus fuerzas y posibilidades de acción. La ausencia es a nivel del liderazgo, encerrado en el círculo vicioso de una politiquería insólita a estas alturas mientras el pueblo espera el llamado a la rebelión. Mientras tanto hace lo que puede para sobre vivir.
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