Carlos Casanova: Para cambiar, hay que cambiar la forma de pensar

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Estamos presenciando el fin del sistema. ¿Cómo nos preparamos para el nuevo paradigma?. La cuarta revolución fue la industrial; la quinta, esta que vivimos, es la era postindustrial (telecomunicaciones, tecnología y entretenimiento); la sexta será el paradigma de la inteligencia artificial. El mundo está cambiando, aun cuando le cueste aceptarlo, la globalización murió.

No podemos plantearnos la política como si estuviéramos desconectados del mundo, lo que hemos vivido antes no lo volveremos a vivir, tenemos que repensar nuestra formulación política y programática para una era nueva, e identificar el rumbo a conducir y dirigir a la sociedad por estos caminos desconocidos, de viejos adversarios ideológicos, pero remozados en el nuevo paradigma.

El sistema planetario quebró, la historia enseña que los grandes cambios mundiales vienen precedidos de guerras; el crecimiento económico llegó al límite y nos encontró a los venezolanos pobres, y a Venezuela en el atraso de sus gobernantes.

Sí, el sistema económico cambió y seguirá cambiando; la actividad ciudadana, en relación a la economía y al comercio, cambiará. Existen sectores económicos que no retornarán a la actividad anterior, como por ejemplo el turismo, esa actividad como motor económico ya quebró, y no se trata de reactivarla, no tiene forma de reactivarse, la dinámica social actual lo impide, y las futuras limitaciones de movilidad se lo impedirán.

El cambio forzado de hoy es la normalización de mañana, existen sectores que desaparecerán, y es aquí donde hay que repensar cómo sustituirlos en producción y empleo, toda vez que el nuevo paradigma está en contracorriente de estas formulaciones, llevar al ciudadano a vivir con el mínimo, es uno de sus escenarios.

El misil del virus fue al corazón de la economía, y de la clase media, que es el motor de la producción, las relaciones laborales, estudiantiles, de investigación y producción cambiarán, los países no tienen cómo pagar la deuda que tienen, y ahora menos, aumentada con la que contraen para mantener a los ciudadanos por estos largos meses de confinamiento. ¿Cómo se paga la seguridad social con gobiernos que ya no pueden cobrar impuestos por actividades económicas que desaparecieron y no volverán?, el llamado Estado de Bienestar quebró igualmente.

En Venezuela, la situación de cambio paradigmático la encuentra con una tragedia humanitaria, el virus y el “chavimadurismo”.

El tema mundial es altamente importante considerarlo de forma permanente, en razón a que cambiará incluso las formas de gobernar y de hacer política, desde el punto de vista de sus formulaciones teóricas.

Y es donde está mi mayor preocupación, vivimos de la simulación, cómo es posible que uno se encuentre dirigentes, por ejemplo de AD, que insistan en participar en unas elecciones que no reconoce nadie, y ellos argumenten que están donde está el partido, y obvien que es el chavismo el que les nombró la dirección política, no les importa el legado histórico, sino su compromiso personal, adornando con discursos acomodaticios. En el caso de AD, solo existe el que está en oposición y en la no participación electoral; la otra parte, que tiene las siglas, es la AD-Gobierno, de donde las manos militantes tendrán que arrancárselas para dignificar su presente.

Esta es la realidad, una que nos cambia el paradigma en el planeta; otra que lucha por salir de la dictadura, y la que se acomoda al Gobierno, queriendo acomodarse con el que venga.

Para consolidar la transición y los tiempos por venir, requerimos cambios de verdad en la acción política para que podamos cambiar a la sociedad, pero tenemos que cambiar de forma de pensar, primero, y solo se logra con discusión, programas, desterrando el personalismo.

Dios nos bendice.

 

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