Sketch de un monólogo
(Un hombre ya canoso lee en voz alta lo que va escribiendo en una laptop. En su lado derecho, sobre la mesa, hay un smartphone, del lado izquierdo una botella de ron y un vaso pequeño lleno con la bebida. Enfrente, al fondo de la habitación, dos televisores encendidos. No los mira, sólo los escucha)
El esfuerzo por la vida, aunque no fuera recompensado, no significa un desperdicio. Que empeño el de los viejos, como si la prudencia y la moderación que se desarrolla en la vejez vinieran asociadas al arrepentimiento. De ser así no habría duda que lo vivido fue una inutilidad -suena mejor que desperdicio, verdad-. Ya no hay tiempo para componerlo. Los que lo intentan han terminado desbaratando todo lo realizado, inclusive aquellas cosas buenas por las que pudieran recordarlos. Los viejos lo deberían entender y no andar dando lástima -no, más bien haciendo el ridículo-. Y no digo nada de los políticos, esos si que dan pena. Sobre todo aquellos que eran radicales. No los nombraré pero es público como ya, al borde de la tumba, se muestran arrepentidos de haberlo sido –tú lo has podido ver, no es así-. Pareciera que buscan salvarse del primer recinto del círculo séptimo, de cuyo fondo se desprenden hediondas exhalaciones… Yo no voy a pasar por semejantes pesares, no tengo previsto caer ahí, llenos como están de espíritus malvados… al contrario, saltaré por encima de esos círculos, a la nada, será un… (El celular emite el sonido que llaman water drop y lo agarra presuroso)
Hablando de ridiculeces, cómo se le puede ocurrir asegurar, en medio de este desbarajuste, que tendremos una feliz navidad, ni que fuera San Nicolás. Son muchos los que llamándose optimistas, pretenden pasar el credo por pensamiento crítico. Los que se ufanan de ser optimistas argumentan que la maldad no derrotará a la bondad, como si la maldad que siempre ha gobernado a las naciones, fuera una circunstancia pasajera. Como si luego de morir pudieran regocijarse de algún cambio en esas realidades. Su optimismo es sólo fe en la existencia de un ser superior, infinitamente justo, que está aupando tales esfuerzos terrenales -me quedó bien esta oración-. (se toma el contenido del vasito y vuelve a llenarlo) Las cosas -te lo digo de una vez- de dioses y brujos son sólo para la reflexión interior, miren que eliminar la parte racional del cerebro en las relaciones con la sociedad, trae consecuencias serias. Saben cuántos andan por ahí convirtiendo en real lo imaginario. Hay un gentío, practicante de la fe, creyendo en algo, y otros creyentes, igual de numerosos, que se le oponen. Es verdaderamente alocado. Igual pasa con el que cree -yo eliminaría ese verbo- que la diferencia entre la verdad y la mentira depende de la intencionalidad del mensajero, en vez de revisar los datos de la realidad -me estás siguiendo-. Actuar así en medio de una violenta marea -no, marea no, estoy hablando del vacío, es mejor- corriente comunicacional hegemónica, originada por el tutelaje arrebatado. Es tanto así que ha llevado a los necios a saltar pensando que flotarán en el aire, como si la fuerza de gravedad no existiera, quedan espaturrados -las palabras humildes son sonoras- sin remedio. Ese no es mi caso, lo tengo resuelto, será un acto consciente, y eso no se llama optimismo, sino planificación, el sabio chino que dijo Lo que dependa de mí puedo hacerlo… fue el que la inventó hace ya… (el sonido de la gota de agua llega de nuevo y el hombre se detiene a leer el mensaje) -Aquí lo tienes, sin ninguna necedad optimista, puro realismo desvergonzado-. Escogieron a la nueva magistrada sin disimulo. Forma parte de esa logia, más bien cofradía, nada piadosa y menos aún justa. Lo bueno es que hace lucir extravagante el cuento de los poderes separados. Sería más sensato, por lo menos más sincero, aclarar que toda democracia se amarra a su adjetivo. Los amarradores tienen otro tipo de vejez, la prudencia y la moderación les da risa. Atan la vida de los demás. A falta de libido es su simulador de orgasmos. (El hombre mira los televisores) -Escucha lo que dicen esos dos canales de TV-. Cómo pueden decir lo mismo siendo diferentes. En el teatro social ese guión no es casual, es la tarea del óculo cupular que adjetiva -todo él es un adjetivo-, está por encima de los amarradores, son los que controlan desde sus palcos la puesta en escena para el público de las galerías. El que intente revelarse contra esto se sale del teatro o lo sacan a carajazos… (de nuevo el burbujeo inclina al hombre a su derecha) -No se quien lo envía- Aunque en el teatro los actores seamos sólo instrumentos, la castración no es inevitable, es por eso que la lealtad nada tiene que ver con la obediencia y menos con el arribismo que la procura… (Uno de los televisores vuelve a distraer al hombre)
En realidad otorgar discrecionalidad al investido como objeto de lealtad, es pretender darle contención a las leyes del movimiento, es decir, a la vida. (Pausa, se toma de nuevo el contenido del pequeño vaso, y lo llena otra vez) Coño, lo peor es ver como la institucionalidad se degrada a medida que baja por la escalera de la importancia. No hay forma elegante de describir el desafuero jurídico y procesal que han logrado instituir la cofradía mundial, ahí si es verdad que la elegancia es una máscara. Los políticos hacen que sus países parezcan motel de carretera. -No, así no, lo corrijo y te lo leo-. (Pausa, escribe en silencio. Luego el hombre se pone de pie con solemnidad y lee)
Que horrible agobio logra que, en los países huele braguetas, sus gobernantes silben como pajaritos mientras le eyaculan encima. Utilizan las leyes como papel higiénico y convierten la soberanía en tierra baldía -no me regañes, esta referencia atenúa la ordinariez-. (Pausa) -Observa a ese pajarito, mientras te leía trinaba por la representatividad de los más capaces-. La idealización, que los padres de la cultura de occidente, hicieron de la democracia la convirtió en un grosero gobierno de varones, blancos y ricos. Inventaron, con un discurso absolutamente vertical, que una democracia que se adjetive como “calificada” requiera de votantes igualmente calificados. Ante esos sementales nunca será suficiente el papel higiénico que tengas -no sé dónde puse el control de estos aparatos, con tanta porquería disimulada es mejor escuchar al Chavo del Ocho y Animal Planet– (el smartphone suelta otra nueva burbuja). –Por qué me dirá ella que está más sola que la una, escucha el mensaje que me mandó-, Antes rezaba al levantarme y en las noches iba al bingo, ahora paso la noche sola imaginando cosas que me hacen avergonzarme del rezo de la mañana… -No le voy a contestar, a mi edad y con pandemia, el sexo con desconocidas es un suicidio. Y morir como el macho de la mantis no es lo tengo previsto… (El hombre suelta el celular y se queda prestándole atención al televisor que muestra ahora un programa sobre el poder de la música).
-Ah, mírala, es la pianista, no me acuerdo como se llamaba, fue a tocar en la toma de posesión de aquel robot negro construido por la supremacía blanca-. (Vuelve a escribir) Lo del robot es en serio, si lo perforaran seguro votaría un líquido verdosamente denso. Me asombra que ella, siendo unidimensional, pueda tocar piano. Hay que ver el desenfado con que pone a nuestro sistema de orquestas “al servicio del régimen” como si su concierto para el robótico imperial hubiera sido un musical tribute. Habla demasiado para ser pianista, la polifonía de ese instrumento no le procuró un cerebro con intersticios donde el pensamiento crítico pueda arraigarse. Prokófiev, con sus tres sonatas a los soviets logró, al menos, expresar su enorme capacidad musical. -Déjala, es sólo una musers de Tik Tok-. (Pausa para un nuevo trago)
Estar rodeado de aparatos permite ver las variadas tipologías de la esquizofrenia informática. Cada uno puede escoger la suya. Le da sentido a la existencia, que termina siendo una virtualidad en tiempo real. Por cierto, una vez alguien me acusó de aborrecer la vida, yo le devolví el golpe: no me vengas con vainas, le dije, los que creen en verdades universales, -como tú-, suponen que la vida que imaginan es real. Es curioso que no me acuerde de quien se trataba y si de lo que le dije… (El celular febril no descansa de recordar el agua, él lo agarra y durante un rato desplaza su dedo índice por la pantalla. Luego continua con el silabeo gradual de lo que va escribiendo)
Siguen con el rollo de las deslealtades, es lo más barato que cuesta disentir de cualquier mandamás. Yo les contestaría que lo trascendente de la lealtad es impedir que se traicione las razones para serlo. Eso coloca su significación en el estandarte, no en quien lo porta. Tal vez suene etéreo pero esa simplicidad ha evitado que la lealtad se convierta en tema de interés filosófico, afortunadamente. Lo que no tiene nada de etérea es la mentira política, es un fraude a las convicciones, sobre todo a las aspiraciones de la sociedad. Europa sabe mucho de esto, y los gringos son unos adelantados copiando. Así se han movido por la historia lanzando carajazos -no, ya la use, mejor sería- torciendo brazos a los que están a su alrededor, mientras lo justifican con teorías esotéricas y una jurídica ad hoc. Por cierto, el caradurismo de los magistrados españoles, es antológico, hace poco resolvieron que el asunto de aquel que bañó en fuego a un humilde negro que caminaba por nuestras calles, no debía ser considerado pues haría perder el temor fundado de que se vean afectados los derechos fundamentales del reclamado… Lo dicen como si ese temor fuera un asunto fáctico que se impone a lo jurídico. Coño, es discrecionalidad por todo el cañón. De ellos hemos aprendido. La institucionalidad es como el limbo, sin importar que el Vaticano lo haya desmantelado. No es fácil dilucidar cuándo, la legalidad discrecional, convirtió en informal la institucionalidad. (Se quita las gafas de lectura y se queda viendo el ventilador de aspas girando en el centro del techo)
-Lo que te dije hace rato no es verdad, en realidad nunca me han divertido estos aparatos, y menos cuando alguien los utiliza para agredir desde la sombra y el anonimato, lo que me provoca es mandarlos a la mismísima mierda. Incluyendo este desvencijado ventilador, que tiembla como si fuera a desarmarse-. (Se pone de pie y camina hasta el balcón. Se inclina a observa la calle situada muy abajo y continúa hablando en voz alta)
-Sé que tu no me vez como un obcecado, sabes bien que nada me dificulta el razonamiento. De no ser así por qué me acompañarías con fidelidad-. (Pausa) -Sabes que soy empecinado con mis convicciones, nunca anduve por ahí como muchacho descubriendo el mundo-. (Pausa) -Ni haciendo alardes suicidas. Lo que siempre quise fue ayudar, pareciera que no sirvió de mucho, a construir un mundo donde lo colectivo se sobreponga a lo individual. No he dejado de señalar el empeño de los tutores en establecer hasta donde podemos avanzar-. (Pausa) –Ellos no se va a calar la profundización de la democracia, les jodería su tutelaje-. (Pausa) Lo positivo de esta pandemia que nos azota es que dejó al descubierto la mortal oposición existente entre la vida en sociedad y la libre competencia. -Lo que estoy diciendo no es una pajudéz-. -Los 30 países más prósperos del mundo encabezan también la lista de fallecidos por la enfermedad. Deberían formar el G-30, los llamaríamos el grupo “Nos Importa un Coño”.- -Son los mismos que dicen, como si nada, que tanta gente en el mundo es un estorbo-. (Pausa) –Son unos sinvergüenzas y pretenden decirnos como comportarnos. Es la ignorancia pretenciosa, nos han contado la historia que inventaron, dejando fuera que el saqueo y el asesinato masivo fue lo que verdaderamente llevó a sus gobernantes, y a sus intelectuales coligados, al crucero de las catedrales-. (Pausa) –Ese cuento de la civilización, junto a la verticalidad que otorga el tutelaje, conforman el más espantoso desaire a la humanidad-. (El smartphone impenitente hace regresar al hombre a su mesa, lo registra minuciosamente)
–Por qué estúpida razón la gente reenvía todo lo que le llega, tendrán vocación de office boy-. –Confunden la Narnia de los romanos con el mundo de fantasía donde los animales hablan, y hasta nombran rey, carajo, la locura crece silvestre y extendida-. (Se toma otro trago y vuelve a silabear lo que escribe)
El parlamento de los blancos originarios aprobaron, por mayoría aplastante, una resolución de obligatorio cumplimiento para eliminar honores, reconocimientos y monumentos a toda expresión marxista. Dicen que esa ideología, junto al nazismo, provocó la guerra mundial, no faltaría más. Cuántas guerras han desatado después de la caída del muro soviético. Cuántos países desmembrados y cuántos muros aberrantes construidos. Son mentirosos compulsivos, así como ocultan que ingleses y franceses firmaron un acuerdo con el fascista mayor para que se ocupara de los rusos y sus países amigos, disfrazan de luchas libertarias sus guerras imperiales. Por eso la pianista es unidimensional. -Bien, me tranquilizaré, con rabia no se debe escribir y tengo que dejarlo listo-. Pensaba en Baudrillard cuando nos decía que la lógica de la simulación no tiene nada que ver con la lógica de los hechos ni con un orden de razones… es decir, la simulación es lo contrario a las leyes del movimiento, a la dialéctica. No hay manera, la tragedia histórica judeocristiana nos ha moldeado, inclusive a ateos como yo. Eso no va a cambiar porque Bergoglio hable ahora, es sin duda un gran avance, de mantener viva la llama de la conciencia colectiva. Son muchos siglos cocinando la historia de la humanidad como historia de sus conductores. Esa historia ancestral de héroes y villanos logró ponernos a flor de piel la confrontación con los otros. Y peor aún, que los conductores terminen autócratas. La acumulación de riqueza y fuerza bruta los llevó a la esquizofrenia de considerar necesario exterminar a quienes se les opongan y sodomizar a los que buscan pasar agachados. Lo dudan, está bien no me crean, no crean en nada, sólo miren la saga de sus secretarios de Asuntos con los Otros, parecen, más bien, una Secretaria de Cadalsos… (La burbuja suena otra vez. El hombre apaga el smartphone y llena de nuevo el vasito)
Ya está bien, tengo que concluir, hasta aquí llega este artefacto. Que cosa, él busca convertirse en sujeto, como si el litio le otorgara voluntad para controlar la razón, y yo tratando de asumir con entereza la decisión de dejar de serlo. Cómo se llamaba aquel comunista italiano que murió en la cárcel, el que dijo que el optimismo cargaba la contradicción entre la razón y la voluntad. Tal vez sea por ello que me atraganto con la simulación, es hija bastarda de esa contradicción. No es para menos, estando contra la pared son exasperantes los discursos sobre el éxito de cosas que aún no han sido hechas -sabes a qué me estoy refiriendo, no- Por cierto, alguna vez leí la advertencia que dio, hace miles de años, un viejo sabio del oriente: cuando estalla el trueno es demasiado tarde para taparse los oídos… Bueno, más grave es excusar nuestra precariedad con lo cercano que estuvo ese estallido. No soy un hombre de fe, pero, les digo a los que la tienen, háganle caso al padre de su iglesia, aunque los demás curas digan lo contrario, esa no puede ser la forma como los hombres y las mujeres debemos relacionarnos, no dejen que les coloquen el disfrute en “la otra vida”. Olvídense de eso. (se toma el contenido del vasito) Por cierto, si bien está claro que luego de la vida no hay nada, hay que saber entrar ahí sin desbaratarse…
JM. Rodríguez, octubre 2020