Esta columna tiene como objetivo servir de divulgación para temas laborales y sociales. Se trata de arrojar luz sobre la defensa de los derechos humanos, ya que siempre hemos sostenido que no se pueden defender los derechos que no se conocen. Por eso, cuando existe discrepancia entre el derecho y la justicia es deber y obligación luchar por esta última.
Este año 2020 los niños son el principal reto y debe ser mundial. Las consecuencias de las medidas de confinamiento derivadas del coronavirus y la aplicación de la cuarentena amenazan su derecho a la educación y el normal esparcimiento al que tienen derecho. Esperamos que el estatus de la la Alarma ha sido prorrogado por la tercera vez de 15 días y la cuarentena pero lo que es una prioridad es mantener a la infancia al margen y protección de las secuelas del coronavirus de índole social, económico educación y político. La Unicef es garantía de los derechos de la niñez.
La protección de la infancia tiene que ser prioritaria en todos los niveles de gobierno, tanto en la dotación de recursos sanitarios como en la colaboración mundial para asegurar su salvaguarda. La infancia debe de ser protegida con la ayuda de la ONU y los organismos multilaterales. En una crisis global, las respuestas deben ser globales.
Los países de Europa y América se enfrentan hoy al debate sobre si deben o no salir los niños durante el tiempo que dure el confinamiento. Mantener a un niños aislados más de cuatro semanas, que es el tiempo medio de los países de Europa, va contra los derechos de menores, a la educación en primer lugar, pero también al tejido económico de muchos jóvenes y adolescentes que necesitan trabajar para vivir.
La Convención de los Derechos del niño (CDN) y demás tratados internacionales ratificados por países como Venezuela deben ser las guías a seguir en momentos. Garantizar los derechos de todos y cada uno de los niños y las niñas es la prioridad de cualquier sociedad en estos momentos de crisis y pandemia mundial.
@laborasainz