De acuerdo con un blog del Fondo Monetario Internacional (FMI), de no abordarse el tema del cambio climático, este implicará un costo humano y económico potencialmente catastrófico, “pero no es demasiado tarde para cambiar de rumbo”.
De acuerdo con el informe “Encontrar la combinación de políticas adecuada para salvaguardar nuestro clima”, desde la era preindustrial, la temperatura global ha aumentado en cerca de 1°C, como consecuencia de los gases de efecto invernadero emitidos, pues estos atrapan el calor y se acumulan en la atmósfera.
“A menos que se tomen medidas enérgicas para frenar las emisiones de estos gases”, las temperaturas globales podrían aumentar entre dos y cinco grados centígrados adicionales al terminar este siglo, advierte el documento.
Para que las temperaturas del planeta estén en niveles seguros, se requiere una reducción en las emisiones netas de carbono a cero a nivel mundial para mediados de siglo, según científicos.
Además, el FMI explica que “las herramientas de política económica” pueden llevar a cero emisiones netas para 2050, incluso mientras el mundo busca recuperarse de la crisis ocasionada por la pandemia de la covid-19.
El informe resalta que las políticas económicas pueden ayudar a abordar el cambio climático por medio de la afectación a la composición de la energía y la influencia en el uso total de esta. Los costos y beneficios de las diferentes políticas están determinados por la forma en que explotan estos distintos canales.
De esta manera, un impuesto al carbono encarecería los combustibles sucios, y esto incentivaría a los consumidores de energía a migrar a utilizar combustibles más ecológicos. “El consumo total de energía también cae porque, en general, la energía es más cara”, asegura el informe.
De otra parte, “las políticas que apuntan a hacer que la energía verde sea más barata y abundante (subsidios o inversión pública directa en energía verde) aumentan la proporción de energía de bajas emisiones”. No obstante, reducir el costo de estas energías estimularía la demanda total de energía o al menos no la reduce.
Adicionalmente, el estudio sugiere que implementar al mismo tiempo los impuestos al carbono con políticas que amortiguan el impacto en los costos de energía, podría llevar a que las emisiones caigan sin muchos impactos negativos en la producción y el empleo.
Y la inversión verde debería ir principalmente en “inversiones en transporte público limpio, redes eléctricas inteligentes para incorporar energías renovables en la generación de energía y modernización de edificios para hacerlos más eficientes energéticamente”.