La fundación Petróleo por Venezuela, dirigida por el economista venezolano Francisco Rodríguez, publicó este lunes, 5 de octubre, su más reciente trabajo: “Las sanciones de Estados Unidos a Venezuela: alternativas a la máxima presión”, un documento que busca aportar ideas para reformular las políticas de Washington hacia Caracas, y así evitar que la crisis humanitaria del país desemboque en una catástrofe.
El trabajo de Petróleo por Venezuela se basa en dos premisas: primero, que las sanciones económicas deben ser suficientemente flexibles para dar cabida a excepciones humanitarias genuinas y viables. Esto requerirá crear un espacio y apoyar las negociaciones en torno a los acuerdos humanitarios que involucren a las dos administraciones que disputan el control político.
En segundo lugar, la política estadounidense debe reformularse, de manera que genere los incentivos correctos para una transición a la democracia.
“La política de sanciones hacia Venezuela necesita un rediseño radical. Es evidente que el enfoque actual no ha generado las condiciones que pueden conducir a la recuperación de la democracia, mientras que existe amplia evidencia de que estas medidas están teniendo efectos colaterales sobre la población venezolana”, resaltó Rodríguez.
Uno de los planteamientos claves del trabajo del equipo de Petróleo por Venezuela es que las sanciones deben ser diseñadas “como parte de una estrategia más amplia, que tenga como objetivo la redemocratización de Venezuela, y no como un fin en sí mismas”.
En este sentido, el documento propone el diseño de una política que pueda inducir reformas electorales, como el nombramiento de un Poder Electoral independiente, o la aceptación de observadores internacionales para supervisar las próximas contiendas electorales.
“El levantamiento de algunas sanciones podría utilizarse como un incentivo para alentar a los actores políticos en Venezuela a negociar un camino hacia unas elecciones libres. Si se puede lograr puntos de entendimiento entre los actores políticos del país, conjuntamente con la aprobación de excepciones humanitarias, podemos evitar que el país se hunda en un espiral que termine en una catástrofe humanitaria de proporciones nunca vistas en el continente”, explicó Francisco Rodríguez.
La aprobación de excepciones humanitarias es, según Rodríguez, urgente. “Debemos encontrar formas directas de aumentar la asistencia humanitaria que se pueda desplegar de manera efectiva en el país a corto plazo”.
Para ello, Petróleo por Venezuela propone, además, que el gobierno de Estados Unidos amplíe su ayuda a las organizaciones que ya tienen desplegada una red de ayuda en el país, como la Cruz Roja, la Organización Panamericana de la Salud y Caritas.
Proteger a los activos de la nación
Otra de las propuestas del documento es que Washington revoque sanciones gubernamentales y financieras que sean redundantes y, a su vez, emita una orden de protección de activos de la República.
“La Orden Ejecutiva 13.808 (sanciones financieras) y la 13.884 (sanciones gubernamentales) son esencialmente redundantes. Esto se debe a que restringen al gobierno de Guaidó (que es el único que puede emitir deuda o controlar fondos en Estados Unidos) e impiden que realice transacciones, siendo las más relevantes las que involucran Pdvsa, la cual está -a su vez- sancionada bajo la Orden Ejecutiva 13.850. El levantamiento de las sanciones gubernamentales y financieras ofrece una carta de negociación con la administración de Nicolás Maduro”, reza el trabajo.
Sin embargo, es necesario que antes se emita una orden de protección de activos, para garantizar que las empresas de la República protegidas por la Orden Ejecutiva 13884 -como Citgo- puedan permanecer bajo el control de la nación.
“Los activos con los que cuenta la República van a jugar un papel muy importante en el proceso de recuperación de la economía venezolana. Es por ello que cualquier modificación al régimen de sanciones debe pasar por una orden de protección, que pueda permitir planificar políticas económicas en cuanto se logre la redemocratización de Venezuela”, concluyó el economista.
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