Rafael Ramírez: La salida de Leopoldo López y el secreto del gobierno
Cuesta creer que Leopoldo López, el preso político más emblemático e importante de la oposición condenado por la justicia de Maduro, refugiado en la residencia del Embajador de España en Caracas, permanentemente vigilada por el SEBIN, haya salido de la sede diplomática y llegado a Colombia, atravesando un país sin tránsito ni gasolina, con carreteras plagadas de puntos de control a cargo de cuerpos de seguridad del Estado como policías, guardias nacionales, militares, además de grupos armados de todo tipo, y que haya podido cruzar la frontera con Colombia, una zona militarizada y en permanente “estado de alerta” esperando la inminente “invasión” desde el vecino país que tanto pregona Maduro, para finalmente llegar sin inconveniente alguno a Bogotá.
Esta “evasión” resulta mucho más increíble en un país controlado por los temibles cuerpos de seguridad del Estado: SEBIN, DGCIM, CONAS, CESPA, PNB, FAES, CICPC, Policías regionales, GNB y el apoyo de grupos paramilitares que vigilan y controlan a todo el país, con un gobierno que actúa de manera implacable en contra de cualquier ciudadano, dirigentes populares, Chavistas, campesinos, obreros y oficiales del ejército Bolivariano; un gobierno que tiene las cárceles llenas de trabajadores y gerentes petroleros, oficiales del 4 de Febrero como Rodríguez Torres o generales del 13 de abril como Baduel, enterrados en vida en cárceles de máxima seguridad.
La salida del país de Leopoldo López puede ser producto de una negociación o de un acuerdo, ¿QUIÉN SABE?, nadie lo sabe ni lo sabrá porque el gobierno tiene como norma ACTUAR EN SECRETO.
Es muy probable que Maduro, Tareck El Aissami, o los hermanos Rodríguez, hayan DESAPLICADO sus propias sentencias y hayan liberado al más temido enemigo de Diosdado Cabello, como parte de un acuerdo con la administración norteamericana o con la Unión Europea, a través de España ¿quién lo puede saber?, NADIE.
EL SECRETO es la norma del gobierno, no solo para entregar el país con su Ley Antibloqueo, y proteger a sus “agentes” y negocios, sino también para llegar a todo tipo de pactos y conseguir algo de oxígeno –sobre todo con los EE.UU. y Europa–, para mantenerse en el poder.
El madurismo ha ido pactando con la derecha y sectores de la oposición acuerdos políticos y económicos, de allí la liberación de más de cien detenidos políticos de la oposición y el sobreseimiento de “causas” a emblemáticos dirigentes de Voluntad Popular, por eso la aprobación acelerada y expedita de la Ley Antibloqueo, la cual fue aplaudida por FEDECÁMARAS, y la oposición, en un conveniente silencio, la dejó pasar bajo la mesa, a pesar de ser esta ley la más inconstitucional de todas las leyes aprobadas por la extinta ANC.
El gobierno de Maduro ha podido dar una instrucción al poder judicial, al TSJ, para que hicieran una sentencia a la medida, o también ordenar la actuación de su fiscal sicario para pedir la liberación de Lopéz u otorgar una medida de gracia presidencial.
La razón por la cual Maduro no utilizó sus potestades presidenciales para dar un sobreseímiento de la causa y liberar a Leopoldo Lopéz, es porque Maduro nunca está dispuesto a asumir el costo político de sus decisiones, ni descubrir sus verdaderas intenciones. No quiere mostrar abiertamente sus intenciones ante los sectores políticos y militares del chavismo que todavía lo siguen y aplauden, tampoco quiere dejar tan mal parado a Diosdado y a los que han declarado una y mil veces en contra de López.
Ahora resultará patético ver qué escribirán o dirán los cómicos y cómicas del madurismo, o los instigadores del odio y fake news en sus cuentas de twitter o en sus cansones programas sobre la sorpresiva “evasión”.
Tal vez Maduro aproveche para salir del incómodo pero eficaz Director General del SEBIN, tal vez el Fiscal sicario impute a algún trabajador doméstico como ha hecho en el pasado o diga que emitirá la rayada alerta roja a Interpol, o el TSJ emita una honorífica orden de extradición ante España, lo que vendrá será el show y la distracción de siempre, o peor aún, no dirán nada, no importa, lo importante ya está hecho.
Dada la situación de penuria y tragedia actual del país, la salida de López será un episodio más de nuestra política, de los eventos que día a día se suceden sin sorprender ni importar a nadie. Esta es una jugada más entre los sectores que se disputan el poder, cuyos mentores internacionales son capaces de lograr concesiones y acuerdos con el gobierno.
Lo que sería verdaderamente importante para el país es que el gobierno LIBERE A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS tanto del chavismo como de la oposición, civiles y militares, incluyendo a los trabajadores y gerentes de PDVSA, y permita volver al país a los que estamos exiliados y perseguidos, garantizando nuestros derechos fundamentales, para así trabajar en el reagrupamiento del Chavismo como opción política y movilizar al pueblo, a todos los sectores, para lograr el restablecimiento de la Constitución y las Leyes, de la soberanía popular y trabajar juntos por la reconstrucción del país.
Mientras el gobierno sigue hundiendo a Venezuela en medio de sus torpes astucias y jugarretas políticas, jurando que “se la está comiendo” con sus pactos y su SECRETO, la situación del pueblo, de los trabajadores y campesinos, de los más humildes, es desesperada.
A lo largo y ancho del país se suceden, todos los días, manifestaciones y protestas por la falta de gas, gasolina, electricidad, transporte, alimentos.
PDVSA, el corazón de la economía, sigue paralizada y desmantelada. Ahora Asdrúbal Chávez, quien no habla con los trabajadores, realiza rondas de reuniones explicativas a los “inversionistas” para ofrecer activos de la empresa, ahora bajo el amparo y el SECRETO de la Ley Antibloqueo.
El gobierno sigue reprimiendo a los trabajadores y campesinos, persigue a los pueblos indígenas, apresa y tortura a jóvenes yukpas. El informe de la Comisión Internacional Independiente del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU sobre Venezuela denuncia y documenta, en 434 páginas, la violación de los Derechos Humanos en el país como una política de Estado, con ejecuciones extrajudiciales del FAES y otros cuerpos policiales, la persecución política, las detenciones arbitrarias, la tortura y la Comisión de Crímenes de Lesa Humanidad por parte del gobierno.
Los trabajadores y jubilados siguen protestando por el robo de sus prestaciones, por la recuperación de los Fondos de Ahorros, la violación de las Convenciones Colectivas, en contra de los salarios de miseria. Los maestros sintieron la bofetada de la indolencia gubernamental al recibir el pago de un mes de aguinaldo, de 1.500 bolívares que, según gritaba a los guardias nacionales una maestra desesperada que protestaba frente al silencio del ministro Aristóbulo Istúriz, le alcanzaba solo para comprar medio cartón de huevos y una mantequilla, una maestra que todas las mañanas se pregunta con qué va a alimentar a sus hijos.
Mientras, la flamante vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, declara con total desparpajo que en el país se “acabó” la hiperinflación y que el gobierno “defenderá” el Bolívar como moneda, miente descaradamente, con cinismo, sabe exactamente –o por lo menos debería saber–, que Venezuela tiene cuatro años afectada por la hiperinflación, la más alta del mundo, y que nuestra economía ha sido deliberadamente dolarizada por este gobierno –Maduro “agradeció a Dios” por ello–, con una devaluación que supera el 487.200 % desde agosto de 2018, a pesar de que el gobierno le restó 5 ceros a la moneda y creó un “cono monetario” cuyo billete de mayor denominación, 50.000 bolívares, equivale a 10 centavos de dólar, con los cuales solo se pueden adquirir 27 gramos de carne, una papa o un huevo.
Señora vicepresidenta, ustedes destruyeron la economía, la entregaron al mercado especulativo, el bolívar no vale nada, el salario mínimo de 1,7 dólares al MES, está muy por debajo del umbral de la pobreza de la ONU (1,9 dólares DIARIOS) y la hiperinflación azota al pueblo venezolano, todos los días suben los precios en bolívares y en dólares.
Por su parte, Maduro asegura que “más de 20 inversionistas” están “llegando” al país para “operar” en el marco de la Ley Antibloqueo, declaración precaria de un presidente entregado y desesperado, dispuesto a rematar EN SECRETO las empresas y el patrimonio de los venezolanos.
Ya va siendo hora que los trabajadores y obreros entiendan que la violación a sus derechos, los salarios de hambre, son parte de una política económica de derecha, es un paquetazo que se impone con violencia, es el producto de la orientación absolutamente anti-popular de este gobierno que ha barrido con las conquistas políticas y económicas de los trabajadores y campesinos, llevando el salario a 1,7 dólares mensuales, con el único fin de disminuir la “carga laboral” y las leyes de la República, para entregar las empresas y el país al capital transnacional y a los grupos económicos que soportan al gobierno.
Por ello la lucha por los salarios, jubilaciones, fondos de pensiones, agua, luz, gas, gasolina, precios de los alimentos, atención médica, debe estar acompañada por la exigencia de profundos cambios políticos, con el regreso a la Constitución, a las Leyes, debemos retomar el camino de Chávez, volver al Plan de la Patria, a la soberanía, al vivir bien de todo el pueblo, al socialismo, esta es la única manera de salir del abismo, de la noche más oscura.
Cuesta creer que Leopoldo López, el preso político más emblemático e importante de la oposición condenado por la justicia de Maduro, refugiado en la residencia del Embajador de España en Caracas, permanentemente vigilada por el SEBIN, haya salido de la sede diplomática y llegado a Colombia, atravesando un país sin tránsito ni gasolina, con carreteras plagadas de puntos de control a cargo de cuerpos de seguridad del Estado como policías, guardias nacionales, militares, además de grupos armados de todo tipo, y que haya podido cruzar la frontera con Colombia, una zona militarizada y en permanente “estado de alerta” esperando la inminente “invasión” desde el vecino país que tanto pregona Maduro, para finalmente llegar sin inconveniente alguno a Bogotá.
Esta “evasión” resulta mucho más increíble en un país controlado por los temibles cuerpos de seguridad del Estado: SEBIN, DGCIM, CONAS, CESPA, PNB, FAES, CICPC, Policías regionales, GNB y el apoyo de grupos paramilitares que vigilan y controlan a todo el país, con un gobierno que actúa de manera implacable en contra de cualquier ciudadano, dirigentes populares, Chavistas, campesinos, obreros y oficiales del ejército Bolivariano; un gobierno que tiene las cárceles llenas de trabajadores y gerentes petroleros, oficiales del 4 de Febrero como Rodríguez Torres o generales del 13 de abril como Baduel, enterrados en vida en cárceles de máxima seguridad.
La salida del país de Leopoldo López puede ser producto de una negociación o de un acuerdo, ¿QUIÉN SABE?, nadie lo sabe ni lo sabrá porque el gobierno tiene como norma ACTUAR EN SECRETO.
Es muy probable que Maduro, Tareck El Aissami, o los hermanos Rodríguez, hayan DESAPLICADO sus propias sentencias y hayan liberado al más temido enemigo de Diosdado Cabello, como parte de un acuerdo con la administración norteamericana o con la Unión Europea, a través de España ¿quién lo puede saber?, NADIE.
EL SECRETO es la norma del gobierno, no solo para entregar el país con su Ley Antibloqueo, y proteger a sus “agentes” y negocios, sino también para llegar a todo tipo de pactos y conseguir algo de oxígeno –sobre todo con los EE.UU. y Europa–, para mantenerse en el poder.
El madurismo ha ido pactando con la derecha y sectores de la oposición acuerdos políticos y económicos, de allí la liberación de más de cien detenidos políticos de la oposición y el sobreseimiento de “causas” a emblemáticos dirigentes de Voluntad Popular, por eso la aprobación acelerada y expedita de la Ley Antibloqueo, la cual fue aplaudida por FEDECÁMARAS, y la oposición, en un conveniente silencio, la dejó pasar bajo la mesa, a pesar de ser esta ley la más inconstitucional de todas las leyes aprobadas por la extinta ANC.
El gobierno de Maduro ha podido dar una instrucción al poder judicial, al TSJ, para que hicieran una sentencia a la medida, o también ordenar la actuación de su fiscal sicario para pedir la liberación de Lopéz u otorgar una medida de gracia presidencial.
La razón por la cual Maduro no utilizó sus potestades presidenciales para dar un sobreseímiento de la causa y liberar a Leopoldo Lopéz, es porque Maduro nunca está dispuesto a asumir el costo político de sus decisiones, ni descubrir sus verdaderas intenciones. No quiere mostrar abiertamente sus intenciones ante los sectores políticos y militares del chavismo que todavía lo siguen y aplauden, tampoco quiere dejar tan mal parado a Diosdado y a los que han declarado una y mil veces en contra de López.
Ahora resultará patético ver qué escribirán o dirán los cómicos y cómicas del madurismo, o los instigadores del odio y fake news en sus cuentas de twitter o en sus cansones programas sobre la sorpresiva “evasión”.
Tal vez Maduro aproveche para salir del incómodo pero eficaz Director General del SEBIN, tal vez el Fiscal sicario impute a algún trabajador doméstico como ha hecho en el pasado o diga que emitirá la rayada alerta roja a Interpol, o el TSJ emita una honorífica orden de extradición ante España, lo que vendrá será el show y la distracción de siempre, o peor aún, no dirán nada, no importa, lo importante ya está hecho.
Dada la situación de penuria y tragedia actual del país, la salida de López será un episodio más de nuestra política, de los eventos que día a día se suceden sin sorprender ni importar a nadie. Esta es una jugada más entre los sectores que se disputan el poder, cuyos mentores internacionales son capaces de lograr concesiones y acuerdos con el gobierno.
Lo que sería verdaderamente importante para el país es que el gobierno LIBERE A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS tanto del chavismo como de la oposición, civiles y militares, incluyendo a los trabajadores y gerentes de PDVSA, y permita volver al país a los que estamos exiliados y perseguidos, garantizando nuestros derechos fundamentales, para así trabajar en el reagrupamiento del Chavismo como opción política y movilizar al pueblo, a todos los sectores, para lograr el restablecimiento de la Constitución y las Leyes, de la soberanía popular y trabajar juntos por la reconstrucción del país.
Mientras el gobierno sigue hundiendo a Venezuela en medio de sus torpes astucias y jugarretas políticas, jurando que “se la está comiendo” con sus pactos y su SECRETO, la situación del pueblo, de los trabajadores y campesinos, de los más humildes, es desesperada.
A lo largo y ancho del país se suceden, todos los días, manifestaciones y protestas por la falta de gas, gasolina, electricidad, transporte, alimentos.
PDVSA, el corazón de la economía, sigue paralizada y desmantelada. Ahora Asdrúbal Chávez, quien no habla con los trabajadores, realiza rondas de reuniones explicativas a los “inversionistas” para ofrecer activos de la empresa, ahora bajo el amparo y el SECRETO de la Ley Antibloqueo.
El gobierno sigue reprimiendo a los trabajadores y campesinos, persigue a los pueblos indígenas, apresa y tortura a jóvenes yukpas. El informe de la Comisión Internacional Independiente del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU sobre Venezuela denuncia y documenta, en 434 páginas, la violación de los Derechos Humanos en el país como una política de Estado, con ejecuciones extrajudiciales del FAES y otros cuerpos policiales, la persecución política, las detenciones arbitrarias, la tortura y la Comisión de Crímenes de Lesa Humanidad por parte del gobierno.
Los trabajadores y jubilados siguen protestando por el robo de sus prestaciones, por la recuperación de los Fondos de Ahorros, la violación de las Convenciones Colectivas, en contra de los salarios de miseria. Los maestros sintieron la bofetada de la indolencia gubernamental al recibir el pago de un mes de aguinaldo, de 1.500 bolívares que, según gritaba a los guardias nacionales una maestra desesperada que protestaba frente al silencio del ministro Aristóbulo Istúriz, le alcanzaba solo para comprar medio cartón de huevos y una mantequilla, una maestra que todas las mañanas se pregunta con qué va a alimentar a sus hijos.
Mientras, la flamante vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, declara con total desparpajo que en el país se “acabó” la hiperinflación y que el gobierno “defenderá” el Bolívar como moneda, miente descaradamente, con cinismo, sabe exactamente –o por lo menos debería saber–, que Venezuela tiene cuatro años afectada por la hiperinflación, la más alta del mundo, y que nuestra economía ha sido deliberadamente dolarizada por este gobierno –Maduro “agradeció a Dios” por ello–, con una devaluación que supera el 487.200 % desde agosto de 2018, a pesar de que el gobierno le restó 5 ceros a la moneda y creó un “cono monetario” cuyo billete de mayor denominación, 50.000 bolívares, equivale a 10 centavos de dólar, con los cuales solo se pueden adquirir 27 gramos de carne, una papa o un huevo.
Señora vicepresidenta, ustedes destruyeron la economía, la entregaron al mercado especulativo, el bolívar no vale nada, el salario mínimo de 1,7 dólares al MES, está muy por debajo del umbral de la pobreza de la ONU (1,9 dólares DIARIOS) y la hiperinflación azota al pueblo venezolano, todos los días suben los precios en bolívares y en dólares.
Por su parte, Maduro asegura que “más de 20 inversionistas” están “llegando” al país para “operar” en el marco de la Ley Antibloqueo, declaración precaria de un presidente entregado y desesperado, dispuesto a rematar EN SECRETO las empresas y el patrimonio de los venezolanos.
Ya va siendo hora que los trabajadores y obreros entiendan que la violación a sus derechos, los salarios de hambre, son parte de una política económica de derecha, es un paquetazo que se impone con violencia, es el producto de la orientación absolutamente anti-popular de este gobierno que ha barrido con las conquistas políticas y económicas de los trabajadores y campesinos, llevando el salario a 1,7 dólares mensuales, con el único fin de disminuir la “carga laboral” y las leyes de la República, para entregar las empresas y el país al capital transnacional y a los grupos económicos que soportan al gobierno.
Por ello la lucha por los salarios, jubilaciones, fondos de pensiones, agua, luz, gas, gasolina, precios de los alimentos, atención médica, debe estar acompañada por la exigencia de profundos cambios políticos, con el regreso a la Constitución, a las Leyes, debemos retomar el camino de Chávez, volver al Plan de la Patria, a la soberanía, al vivir bien de todo el pueblo, al socialismo, esta es la única manera de salir del abismo, de la noche más oscura.