El American All-Stars debutó ante las Estrellas del Caribe a las 2:45pm del 24 de noviembre de 1945. El escenario fue el legendario Estadio Cerveza Caracas de San Agustín. Los norteamericanos terminaron disputando 14 juegos en la ciudad capital. Los estadounidenses continuaron ganando encuentros hasta que el 2 de diciembre el Cervecería Caracas (Estrellas Venezolanas), amparadas en el brazo de Julio Bracho, detuvieron a la poderosa batería negra y los vencieron 6 rayitas por 2. La experiencia de la Serie Monumental concluyó con gran éxito comercial, una semana antes de que la Liga Venezolana de Béisbol Profesional viera la luz en su temporada inaugural.
El 24 de noviembre de 1945, apenas seis días después de que Venezuela conquistase su tercera corona en la VIII Serie Mundial de Béisbol Amateur, se cantó en Caracas la voz de play ball de la “Serie Monumental”, torneo de pelota organizado para albergar la gira de exhibición que haría por el país el equipo bautizado como “American All-Stars”, una selección de estrellas de la Negro League de los Estados Unidos de América.
La controversia acerca de la condición amateur de las principales figuras de la selección criolla que participaba en los mundiales había aumentado en los últimos años. Esta situación llevó a que en la reunión de la Federación Internacional de Béisbol Amateur, celebrada en la ciudad de Panamá cuatro meses antes del inicio del Mundial, se suscribiese un acuerdo en el que los países que no contaban con ligas profesionales se comprometían a regularizar sus sistemas, de manera tal que hubiese una clara separación entre aficionados y profesionales de la pelota.
La Serie Monumental buscaba avivar la chispa en la fanaticada criolla poniendo en escena jugadores profesionales de primera línea. Este torneo sirvió entonces como el evento que dio de manera definitiva el estatus profesional a las figuras más importantes de la pelota local, que luego pasaron a contar con una estructura jurídica formal con la inmediata creación de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional.
El torneo fue disputado por tres equipos: El American All-Stars, el Estrellas del Caribe y el Estrellas Venezolanas. Este último estaba conformado por las principales figuras campeonas de los tres torneos amateur conquistados por Venezuela, además del big leaguer Alejandro “Patón” Carrasquel; todos conducidos por el estratega José Antonio Casanova. El conjunto era llamado también Cervecería Caracas, ya que la mayoría de los jugadores eran nómina de esta divisa. Por su parte, al Estrellas del Caribe lo integraban jugadores cubanos, puertorriqueños, nicaragüenses y venezolanos, dirigidos por el mánager-jugador Daniel “Chino” Canónico. Los protagonistas del evento, el American All-Stars, estaban conducidos por el también mánager-jugador George Felton Snow.
“Los propietarios de los cuatro equipos pioneros de esta nueva etapa de la pelota venezolana, el Vargas, el Venezuela, el Magallanes y el Caracas, sintieron que el interés que generó la gira de las estrellas de la Negro League era una oportunidad de oro que no podían dejar pasar”
En aquellos años, los sueldos en el béisbol del norte no eran las cifras astronómicas de hoy en día. Los montos de los contratos de los jugadores de las Grandes Ligas eran modestos, a tal punto que la mayoría de los peloteros debía trabajar en alguna otra actividad durante el invierno. El dinero percibido por jugar pelota era aún más bajo para los jugadores “de color” que, debido a la segregación racial impuesta en la pelota organizada de los Estados Unidos de América desde 1887, no podían acceder a la Major League Baseball (MLB), quedando marginados en una liga menos comercial como lo era la Negro League. La situación de estos deportistas se hacía aún más crítica durante el receso invernal, ya que los trabajos a los que los jugadores afroamericanos podían acceder durante ese período eran mal remunerados. Así que las ligas del Caribe representaban una opción atractiva para los jugadores de piel negra de Norteamérica. Y ya desde la década de los años ‘20 el béisbol de México, Cuba, República Dominicana y Venezuela, había contado en sus nóminas con algunos peloteros de la Negro League, como por ejemplo Joshua Gibson, considerado por muchos como el pelotero de mayor poder en la historia, y Leroy “Satchel” Paige, apreciado como el mejor pícher que haya participado en el béisbol organizado, ambos miembros del Salón de la Fama de Cooperstown.
Aprovechando esta situación, así como la popularidad que luego de las dos series mundiales amateur realizadas en Caracas había adquirido el béisbol en Venezuela, los empresarios Alejandro Blanco Chataing y Bernardo Vizcaya lograron conformar una selección de jugadores de la Negro League que en noviembre del ‘45 atravesó el mar Caribe para disputar en nuestras tierras la Serie Monumental. El equipo venía cargado de luminarias de la talla de Quincy Trouppe, quien junto a “Toothpick Sam” Jones formaría en 1952 la primera batería pícher-cácher afroamericana de la MLB; o Roy Campanella, quien sería seleccionado durante ocho años consecutivos (1949-1956) para el Juego de Estrellas de la MLB.
No obstante, la sensación del roster de “las estrellas negras” -como fue bautizada la selección del American All-Stars al llegar a nuestro país- era un muchacho de 26 años llamado Jackie Robinson, hermano del atleta olímpico Matthew Robinson. ¿Les suena este nombre?, ¿no?, ¿y el de Jesse Owens?… seguro que ese sí les es conocido. Es comprensible: Caer en el olvido es la realidad de quienes por milésimas de segundo llegan detrás del campeón. Pues resulta que en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 estos dos afroamericanos, Jesse Owens y Matthew Robinson, cruzaron la meta primero y segundo en la final de los 200 metros planos para llevarse, respectivamente, las medallas de oro y plata en las narices de uno de los sociópatas racistas más enfermos que haya conocido la historia: Adolf Hitler.
Pero la fama de Jackie no tiene que ver con su laureado hermano. En aquellos años la vida tenía reservado para él un rol de mayor impacto: Ser el pelotero que rompería la barrera racial de la MLB. Semanas antes del arribo de la selección norteamericana a Venezuela, el gerente general de los Dodgers de Brooklyn, Branch Rickey, el mismo interpretado por Harrison Ford en la película “42”, había anunciado la firma de Jackie Robinson con los Montreal Royals, la sucursal de ligas menores de los Dodgers, hecho que marcaba el paso previo para el inminente debut del primer afroamericano en la MLB. La noticia causó el esperado revuelo en la sociedad norteamericana por lo que Rickey, en un intento por alejar a Robinson de la presión que caería sobre este astro por parte de los medios y de fanáticos racistas, pidió incorporar a la futura leyenda al roster que viajaría a Suramérica. De esta manera, los venezolanos de aquellos años tuvieron el privilegio de admirar en el terreno de juego a quien estaba destinado a convertirse en uno de los símbolos más importantes de la lucha por la igualdad de derechos civiles en el gigante del norte.
El American All-Stars debutó ante las Estrellas del Caribe a las 2:45 de la tarde del 24 de noviembre de 1945. El escenario fue el legendario Estadio Cerveza Caracas de San Agustín. El formato del torneo consistía en una ronda todos contra todos para luego jugar una final de cinco encuentros entre los dos equipos mejor posicionados. Los norteamericanos terminaron disputando 14 juegos en la ciudad capital.
Daniel “Chino” Canónico y Enrique “Conejo” Fonseca.
La expectativa que en la población había despertado la llegada de Robinson al país fue satisfecha sin demora. En el primer juego el norteamericano conectó un largo cuadrangular con Sam “Jet” Jethroe en base. Luego de que Jackie pisara el plato, Buck Leonard la desapareció para dejar claro a la afición caraqueña que la fama de la que gozaban las estrellas de la Negro League estaba bien fundada. Al caer el out 27 en San Agustín, la pizarra marcaba la victoria de las estrellas negras 8 carreras por 2.
El día siguiente le tocó a las Estrellas Venezolanas recibir al American All-Stars, en lo que terminó siendo un duelo de diez entradas ganado por la visita 4 carreras por 3. Por los criollos estuvieron en la lomita el “Patón” Carrasquel y Julio Bracho, mientras que por las estrellas negras lanzaron Roy Welmaker y Bill Anderson.
Los estadounidenses continuaron ganando encuentros hasta que el 2 de diciembre el Cervecería Caracas (Estrellas Venezolanas), amparadas en el brazo de Julio Bracho, detuvieron a la poderosa batería negra y los vencieron 6 rayitas por 2. Carrasquel abrió el encuentro, pero fue relevado por Bracho en el segundo inning.
Seis días después, el 8 de diciembre, los norteamericanos sufrieron su segunda y última derrota en Caracas, esta vez ante las Estrellas del Caribe. Buck Leonard conectó su tercer cuadrangular del torneo, pero los dirigidos por el “Chino” Canónico se llevaron la victoria con una pizarra ajustada de 3 por 2.
La final la disputaron Caracas y las estrellas negras, quienes barrieron a los capitalinos en cinco juegos. El último encuentro fue celebrado el 23 de diciembre, en la víspera de Nochebuena. De inmediato las estrellas negras viajaron a Maracaibo para protagonizar cuatro encuentros contra la selección Estrellas Zulianas, liderados por Luis Aparicio Ortega. Los norteamericanos ganaron tres desafíos y cayeron derrotados en uno. Todos los juegos se llevaron a cabo en el recién inaugurado Estadio Olímpico marabino.
El despliegue del American All-Stars durante la gira por nuestro territorio fue contundente. Para entender a qué se enfrentaron sus rivales, basta con echar un vistazo a las cifras que en promedio al bate dejaron sus principales figuras ofensivas. Aquí una muestra de ello: George Jefferson (.857); Buck Leonard (.462); Parnell Woods (.419); Quincy Trouppe (.413); Sam Jethroe (.339), y Jackie Robinson (.339).
La expectativa en el país por la Serie Monumental era tremenda y nadie resultó decepcionado. Por una parte, el béisbol que caraqueños y maracuchos presenciaron aquellos días fue de alto nivel y, además, la pelota criolla se nutrió, creció y resultó fortalecida con la experiencia.
El torneo concluyó con gran éxito comercial, una semana antes de que la Liga Venezolana de Béisbol Profesional viera la luz en su temporada inaugural. Los propietarios de los cuatro equipos pioneros de esta nueva etapa de la pelota venezolana, el Vargas, el Venezuela, el Magallanes y el Caracas, sintieron que el interés que generó la gira de las estrellas de la Negro League era una oportunidad de oro que no podían dejar pasar. De inmediato estos empresarios comenzaron a tentar a las figuras del American All-Stars para incorporarlas a sus nóminas: La paga era buena, y el ambiente inmejorable. En los Estados Unidos de América los jugadores afroamericanos eran tratados como ciudadanos de segunda, mientras que en Venezuela recibían un trato de grandes ídolos. Podían dormir y comer donde quisieran, y si en la calle alguien se les quedaba mirando, lo más probable era que estuvieran pensando en pedirles sus autógrafos. El resultado fue el esperado: Campanella, Welmaker, Jethroe, Trouppe, Anderson, Woods y Jefferson, se quedaron y formaron parte de la historia inaugural de la LVBP.
Contaba el periodista Abelardo Raidi que Juan Rafael Reguetti, propietario del Vargas, intentó contratar a Jackie Robinson para que junto a Campanella y Welmaker formara parte de las filas de su divisa. Por supuesto que Robinson no aceptó; el muchacho se encontraba a pocas semanas de unirse al Montreal Royals, donde jugaría una temporada como preámbulo al histórico debut en la Gran Carpa, el 15 de abril de 1947.
A continuación, el roster de cada una de las tres selecciones que participaron en esta histórica aventura
Estrellas Venezolanas: Los tricampeones mundiales amateur(1941, 1944 y 1945) Ramón “Dumbo” Fernández (RF-P); Enrique “Conejo” Fonseca (C); Guillermo Vento (LF); Dalmiro “El Ovejo” Finol (2B); Luis Romero Petit (3B); Héctor Benítez “Redondo” (CF). Los bicampeones (1944 y 1945) Antonio Briñez (1B); Luis “El Mono” Zuluaga (P); Eduardo “Churupa” Pérez (SS), y Valentín Arévalo (P); además de Félix “Tirahuequito” Machado (OF), Julio Bracho (P) y el grande liga Alejandro “Patón” Carrasquel (P). Mánager: José Antonio Casanova.
Estrellas del Caribe: Carlos “Terremoto” Ascanio (1B); Frank Austin (SS); Marvin Williams (2B); Venancio “Mocho” Osorio (LF); Francisco “Tarzán” Contreras (CF); Gil Garrido (3B); Juan Delfino “Bragañita” García (RF); Cesar Núñez (C); Luis Oliveros (P); Domingo Barboza (P); Bill Jefferson (P); Andrés Alonso (P), y Balbino Fuenmayor (P). Mánager-jugador (P): Daniel “Chino” Canónico.
American All-Stars: Quincy Trouppe (C); Roy Campanella (C-CF); Buck Leonard (1B); Marvin Baker; Parnell Woods (3B); Jackie Robinson (SS); Eugene Benson (RF); Sam Jethroe (CF); Roy Walmaker (P); Verdel Mathis (P); George Jefferson (P); Frank Austin (P), y Bill Anderson (P). Mánager-jugador (P): Felton Snow.