Neuro Villalobos: Lecciones de democracia

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“La expresión circunstancial del Estado, que es el gobierno, es la de un cretino al que debes engañar si quieres sobrevivir.” José I. Cabrujas.

Hay algo que ni siquiera nosotros hemos valorado suficientemente y no enfatizamos y recalcamos cada vez que podemos, es la lección de democracia que hemos dado la mayoría de los venezolanos y cómo ésta permanece en nuestras conciencias. En Venezuela lo hemos intentado todo en una lucha desigual y verdaderamente asimétrica. Desde las protestas callejeras hasta el camino de la diplomacia y el diálogo, tratando de evitar la provocación de un inutil derramamiento de sangre. Todo ha sido en vano frente a la delincuencia con disfraz político.

Los instrumentos, los métodos y la conducta política entre los que conforman al régimen con su baño de terror, violencia y prédica del odio, contrasta con los utilizados por quienes lo adversamos con paciencia inusitada, lo resistimos con fortaleza inesperada y persistimos con las firmes conviciones democráticas que nos alientan por lograr la ansiada libertad, El informe de la Misión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas ha puesto en evidencia la fibra democrática de los venezolanos al denunciar las atroces prácticas de Maduro y sus pandillas.

Decía Sigmund Freud que la razón no habla en voz alta, pero, no descansa hasta que se hace oír. Eso lo demuestra el referido informe y lo ha expresado con magistral contundencia y certeza nuestro Presidente interino en la 75a Asamblea de la ONU al hablar por todos los venezolanos agredidos, maltratados vejados, injuriados, afectados en nuestra dignidad y desbaratadas nuestras existencias por años, debido a las bestiales ejecutorias del régimen que destruyó una nación entera.

Nuestras razones se han hecho oír en el mundo y el largo brazo de la justicia los alcanzará algún día. Tenemos un instrumento de apoyo para seguir luchando por la redención de los más sufridos en esta barbarie y una espada justiciera con la cual defendernos en estos momentos aciagos.

Una gran lección hemos aprendido. No podemos permitir que los primeros mandatarios se conviertan en los primeros mandamás que consideran que los ciudadanos le dan libertad para hacer lo que les venga en gana desde el poder para satisfacer sus caprichos, deseos, ansias de venganza y odios ancestrales, sin tener que rendir cuentas de sus actos y de sus riquezas mal habidas.

La máxima aspiración de todo ser humano es vivir bien, y vivir bien es vivir en libertad. Ésta tiene como contraparte la responsabilidad, por lo que podemos llegar a la conclusión de que sólo los irresponsables escogen vivir como esclavos tanto de lo que dicen como por lo que hacen o dejan de hacer.

Esta experiencia venezolana nos reafirma la necesidad de educar para formar ciudadanos. Educar para la libertad y para la democracia. De allí que los sistemas educativos deben incorporar la educación en valores, la educación para la producción y el trabajo y la vida en sociedad, que nos haga cada vez más solidarios y más y mejores ciudadanos. Una educación que nos haga refractarios a los encantos de los viles y mentirosos, de los desintegradores sociales que aprovechando la ignorancia de un pueblo, quieran convertir cualquier conflicto en una guerra y el diálogo en una ofensa.

No podemos permitir que siga el proceso de regresión cultural donde el gobierno sea el principal agresor del Estado ni que éste sea el principal promotor del disimulo, el descaro y los antivalores.

nevillarin@gmail.com

 

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