Venezuela, es uno de los países más bellos, de mayor diversidad y con mayor potencialidad de desarrollo del planeta. Pero, para desgracia de sus ciudadanos cuenta con la peor clase política del mundo.
Un noble país que otrora fue un verdadero paraíso para nacionales y extranjeros de todas las latitudes. Nuestra Venezuela hoy es víctima de la equivocación de sus ciudadanos al permitir que la satanización de la política los condujera a buscar y llevar al poder a un “mesías” “de mano dura” que resultó siendo el verdugo del país.
Hoy, Venezuela está atrapada, secuestrada por dos polos, dos grupos extremistas. Los que están en el poder y loS que luchan por obtener ese poder “cómo sea” y “a costa de lo que sea”. Ambos extremos han demostrado que son capaces de todo lo imaginable por mantener y/o hacerse del poder. Igualmente, los extremistas con su actuar, con su conducta han demostrado que para ellos el país y los ciudadanos importan muy poco, solo para ser utilizados conforme a sus intereses financieros y de poder.
Los autoritarios que tienen el poder se radicalizan cada día más y lo propio hacen los opositores extremistas que lo aspiran. En el medio un pueblo desesperado que sufre las peores calamidades posibles, entre ellas el HAMBRE. La ONU señala que Venezuela supera los 9 millones de habitantes en situación de pobreza extrema. El estudio ENCOVIC-2020 da cuenta que en el país, conforme a sus ingresos, el 92% de la población es pobre.
La desnutrición infantil y de la tercera edad hace estragos. Todos los servicios públicos están al borde del colapso total. La agricultura, ganadería y empresa privada están prácticamente paralizadas. El desempleo y la economía informal reinan. El sistema público nacional de atención de salud ha sido prácticamente destruido por los que gobiernan. La violación de los DDHH se ha convertido en política de Estado. Se persigue y encarcela a la oposición. Las condiciones para ir a ejercer el voto son mínimas.
Por su parte, el extremismo opositor lleva ya 21 años improvisando, dándole palos a la luna, transitando vías aventureras y violentas que solo han dado como resultado ROTUNDOS FRACASOS y lo peor es que dicho sector no muestra ni un ápice de evaluación, de reflexión sobre los caminos andados y los resultados obtenidos, desde el golpe de Estado del 2002 hasta el Macutazo de 2020.
Esa oposición extremista, errática e irreflexiva, se ha encargado de cerrar las puertas a una salida negociada. Cuando acudió a negociaciones con el gobierno lo hizo bajo la premisa de tomar todo o nada. De condicionar todo acuerdo a la salida del poder de los que lo tienen. Y obviamente esa fórmula de supuesta “negociación” no ha dado resultados, pues quienes mantienen el poder no lo van a dejar solo porque sus adversarios se lo exijan.
Toda negociación real se fundamenta en un “toma y dame”. Sí no se maneja conforme a esos parámetros su destino es el fracaso.
La oposición extremista logró hundir al resto de la oposición, casi en su totalidad, en las arenas movedizas de la abstención. A pesar de saber que quienes rechazan a los que están en el poder superamos en más de un 75% a los que apoyan al gobierno.
Han desperdiciado ese colosal caudal de rechazo al gobierno y han creado su propia dictadura opositora, con una autoproclamación y el chantaje de los + 50 países que apoyan al autoproclamado presidente encargado de Venezuela. No precisó de someterse a proceso electoral alguno, para erigirse como “presidente”. Así la vida es un jamón.
Se han dedicado, durante 22 meses, a plantearle al país mantras, salidas irreales, fantasiosas y crear falsas expectativas que han terminado en más frustración para quienes han creído en ellas. Han embarcado al país en golpe de Estado, en la contratación de mercenarios para tomar el poder por la fuerza y en el cuento, que aún mantienen, de una invasión militar extranjera que nos “dará la libertad”. El saldo de todo eso ha sido solo ROTUNDOS FRACASOS.
Hoy, no conformes con esos 22 meses de fracasos, el extremismo opositor insiste y persiste en seguir transitando la senda de la improvisación, de las propuestas fantasiosas, de un absurdo mantra que no tienen ni idea de cómo lograr. Luego de plantear la aplicación del R2P, la cual ni ha sido tomada en cuenta para su discusión por la ONU. Salen con lo de una fulana “consulta”. Que pretende sustituir a las elecciones parlamentarias oficiales pautadas en la Constitución, las cuales deben realizarse este año 2020, por un parapeto tal cual como el que montó el gobierno con la elección de la ANC. Donde ellos mismos se pagarían y se darían el vuelto.
La oposición dividida, ahora, en tres sectores: 1. Los que llaman a la abstención, el extremismo. 2. Los que piden la suspensión de las parlamentarias, con lo de que “no hay condiciones”. 3. Los que, a pesar de no haber condiciones “ideales”, participarán plenamente en el proceso.
El país y el gobierno viven su peor momento, uno es consecuencia del otro y viceversa. A pesar de no contar con condiciones ideales para ejercer el voto, los venezolanos contamos con la mayor de las ventajas. Con una que es insuperable. Con más del 80% de rechazo al gobierno. Si nos dedicaramos a motivar el voto de esa colosal fuerza, tengan la seguridad que el chavimadurismo no obtendría ni 20 diputados de los 277 que está previsto se elijan.
El pueblo está frente a su mayor reto. Frente a la toma de una decisión fundamental para iniciar nuevamente la ruta hacia una salida en paz y Constitucional o por el contrario, hundirse más y más en el fango de la permanencia en el poder de un gobierno autoritario que tiende a llegar al totalitarismo.
@joserioslugo