La toma de decisiones en materia de acción política es de las más complejas y a la vez trascendentes para el país, el pueblo y el desarrollo económico. No solo es así, aquí en nuestro martirizado país, sino en la inmensa mayoría de los países. La gran diferencia estriba, en que cualquier decisión en países democráticos y con estado de derecho funcionando es tomada por expertos, asesores, gente preparada en el tema del que se trata. Mientras, entre nosotros, durante los últimos 22 años la toma de decisiones, se ha hecho irresponsablemente, sin analizar los pro y los contra; pensando en el beneficio individual y sin tomar en cuenta lo que está en juego. La mayoría de las veces, las decisiones se toman de manera, no precisamente de la mejor forma, pero en el caso de este régimen se nota, que hay compulsión, indecisión, repetición de errores y una ignorancia específica de este desastre que han inventado, bajo el rutilante título de “socialismo del siglo XXI”. Las consecuencias las paga el pueblo de Venezuela, engañado bajo una supuesta revolución bolivariana. Hemos llegado, según mi opinión, al peor de los momentos, impensado, por todos los actores políticos. Muchos años atrás, cuando terminé mi doctorado en ciencias políticas, trabajé bastante el tema de ¿cómo se toman las decisiones? Hay que pensar seriamente, en esta pregunta. Por ejemplo podemos imaginar , como ocurre con el tema de la dolarización; después de haber vociferado cualquier cantidad de improperios contra USA y su moneda, estamos dolarizados. No sabemos de dónde salen tantos $, para la compra de lo cotidiano: ¿Lavado? ¿Contrabando? ¿Remesas o, son falsos? No tengo la respuesta, pero la decisión que favorece este disparate, fue un grave error. El segundo disparate, que los coloca en una situación absurda: el planeta entero en contra, es el de convocar una elecciones írritas, totalmente fuera de lugar, en una terrible situación de crisis y con la pandemia. ¿Estará la mano de los cubanos, detrás de esto? ¡Qué vergüenza! Una vez más la toma de decisiones es un desastre y las consecuencias pavorosas para quienes de alguna manera se han metido de lleno en este dislate.
Finalmente, no por último, menos importante, una tercera decisión sumamente equivocada y en contra del futuro del país. Pretender dar clases on line”, sin tener la infraestructura adecuada; obligar a los maestros a una sobre carga de trabajo, con toda clase de dificultades, como si no estuviéramos en Venezuela, con uno de los salarios más bajos del planeta. Sin gasolina, con poca o mala nutrición, sin textos adecuados, con el Internet ocasional y el más lento de la región. Claro, poco le importa que la gente no aprenda en verdad, ni los peligros que se afrontan en ciertos momentos, ni las dificultades que padecen, maestros y alumnos; conocemos de sobra la trayectoria de estos revolucionarios de pacotilla. He citado tres terribles y equivocadas decisiones, no son las únicas, seleccioné estas tres por cuanto nos tienen muy mortificados. No olvidamos lo que se les ocurre con la pandemia, con el petróleo y la extracción del oro, con la gasolina, con la explotación del arco minero. No puedo sino mencionar aquello que implica una propaganda embustera, la mentira no debe olvidarse es política de estado, confunde a mucha gente. Bueno, de eso se trata, de estar alertas cuando se toman las decisiones. ¡Dios nos ampare!
