La Casa de la Moneda que dejó de fabricar monedas y billetes hace 3 años

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La estructura fue diseñada por el arquitecto Eduardo Sanabria. El BCV informó en una nota de prensa en 1998 que se estimaba como inversión total de la obra 49,3 millardos de bolívares y  92,5 millones de dólares.

La Casa de la Moneda de Venezuela (CMV) dejó de fabricar billetes y monedas hace tres años, según comentó un extrabajador y confirmaron una fuente interna y dos especialistas. La fábrica producía 320.000.000 piezas al año y ahora está en cierre técnico. A comienzos de agosto de 2020 retomó la fabricación de títulos y pasaportes, pero la materia prima se agotó en 15 días.

Un extrabajador de la Casa de la Moneda de Venezuela (CMV), ubicada en Maracay, estado Aragua, contó a El Pitazo que tardó tres años y medio para encontrar un espacio para laborar allí. Recuerda que cuando fue aceptado en la entidad, en 2005, pensó que su vida profesional y situación económica cambiaría.

Sin embargo, 15 años después, ahora como migrante venezolano que se vio forzado a partir por la situación económica, cuenta desde el exterior y en exclusiva para El Pitazo cómo vivió el auge y caída de la fábrica de billetes y monedas del país. No quiso exponer su identidad porque no descarta regresar al trabajo de sus sueños.

Nicolás Maduro desde La Casa de la Moneda.

La CMV es un complejo industrial adscrito al Banco Central de Venezuela (BCV). Comenzó a construirse en el año de 1989, cuando finalizaba el período de Jaime Lusinchi y comenzaba el de Carlos Andrés Pérez. Inició operaciones en septiembre de 1999, siete meses después que asumiera la presidencia Hugo Chávez Frías.

El extrabajador asegura que después que entró a la CMV su vida “mejoró en un 3.000%”.

“Pude comprar mi primer apartamento, y a los cinco años lo vendí y adquirí uno mejor. También compré dos carros, viajé anualmente con mis utilidades. En la empresa había comedor VIP, la comida era preparada por un chef. Mensualmente nos llegaban los cesta tickets que siempre eran superiores a los del resto de la administración pública, además de tres bonificaciones mensuales, bono de transporte, útiles y juguetes. Teníamos un seguro HCM sin límites para nosotros y familiares directos. Había un pote para la compra de medicamentos en Locatel”, recuerda con nostalgia quien laboró en la CMV por 14 años. Reconoce que se sentía trabajando en el mejor lugar del mundo.

La estructura fue diseñada por el arquitecto Eduardo Sanabria. El BCV informó en una nota de prensa en 1998 que se estimaba como inversión total de la obra 49,3 millardos de bolívares y  92,5 millones de dólares | Cortesía BCV

Pero la falta de una política económica coherente en el país comenzó a debilitar a las empresas privadas y públicas. La hiperinflación quebró a muchas y la CMV no fue la excepción. Desde 2017 el personal comenzó a ver cómo el sueño se desvanecía delante de sus ojos. La nómina de 600 personas comenzó a disminuir de manera drástica. El extrabajador cuenta que semanalmente renunciaban entre 5 y 10 personas, la mayoría para irse del país.

¿Cuándo inició la crisis?

El extrabajador señala que el año 2017 marcó “un antes y un después” para la CMV. Los analistas económicos coinciden en la fecha, pero advierten que la debacle económica que quebró a la CMV inició antes que empezaran las operaciones en este complejo, que se estrenó poco antes del inicio de este milenio.

Carlos Ñáñez, economista y profesor universitario, recuerda que en el año 2007 el gobierno de Hugo Chávez hizo una reconversión monetaria y crea un nuevo cono monetario basado en lo que se conocería como Bolívar Fuerte. El cambio eliminó tres ceros de la moneda, y a partir de ese momento el antiguo dinero se divide entre 1.000.

“Este mecanismo en economía se llama matar o eliminar ceros y obedece a la presencia de un proceso de inflación sistémico o inercial que venimos arrastrando desde los años 90, producto de la eclosión bancaria de 1992”, explica el especialista.

Antes de la reconversión, la CMV producía billetes de 20, 50 y 500 bolívares con la denominación CMV. Estos productos salieron a circulación en el año 2000. Para el 2001 la CMV producía monedas de 10, 20, 50, 100, 500 y el nuevo billete de 10.000 bolívares con la denominación de República Bolivariana de Venezuela, porque la nueva Constitución ya había sido sancionada.

Ñáñez apunta que la CMV tuvo una participación importante porque llegó a producir 320.000.000 piezas monetarias al año, que dotaba al BCV de independencia en la política monetaria.

Entre tanto, Luis Bárcenas, economista de Ecoanalítica, señala que Venezuela sufre un sobreendeudamiento desde el año 2008, situación que limitó los accesos a los mercados de financiamiento. Por este motivo, explica, el Gobierno comenzó a usar al BCV para financiar el gasto público. El resultado de esta política dio paso a la hiperinflación que vive actualmente el país.

Bárcenas señala que en 2014 la importación de productos se redujo y esa situación dio paso a la escasez. Entre ese año y 2019 el Gobierno comenzó a recortar gastos. Las importaciones petroleras cayeron 54,4%, mientras que las no petroleras, como alimentos medicamentos y otros insumos, bajaron a 74.7%. Esto significó, según el analista, que uno de los primeros afectados fue la producción de billetes porque se dejó de comprar materia prima.

El colapso económico en Venezuela comienza a finales de noviembre de 2017 – recuerda el economista – cuando se abren las puertas de la hiperinflación.

En la fecha los precios empiezan a crecer a una tasa de 50% mensual. Cifras del BCV sobre dinero en circulación reseñan que desde marzo de 2017 las monedas no aumentan y se fijan en 3.585.000 piezas.

“Se estanca hasta mediados de 2018, cuando en el marco de la nueva reconversión monetaria se sacan dos nuevas monedas: 0,50  céntimos y 1 bolívar. Se emiten 66.000.000 nuevas piezas. En septiembre de 2018 el monto en circulación seguía siendo exactamente el mismo y no se aumentó la producción. Hubo una inyección de monedas en el nuevo cono monetario y más nada”, dijo el economista.

Ñáñez señala que 2015 fue el único año que Nicolás Maduro ofreció resultados de su actividad económica y reconoció una inflación de 180,9 %, superior a la peor inflación que había sufrido el país en la década de los 90, producto de la crisis bancaria y muy por encima a las de 2013, que fue 53%.

Así como Bárcenas, Ñáñez recuerda que la moneda deja de circular en Venezuela en el momento en que eclosiona la hiperinflación en noviembre de 2017 y que originó que los billetes no sirvieran y perdieran valor.

Ñáñez explicó que la reconversión monetaria del 20 de agosto de 2018, que introdujo al bolívar soberano y eliminó cinco ceros al bolívar, no contribuyó en la mejoría de la enferma economía venezolana.

El extrabajador de la CMV confirmó que desde el año 2017 no se emitieron nuevas piezas de billetes y monedas. Expresó que desde entonces la producción está paralizada, mientras que la elaboración de billetes y procesos finales (donde se colocan la numeración corte embalaje y distribución de los billetes), trabajaba a un nivel muy bajo y en la actualidad no está operando.

La que se ha mantenido es la fábrica de especies valoradas (donde se producen impresos gráficos de seguridad, como bonos, letras del tesoro, estampillas, pasaportes, timbres fiscales, bandas de garantía y papel sellado), que estuvo sin funcionar porque no tenía materia prima y comenzó la producción recientemente, en julio y agosto, haciendo títulos y pasaportes. “Se estaba produciendo y todo se despachó. El material que se utilizó se trajo de Brasil hace tiempo. Se usó para elaborar títulos y pasaportes. Pero se agotó la materia prima y ya no hay más nada qué hacer”, dijo extrabajador quien explicó que en esta mini zafra participaron 80 trabajadores, es decir, menos del 20% de la nómina de la empresa. El resto continuó en sus casas. El dato fue confirmado por una fuente interna.

De productor a importador 

La CMV se construyó en la avenida José Casanova Godoy, en antiguos terrenos  militares de La Hacienda La Placera, en Maracay. La estructura de un solo nivel fue diseñada por el arquitecto Eduardo Sanabria en una parcela de terreno de 42,5 hectáreas. Tiene 55.800 m2 de construcción conformada por tres fábricas: billetes, monedas y especies valoradas.

El BCV informó en una nota de prensa en 1998 que se estimaba como inversión total de la obra 49,3 millardos de bolívares y  92,5 millones de dólares.

En su portal web el BCV reseñó que la puesta en marcha de la CMV garantizaría la provisión de billetes y monedas, y que ofrecía un grado de autonomía, al cambiar el estatus de importador a productor, y que la fábrica aseguraría la existencia oportuna y suficiente de medios de pago (billetes y monedas), que permitieran el normal funcionamiento de la economía venezolana.

Sin embargo, la realidad contradice la reseña del BCV. En el año 2016 el gobierno de Maduro importó desde españa 900 toneladas de billetes y monedas.

En abril de 2017 el canal de noticias Telesur publicó que el Gobierno importó 58.000.000 de billetes de 1.000 bolívares. En esa oportunidad, el vicepresidente del BCV, José Salamat Khan, informó que hasta la fecha habían ingresado 13 cargamentos con billetes del nuevo sistema monetario, para un total de 421,17 millones de piezas.

El titular del BCV confirmó que la CMV solo estaba elaborando billetes de 2.000 y monedas de 10, 50 y 100 bolívares. Para esa fecha no había materia prima para hacer los billetes en el país y era más económico para el gobierno importarlos.

El extrabajador recuerda que la última zafra para el nuevo cono monetario se hizo con tintas viejas y papel genérico.

“Esto antes no ocurría porque cada billete tenía un papel y tintas propias de esa denominación, nunca se repetía nada”, expresó con dejo de tristeza

La debacle salpica a la infraestructura y trabajadores 

La producción de dinero dejó de ser útil y se inició el deterioro operativo e institucional de la CMV.

El personal dejó de recibir los beneficios que hasta la fecha venían disfrutando, como bonos mensuales, créditos para la compra de viviendas y vehículos. El cambio coincidió con la llegada de un nuevo gerente general que politizó la organización que, a pesar de ser un ente público, se había mantenido alejada del proselitismo y respetaba la ideología de sus trabajadores.

“Desde que le dieron la gerencia general a un militar, el General Miguel Andri Gordillo Rincón, esto se vino abajo porque quiso politizar y militarizar a la empresa”, dijo el extrabajador.

La infraestructura también comenzó a deteriorarse de manera progresiva. La contracción de la economía hizo que la CMV prescindiera de las contratistas que se encargaban del comedor, de la limpieza y del mantenimiento eléctrico y áreas verdes. El extrabajador y la fuente interna coinciden en que desde hace más de un año hay colapso en el sistema de cloacas y la planta eléctrica no tiene la capacidad suficiente para mantener la empresa operativa.

“Las aguas negras colapsaron y no se podían usar los baños. Afectó a todo el complejo. Esta situación hizo que se enviara al personal para su casa”, dijo el extrabajador que rememoró que en esa época ya no olía a limpio ni mucho menos a billetes recién hechos.

El trabajador atesora ahora cada momento vivido con sus compañeros en la buena época de la CMV. El olor a billete recién impreso dice que lo acompañará por siempre y cada vez que toma las monedas del país donde actualmente vive, los examina y evalúa, trata de armar un mapa imaginario en su mente de cómo se produjo. La nostalgia lo embarga cada vez que habla del tema. Anhela volver a Venezuela y regresar a los que él consideró el mejor trabajo del mundo.

Bárcenas, por su parte, considera que reactivar la CMV sería como recuperar a Venezuela. “Hay un deterioro técnico, del personal y financiero importante. Va a costar mucho”, concluye.

 

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