Increíble como la dictadura desperdicia tantas oportunidades para rectificar los errores que han convertido a Venezuela en un “pobre país pobre”, como lo hemos calificado en oportunidades anteriores. Para el día de hoy a esta hora, no se anuncia nada que pueda considerarse como una disposición acertada para lograr que el país funcione dentro de los esquemas básicos de la libertad y democracia. Todo lo contrario. Sus acciones y el discurso son para decirle a todo el mundo, a propios y a extraños, que están dispuestos a retener el poder a cualquier precio. Piensan que manteniendo el esquema de represión y violencia institucional lograrán que el miedo de la gente la paralice y así ellos poder continuar haciendo lo que les viene en gana, con la supervisión y control de los conocidos factores externos. Para sólo mencionar uno de ellos, Cuba, que ha sido fundamental para todo, ya mira con alta preocupación la situación venezolana y temen que el desastre de Venezuela los arrastre a ellos sin posibilidades de retorno a los beneficios que han obtenido hasta ahora.
En otras latitudes sucede lo mismo. Me refiero al Medio Oriente más China y Rusia. El pragmatismo orienta sus acciones aunque de manera diferente. Otros factores como el narcotráfico y el terrorismo con influencia determinante en importantes áreas de poder, saben que esta situación terminará radicalmente cuando se pueda concretar el cambio por el cual estamos luchando los demócratas venezolanos.
Así es que el mensaje básico de esta semana es para levantar el ánimo y la fe en un mañana mejor. Estamos cerca, pero no podemos confiarnos y mucho menos cometer errores graves olvidando que nuestro adversario no está en los costados sino en el frente.
Lo único que más o menos le funciona al régimen son los servicios de inteligencia y los mecanismos de desinformación bajo la orientación de los cubanos. Ratifico esta convicción al seguir de cerca las noticias y declaraciones alrededor de la salida del país de Leopoldo López. Personalmente me alegró mucho saber que está en el exterior. Ya debe haberse reencontrado con su familia en Madrid, capital española. Me parecen cuestionables, completamente fuera de orden, los señalamientos críticos a su actuación tanto en los últimos años como con relación a su salida de la Embajada y del país en el cual era y es claro objetivo de la tiranía.
Leopoldo no es el enemigo. Al contrario, se trata de uno de los más importantes valores del país en la lucha contra la dictadura. La candidaturitis condiciona las declaraciones de algunas personas y grupos que hacen más daño que bien. Ese debate vendrá después que el país sea liberado.
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