Andrea Ghez, la cuarta mujer en conseguir el Nobel de Física

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La física Andrea Ghez. Su nombre queda marcado en la historia junto con el de Marie Curie (1903), Maria Goeppert-Mayer (1963) y Donna Strickland (2018)

«Espero poder inspirar a otras jóvenes en este campo. Es un ámbito muy placentero si te apasiona la ciencia: aquí hay mucho que hacer», afirma Andrea Ghez momentos después de recibir la llamada que le comunicaba que había ganado el Premio Nobel de Física 2020 por su hallazgo junto con Reinhard Genzel del agujero supermasivo del centro de nuestra galaxia. Una situación «peculiar», ya que en 220 ediciones, tan solo cuatro mujeres han recibido esta distinción en Física.

Una historia que no ha sido muy cómplice con el género femenino, si bien no ha habido que esperar demasiado para volver a escuchar un nombre de mujer entre los premiados por la Academia: el último lo consiguió Donna Strickland en 2018, gracias a su método para generar los pulsos de láser más cortos e intensos creados por la humanidad (y que se utilizan en operaciones de oftalmología, entre otras aplicaciones). Sin embargo hay que remontarse bastante más para encontrar a la segunda galardonada con el Nobel de Física: en 1963 lo recibía Maria Goeppert-Mayer por proponer el modelo de capas nuclear. Y, antes que ellas dos, el capítulo donde una física era reconocida con este premio solo se había producido una vez más: allá por 1903, cuando Marie Curie fue premiada por sus hallazgos sobre la radiación.

En números totales, Ghez es la mujer número 53 en conseguir un Nobel y la 18 en ser premiada en la categoría de ciencias.

La carrera de Andrea Ghez

Andrea Mia Ghez nació en Nueva York, el 16 de junio de 1965. Se licenció en Físicas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 1987 e hizo su doctorado en el Instituto de Tecnología de California (Caltech) en 1992. Durante casi treinta años, Ghez ha liderado un equipo de astrónomos que han cartografiado con precisión en centro de nuestra Vía Láctea, con equipos cada vez más refinados, intentando escudriñar esa «maraña» de polvo estelar que fue indescifrable durante mucho tiempo. De forma paralela, su compañero Reinhard Genzel -del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre en Garching (Alemania) y la Universidad de California, Berkeley (EE.UU)- hacía lo mismo. Y ambos equipos llegaban a la misma conclusión: existe un objeto invisible y extremadamente pesado en el centro de la Vía Láctea que hace girar a las estrellas de forma vertiginosa. La mejor evidencia que tenemos de que un agujero negro supermasivo domina nuestro centro estelar.

«¿Qué es lo que sentiste la primera vez que viste aquello?», le preguntaba un periodista nada más empezar la rueda de prensa tras conocer los nombres de los galardones del Nobel en Física 2020. «Duda», respondía Ghez por teléfono mientras se podía adivinar una sonrisa al otro lado del cable. «No sabemos qué hay dentro de un agujero negro y eso es lo que los hace tan fascinantes», continuaba la física, que aunque sigue muy activa en el campo de la investigación (a principios de este año su equipo hallaba unos nuevos extraños objetos desconocidos en la misma zona), dice sentirse más comoda en su faceta de docente en la Universidad de California (UCLA).

«Es muy importante convencer a la generación más joven de que su capacidad de cuestionar y pensar es crucial para el futuro del mundo». Es decir, que «duden» siempre, incluso aunque estén ante un hallazgo tan importante que en el futuro pueda suponer un Premio Nobel.

ABC España

 

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