Una vez que el país sorpresivamente tuvo conocimiento de la Ley Antibloqueo, se alborotaron las discusiones y pasiones sin distingo de tolda política.
El “madrugonazo” del Ejecutivo sacude y prende la discusión. Inmediatamente -dada su importancia política, económica, social y geopolítica- el poder transmediático posiciona la Ley en el centro del debate público, subrayando su carácter político, destacando fortalezas y debilidades. Desde la ciudadanía se denuncia la verticalidad y se reclama la ausencia de discusión previa. Dado su interés público, se suscita un amplio debate, se generan tensiones y se atizan los conflictos entre y al interior de las fuerzas políticas. Emergen espacios de expresión y negociación entre los distintos actores.
La Ley Antibloqueo convoca a la ciudadanía y en especial desafía al chavismo a la toma de posición, la participación y la crítica. En tanto efecto no esperado, la Ley reclama y promueve el desbloqueo del chavismo. Una vez más, se resiente el precario equilibrio y la pasión que despierta Chávez emerge bajo la forma de una voluntad colectiva que desafía la inercia acomodaticia, convocando a rescatar y (re)construir un nosotros a la procura de posiciones críticas. En tanto “efecto desbloqueo”, se denuncia la pasividad, la indiferencia y la obediencia acrítica expresiones de una acomodaticia estrategia de sobrevivencia. Se exige rescatar el debate público, el espíritu crítico y la incorporación de las bases. Se reclaman espacios de negociación y se impulsa la construcción de una nueva voluntad política.
Desde la otra acera política, La AN aprueba un acuerdo para “desconocer, en todas sus partes, la supuesta legislación y, por lo tanto, reputarla como inexistente e ineficaz”. Se la acusa de ser un proyecto que contradice la Constitución» y «fortalece el carácter autoritario del gobierno». En contraste, Claudio Fermín, presidente del partido Soluciones para Venezuela, respalda la Ley afirmando que “lejos de concentrar más poder para el Gobierno lo descongestiona”.
Así, en tanto consecuencia no esperada, la ciudadanía demanda el salto de meros espectadores u objetos a una activa participación en la discusión de la Ley Antibloqueo y de cualquier transformación en curso.