Gerónimo Figueroa Figuera: Maduro decidió que la Fajardo se llame Guaicaipuro

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Ahora resulta que Maduro decidió que la autopista Francisco Fajardo, la más larga de Caracas, construida casi en su totalidad por las administraciones de los presidentes Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez en sus primeros gobiernos, cuando el resentido de social de Sabaneta no figuraba en el mapa como golpista, ahora se llamará cacique Guaicaipuro porque así lo decidió la mal llamada revolución. Hoy esa autopista que fue orgullo nacional está tan deteriorada que parece un colador con la cantidad de huecos que hay a lo largo de sus 28 kilómetros de largo, no solo representa una amenaza para la estabilidad de los vehículos que transitan por ella, sino un peligro para las vidas de conductores y acompañantes, porque en 21 años de peste roja el mantenimiento ha sido cero.

En ese mismo orden de cambiar los nombres a las grandes obras construidas por los gobiernos democráticos antes de la llegada de la peste roja en 1999, también tenemos la Hidroeléctrica de Guri, construida por los gobiernos de Rómulo Betancourt que puso la primera piedra en 1963, comenzada por el gobierno de Raúl Leoni en 1964, continuada por el primer gobierno de Rafael Caldera y terminada en su primera etapa por el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, quien inmediatamente comenzó la segunda etapa que fue continuada por el gobierno de Luis Herrera y terminada por el gobierno de Jaime Lusinchi. En su oportunidad fue bautizada con el nombre de Raúl Leoni, pero la peste roja cambio el nombre por Simón Bolívar, no como homenaje al Libertador, sino para borrar la historia de los gobiernos democráticos.

Esa Hidroeléctrica fue construida con 20 turbinas para generar 10 mil megavatios diarios de energía eléctrica, pero en este momento por el deterioro acumulado durante 21 años de peste roja por falta de mantenimiento y de inversión, solo están operativas a duras penas 8 unidades, menos de la mitad de su capacidad instalada. Por eso los apagones de hasta 4 horas en algunas zonas de Caracas, 12 horas en algunas regiones y más de 24 horas en regiones puntuales como Zulia, Táchira y Mérida de los Andes, así como Guárico, Barinas y apure de Los Llanos. En esos estados la ciudadanía vive en la oscurana.

Igualmente tenemos la autopista de Oriente cuyos primeros estudios los realizó el gobierno de Rómulo Betancourt y los continuaron Raúl Leoni, Rafael Caldera 1, Carlos Andrés Pérez 1, Luis Herrera y puesta en funcionamiento por Jaime Lusinchi en 1985, comenzando en Caracas con empalme de la autopista Francisco Fajardo y la avenida Boyacá, pasando por Guarenas, Guatire estado Miranda y terminando en la entrada de Puerto Píritu estado Anzoátegui. En su oportunidad fue bautizada con el nombre de Rómulo Betancourt, pero la mal llamada revolución cambió el nombre por el de Antonio José de Sucre, no como homenaje al Gran Mariscal, sino para borrar la obra de los gobiernos de democráticos. En los actuales momentos esa autopista no solo es un peligro por el deterioro que representa para transitar sino por las bandas de asaltantes de caminos que hay a lo largo de su trayecto.

PDVSA que fue creada en 1974 con la nacionalización de la industria petrolera por parte del presidente Carlos Andrés Pérez en su primer gobierno, la peste roja, aunque no le cambio el nombre, si inventó el remoquete que llamó la nueva PDVSA roja rojita, después que el resentido social nacido en Sabaneta despidió con pito a más de 23 mil ingenieros y técnicos que acabó con la meritocracia creada a lo largo de casi 24 años que la ubicó como una de las mejores empresas del mundo. Hoy PDVSA está tan acabada, que no es capaz de producir gasolina para el consumo interno y por eso la peste roja recurre a los terroristas iraníes para que envíen barcos con ese combustible.

La ineficiencia de estos carajos en materia de construcción de obras es tan grande como la corrupción implantada como política de estado. A lo largo de 21 años de peste roja hemos visto una especie de competencia de ineficacia y corrupción entre los funcionarios para ver quien se gana la medalla dorada. En vista de eso solo les queda apelar a la misma cantaleta de cambiar el nombre a las vainas con el propósito de borrar la historia pero que al final todo es para peor, porque estos tipos son pura propaganda barata y cargadas de mentiras manejadas por el aparato del comunismo internacional, que es donde ellos se destacan.

En ese sentido. Es necesario crear comisiones para que se encarguen de recordar la historia, especialmente en Google, donde los francotiradores de la peste roja están reescribiendo la historia a partir de 1999. Igualmente es de urgencia que el liderazgo democrático resteado con el cambio no solo debe desenmascarar a los alacranes colaboracionistas, sino elaborar estrategias coherentes con una conducción sin guabineo que permita terminar con el secuestro que durante 21 años padece el pueblo venezolano con la complicidad de los militares que han permitido por actuación y por omisión la destrucción del país, y que todos los culpables paguen por sus actuaciones.

@lodicetodo – geron2ff@yahoo.com – geron2ff@hotmail.com

 

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