“El fundamento de la democracia es la fe en la capacidad de la naturaleza e inteligencia humana.” John Dewey.
En mi país, Venezuela, tenemos una expresión popular, que admitiendo un defecto cultural como lo es la viveza criolla, señala: “está bien que sean vivos , pero que no crean que los demás somos pendejos”. Así tenemos que decirle al Fiscal usurpador del régimen quien con malograda pose de actor político mediocre, en días pasados, en rueda de prensa declaró, “no entiendo que está pasando con la FAES (Fuerza de Acciones Especiales)”, dándose por sorprendido ante la denuncia pública que se hizo viral por todos los medios, de que miembros de ese tenebroso, irregular, cruel, y pervertido cuerpo del régimen, cumpliendo órdenes superiores o por cuenta propia, puso a varios obreros a cavar una tumba para enterrar a un pujante agricultor zuliano por negarse a seguir pagando la extorsión de la que venía siendo objeto.
Es de presumir que no sólo sería el agricultor el enterrado en esa fosa, igual suerte correrían los obreros, para no dejar huellas ni testigos de su repudiable acción. El Fiscal usurpador sabe muy bien que ese cuerpo abominable fué creado para sembrar el terror, y no precisamente árboles frutales en todo el territorio venezolano, contra todo oponente del régimen o contra todo aquél que se niegue a cumplir con sus acciones delincuenciales. Se dice que la mayoría de quienes conforman ese diabólico organismo son malandros seleccionados de las distintas cárceles con un prontuario de horror.
Todos los funcionarios del régimen conocen de las andanzas de esa Fuerza de Acciones Especiales (FAES) que tiene atribuciones ilegales e inhumanas y sólo recibe órdenes de jerarcas superiores, para matar, desaparecer, torturar física y psicológicamente, perseguir, amedrentar y cuanta depravada acción pueda ocurrírsele a unas bestias que asemejan ser seres humanos.
No hay duda que ese despreciable acto filmado y documentado en flagrancia irá a formar parte del voluminoso expediente e informe de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas sobre Venezuela que señala que aquí se cometen crímenes de lesa humanidad. Pero lo que más preocupa al régimen es que se descubra ese demoníaco proceder en las cercanías de la farsa electoral montada para el 6 de diciembre con la cual pretenden defenestrar a la legítima Asamblea Nacional y con ello acabar con el gobierno interino que encabeza Juan Guaidó.
Nuestros aliados ya han expresado su rechazo a ese show electoral, por lo que no tendrán reconocimiento de legalidad. Es previsible que en Venezuela se acelerará el caos al tener una duplicidad institucional donde el poder fáctico usurpador intentará imponerse sobre la legitimidad del gobierno interino y el órgano represor, el FAES, tendrá mayor actividad. Suponemos que esta nueva prueba tendrá una respuesta estratégica por parte de la genuina oposición que nos permita poner fin a la usurpación, nombrar un gobierno de transición, y entonces sí, se pueda hacer un llamado electoral transparente y confiable e iniciar un proceso de adecentamiento y profilaxia política.
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