Limpiando cajones me he topado con una campaña de Médicos del Mundo; la lanzaron en 2018, pero hoy resulta siniestramente actual. Se llamaba Virus Eva y sostenía que este virus, que afecta a las mujeres por el hecho de serlo, pone en riesgo la salud de 3.700 millones de personas. Daban datos tremendos, como el de que más de 800 embarazadas mueren cada día por causas prevenibles relacionadas con su estado. El sexismo es una suerte de pandemia selectiva.
Yo añadiría que el sexismo es también una conspiración, otra palabra de moda. Una conspiración milenaria que ha consistido en borrar toda huella de los logros de la mujer y en desdeñar sus aportaciones a la cultura y la historia. Pero ¿saben qué? Esa ignorancia causada por los prejuicios está a punto de recibir un golpe definitivo de manos de una mujer española.
Ana López Navajas es profesora e investigadora y asesora de Igualdad de la Consellería de Educación valenciana. Hace 10 años hizo un estudio sobre los referentes femeninos en los libros de texto de la ESO: sólo se citaba a un 7,6% de mujeres. “Vivimos en un absoluto fraude cultural, porque nos enseñan como universal una cultura parcial que ha prescindido de la enorme aportación de las mujeres”. Cierto; hasta hace muy poco todos creíamos que no había casi referentes de mujeres en el pasado porque tuvieron tantas dificultades que habían sido anuladas. Pero la verdad es mucho peor: pese a todas esas trabas, muchísimas hicieron cosas maravillosas que el sexismo se ocupó de suprimir de los anales. Por ejemplo, ¿quién es el primer autor literario de la historia de la humanidad? Pues una princesa acadia de hace 4.300 años, Enheduanna, autora de la obra Exaltación a Inanna. Asombra que no hayamos sabido nada de ella.
Ahora hay mucha gente motivada que intenta romper este relato sesgado. Están apareciendo numerosos catálogos de científicas, pintoras y demás disciplinas, pero esto, dice López Navajas, aun siendo muy válido, no es suficiente. “Hay buena voluntad, pero poco sistema. Lo de la igualdad y el 8 de marzo está muy bien, pero yo de lo que estoy hablando es de rigor científico y cultural. Es como el que da clase de ciencias y dice: ‘Hoy, que ya hemos acabado, vamos a hablar de Lise Meitner’. Pues no, habla de Meitner cuando toque, cuando expliques la fisión nuclear. O la exposición del Prado del año pasado sobre las pintoras. Pues estupendo, pero, por ejemplo, Fede Galizia fue la iniciadora del bodegón, y Clara Peeters, renovadora del género. ¿Tú crees que se las estudia cuando hablamos de bodegones? Di una charla en Catarroja, un municipio valenciano, y les dije que ahí había nacido una música formidable, Ethelvina Ofelia Raga, compositora y directora de banda, y dijeron: ‘Ah, qué bien, pues el 8 de marzo podemos…’. No, no; cogéis las fiestas patronales y el concierto principal lo hacéis con música de ella”.
Para que los profesores puedan hablar “cuando toque”, Ana lleva 10 años desarrollando un proyecto de una envergadura única en el mundo. Es un banco no sólo de datos de mujeres, sino también de sus obras, que además ofrece al profesorado y a las editoriales una serie de actividades que pueden usar en clase y en los textos siguiendo los contenidos de la ley de educación. Abarca de primero a cuarto de la ESO y es de acceso libre. Pero la gran noticia es que, después de una década cruzando el desierto, López Navajas acaba de conseguir dinero de la UE para hacerlo realidad. El proyecto Women’s Legacy cuenta con tres años de fondos europeos que pagarán a un equipo de más de 100 personas. Muy pronto puede haber una primera generación de españoles que haya crecido conociendo un mundo más real. “Me dicen: ‘Ahora hay que hacer una historia feminista’. No, perdón. Lo que hay que hacer es una historia, y punto. Porque lo que ahora hay es una historia con adjetivo, sesgada, androcéntrica y mal hecha. El feminismo es el que nos ha llevado a poder escribir una historia normal y verdadera”. Ese cambio en el relato del mundo no es baladí; el ninguneo milenario de las mujeres nos ha llevado al virus Eva, a la devaluación y el maltrato. Quiero decir que el hecho de que en la ESO sólo se cite a un 7,6% de mujeres termina matando. Y el conocimiento es la mejor vacuna contra este virus.