Manuel Isidro Molina: Les escribo “con el corazón en la mano”, agradecido…

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Desde hace años, participo del esfuerzo colectivo por contribuir a construir una opción política y social para superar la tragedia histórica que contra Venezuela y nuestro pueblo han generado los cómplices de la destrucción nacional.

Lo he hecho individualmente y desde 2016 como coordinador del Movimiento Popular Alternativo (MPA).

Desde mi ejercicio profesional, trato de actuar apegado a los parámetros éticos y la responsabilidad social de todo periodista capaz y honesto, comprometido con los intereses de la patria y del pueblo.

En ambas facetas, que algunas veces se entrecruzan, he tenido una firme y recia lucha contra los saqueadores de Venezuela, el abuso de poder y las injusticias sociales. También, en defensa de nuestra soberanía e independencia nacional. Políticamente, sigo opuesto a la visión autoritaria, monopartidista, sectaria y excluyente del ejercicio de la función pública. Seguiré en ese camino sin dobleces, como socialista democrático, solidario y antiimperialista que soy, por formación, experiencia y convicción. Hago estas precisiones iniciales para liberarme de las presiones absurdas y engañosas de la inmoral polarización impuesta por los cómplices de la destrucción nacional.

Observo a Venezuela sin futuro promisorio. La mediocridad intelectual, la cobardía y la asquerosa corrupción hacen desastres y han enceguecido a la mayoría de nuestra sociedad, hoy confundida y desorientada, en una ruta sin liderazgos de valía ni estadistas con suficiente visión de patria y solvencia moral reconocida.

Una muestra de esta catástrofe en marcha, es el actual proceso electoral parlamentario, que inexorablemente culiminará el próximo 6 de diciembre con la elección de una nueva Asamblea Nacional teñida de su caldo de cultivo.

Hace meses, desde el MPA procuramos participar en la alianza Alternativa Popular Revolucionaria (APR), pero el giro que sus principales integrantes le dieron, generó nuestra salida inmediata, por motivos políticos y conceptuales. Imposible formar parte de una política convalidadora de las aberraciones morales, la irresponsabilidad y el abuso de poder autocrático durante los gobiernos de los presidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro, sin solución de continuidad. Marcos Fuenmayor y yo participamos de las reuniones iniciales, y desistimos mucho antes de que comenzara la estructuración de candidaturas nacionales, regionales y circuitales. Para el MPA, la política y la ética en la función pública son lo fundamental.

Personalmente, recibí después varias invitaciones a postular mi nombre como candidato a la AN. Me negué, agradecido: no se trata de un interés personal sino de consolidar un nuevo proyecto político nacional que lidere las transformaciones necesarias para superar democráticamente la tragedia que nos destroza como sociedad y como país.

Actualmente, analizo las tres opciones posibles frente a las elecciones del 6-D:

– Votar por candidatos y candidatas.

– Abstenerse

– Votar nulo.

Me oriento por la última, pero acogeré la decisión que adoptemos colectivamente en el MPA.

Cuatro factores actúan de consuno destruyendo a Venezuela:

– El gobierno más inepto, ladrón y abusador del poder de la vida democrática 1958/2020.

– La oposición golpista, violentista y vendepatria, que hoy resume lo que queda del “G4”.

– El bloqueo criminal Trump/Guaidó.

– La pandemia Covid-19.

Política y estratégicamente, los tres primeros son los cómplices de la destrucción nacional.

Queda una parte en desbandada que podemos llamar la “politiquería activa”, cuyas ofertas electorales son de factura mediocre y no pocas están embarradas de lo peor de los corruptos de siempre y de las “nuevas generaciones” inescrupulosas crecidas “en revolución” y bajo el influjo neoliberal depredador.

Ese archipiélago podrido no es bien visto por la mayoría de la sociedad venezolana, masivamente inconforme. En resumen, tenemos un gobierno fracasado, unas oposiciones diezmadas y un bloque criminal promovido y defendido por Guaidó & Co. Todos sin vida, mientras el pueblo sufre y se hunde en la desesperanza. Los retos son enormes.

Les invito a reflexionar, para luchar y triunfar con el pueblo venezolano como protagonista.

Caracas, 12 de octubre de 2020 – Día de la Resistencia Indígena.

 

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