Con la subida del dólar paralelo a 500 mil bolívares este miércoles 28 de octubre, poder hacer las tres comidas diarias se vuelve aún más imposible para los trujillanos. Y es que, cada día e incluso con el pasar de las horas los alimentos aumentan de precio, según la cotización de la moneda americana.
En ese sentido, con el nuevo precio del dólar, las familias trujillanas encontrarán durante los próximos días en los anaqueles de los supermercados y demás comercios, los productos de primera necesidad con un nuevo precio mucho más elevado de lo que ya estaban. Por lo tanto, los ciudadanos continúan enfrentándose a una hiperinflación descomunal que agrava más su situación, donde tienen que “hacer maromas para rebuscarse” para poder llevar a la mesa los tres – a veces dos – platos de comida.
“El dólar sube, los alimentos también y el sueldo mínimo sigue igual ¿Cómo hacemos para darles de comer a nuestros hijos? Si lo que ganamos es menos de un dólar quincenal”, expresó Enrique Díaz, padre de dos niños de cinco y siete años quien se desempeña como obrero en una escuela.
Bonos de la Patria
Muchas son las familias que califican con una “gran ayuda” los bonos proporcionados por el gobierno de Nicolás Maduro a través del Sistema Patria pues, estos suelen ser – en la mayoría de las veces – hasta el triple de un sueldo mínimo. Por lo tanto, los trujillanos esperan que estos les lleguen para sustentar algunas necesidades, poder comprar “algo de comida”.
Sin embargo, con el constante aumento de los productos, los bonos de la patria se vuelven cada vez más insuficientes para costear los alimentos.
“Un kilo de queso estaba en 1.200.000 bolívares, quién sabe cuánto costará ahorita. Ya ni con un bono puedo comprar un kilo”, aseveró Belkis Pérez habitante del municipio San Rafael de Carvajal.
Apoyo económico del extranjero
Otras tantas familias venezolanas, cuentan con el apoyo económico de sus parientes que se encuentran en el extranjero, quienes se fueron en busca de un mejor porvenir. No obstante, son muchas las personas que aseguran que con lo que sus familiares les mandan solo les alcanza para comprar comida y nada más.
“Mi hijo no terminó la universidad, se fue para poder ayudarme pero con lo que me manda cada 15 días no es suficiente para comer”, aseguró Rafaela Bencomo de 52 años de edad, quien tiene a su cargo a dos de sus nietos.
Sin duda alguna, la hiperinflación que hoy alberga al país, ha significado para los venezolanos pobreza, tristeza y desesperación. Aunque, no es solo el constante aumento de los productos alimenticios lo que cada día arruina la vida de los ciudadanos, la ineficacia y escasez de los servicios públicos terminan de completar el terrible y miserable escenario en el que se encuentra sumergida esa Venezuela que, en algún momento era consideraba el país de las oportunidades.
El Tiempo de Valera