Es común oír, Ojo por ojo y diente por diente, es decir, te hago lo que me hiciste, está referido a la conocida Ley del Talión, palabras escritas en el año 1.728, antes de Cristo, en el famoso Código de Hanmurabi, rey de Babilonia, de la antigua Mesopotamia, que por ser plasmadas sobre piedra, en caracteres cuneiformes acadios, le dan permanencia, de tal importancia, por su origen divino, son leyes de fiel cumplimiento en la cotidianidad, manifestadas por el Dios Shamash, entregadas al rey Hanmurabi, para que ni los demás reyes, mucho menos los jueces, podrían cambiarlas o alterarlas. Este Código es considerado como el primer conjunto de leyes de la historia. El rey Hanmurabi, ordenó que se colocaran copias en las plazas de cada ciudad, para que el pueblo internalizara los graves castigos que sufriría el infractor; fue escrito en un bloque de basalto de unos 2,50 m de altura por 1,90 m de base, colocado en el templo de Sippar. En la parte superior de la roca, Hanmurabi está representado en bajorrelieve, de pie, delante de Shamash, Dios del Sol de Mesopotamia. Este valioso documento, tuvo varias ubicaciones, de manera de preservarlo durante las guerras, en Juzestán-Irán, fue descubierto por la expedición que dirigió Jacques de Morgan, en diciembre de 1901, fue llevado a París- Francia, donde el padre Jean-Vincent Scheil, tradujo el código al francés, posteriormente, se trasladó al Museo de Louvre-Paris, donde actualmente se encuentra. Estas leyes, contemplan hasta penas capitales, según el delito cometido, incluye también el robo, la actividad agrícola, o pecuaria, el daño a la propiedad, los derechos de la mujer, los derechos en el matrimonio, de los menores, de los esclavos, homicidio y lesiones. El castigo varía según el tipo del delincuente y de la víctima; en síntesis, este Código buscaba mantener el orden, la moralidad y el exacto cumplimiento de la ley. He aquí, algunas consideraciones del Código en referencia. Si un señor roba la propiedad religiosa o estatal, será castigado con la muerte, además el que recibió de sus manos los bienes robados, recibirá el mismo castigo. Las leyes no admiten excusas, ni explicaciones en caso de errores o faltas; el Código se ponía a la vista de todos, de modo que nadie pudiera alegar ignorancia como pretexto. Se fija la responsabilidad mutua del amo y el obrero, este tiene que recibir un salario mínimo y gozar de tres días de vacaciones cada mes. Si un señor acusa a otro y presenta la denuncia, pero, si no puede probarla, el acusador será castigado con la muerte. Si un juez ha juzgado una causa, pronunciado sentencia y depositado el documento sellado, si, a continuación, cambia su decisión, pagará hasta doce veces la cuantía de lo que motivó la causa. Además, públicamente, se le hará levantar de su asiento de justicia, y no volverá más a sentarse con los jueces en un proceso. Si un señor roba un niño menor, recibirá la muerte.
Recordamos un viejo refrán, la justicia debe ser como la muerte… No exceptúa a nadie.
Código de Hanmurabi