El talento individual que acumula la Selección de Fútbol de Venezuela es el mejor de su historia. Dado que la historia de Venezuela consiste en haber sido la peor selección de Sudamérica, y que en los últimos 20 años ha dado pasos hacia delante, ésta aseveración no debe extrañar a nadie. Los avances que registró la Selección que dirigía Richard Páez con José Manuel Rey, el “Zurdo” Rojas, el “Pájajo” Vera y Gabi Urdaneta, seguramente inspiró a los jugadores que hoy vemos en la selección como Salomón Rondón, Yangel Herrera, Roberto Rosales y Tomás Rincón. Esa selección de Páez abrió las puertas para que exista ésta ‘Vinotinto’ que es la que más acumula talento en su historia.
Esa evolución del fútbol venezolano requería una supervisión de un director técnico venezolano. Alguien que se sintiese comprometido con el sueño de alcanzar un mundial y que fuese capaz de convencer a los jugadores de que el sueño es posible. El hecho de que el único pasaporte que se posea sea venezolano no significa que se tiene prohibido el acceso a un Mundial de Fútbol de la FIFA. Un entrenador extranjero a lo mejor no entendería esto.
Lo cierto es que ya la evolución del fútbol venezolano llegó a un punto de ebullición que podría requerir una capa extra de calidad, y de un entrenador que con una visión clara fuese capaz de incorporar esa capa a la identidad del fútbol venezolano. Tener experiencia en Europa, la cumbre del fútbol, podría ser una cualidad interesante en el entrenador a contratar.
El elegido fue el portugués José Peseiro, un entrenador con dilatadísima trayectoria pero poco conocida. Y su primer partido no sería amistoso. El debut sería en partido oficial por eliminatorias mundialistas para buscar un cupo en Catar 2022 contra una selección colombiana ya rodada con Carlos Queiroz, de quien Peseiro fue asistente en su etapa en el Real Madrid.
El segundo también sería oficial por eliminatorias contra Paraguay, una selección con una identidad aguerrida y que con Eduardo Berizzo —un entrenador al modo de Marcelo Bielsa— ha asumido un estilo de fútbol de posesión. No iba a ser fácil, y los malos primeros tiempos contra Colombia y Paraguay son síntomas de una selección que todavía no ha absorbido las ideas del nuevo entrenador.
La selección de Colombia es muy fuerte y ese partido siempre iba a ser complicado, y más todavía cuando la selección no pudo incorporar a jugadores importantes como Salomón Rondón y Yordan Osorio por la pandemia del covid-19. En el segundo partido, hay que decir que se padeció de mala fortuna, aunque Venezuela no fue dominador del partido.
El primer tiempo Paraguay hizo muchos merecimientos para adelantarse en el marcador, y Venezuela prácticamente no tuvo la pelota. En el fútbol, la posibilidad de perder un partido siempre está abierta cuando el equipo no está enfocado al 100% y no ha asumido completamente la idea del entrenador.
Si se añade a este cóctel las quejas por las instalaciones en Mérida por las fallas eléctricas (también padecidos por Paraguay, pero ello seguramente hace más mella en la moral de los jugadores venezolanos), la conocida falta de planificación de la Federación Venezolana de Fútbol (el primer partido de la era Peseiro siempre iba a ser Colombia por eliminatorias, con o sin pandemia), y la falta de entendimiento entre la Selección y la FVF —de la cual se quejó Rafael Dudamel—, no debería extrañar la cosecha de dos derrotas de esta doble fecha de eliminatorias mundialistas obtenida por la ‘Vinotinto’.
En este contexto, es difícil evaluar la labor de un entrenador en la Selección nacional. Noel ‘Chita’ Sanvicente es el entrenador más ganador del fútbol venezolano, pero su paso por la ‘Vinotinto’ fue decepcionante. Rafael Dudamel tuvo un paso más discreto en el campeonato venezolano y fue capaz de obtener mejores resultados con la Selección. Con dos derrotas encima, y sin amistosos de preparación, la era Peseiro parece incierta. Pero hacer juicios sobre la labor del entrenador portugués sería a estas alturas sumamente apresurado.
@GusFrancoH