Alirio Pérez Lo Presti: Enseñanzas de la pandemia

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Seguimos en plena pandemia. Tal vez el único antecedente parecido es la gripe española hace 100 años, en la cual falleció más de cincuenta millones de personas. Podríamos decir que como consecuencia de la actual situación se van a generar espectaculares cambios civilizatorios, lo cual es una especulación que puede fundamentarse en varios aspectos que hasta cierto punto se han vuelto un lugar común en los círculos de pensamiento del planeta. Si la pandemia tiene fecha de vencimiento es un asunto que desconocemos, sin embargo, pareciera que existen algunas cosas que invitan a reflexionar cada vez con mayor solidez, tanto que podríamos hablar de escenarios: Prepandemia, la pandemia y la postpandemia.

La prepandemia

Antes de la pandemia nos ufanábamos de lo rápido que se expandían los cambios propios de le microtecnología y la “inteligencia artificial”. Las redes sociales y las comunicaciones virtuales ya formaban parte de la vida en sociedad. Sin embargo, las diferencias entre países y su capacidad de acceder a estas formas de tecnología siempre estuvo limitada. Los adultos mayores tenían dificultades para asimilar las nuevas herramientas tecnológicas y en materia educativa las inequidades eran abismales entre la gente con posibilidades económicas para acceder a las tecnologías contemporáneas y quienes por vulnerabilidad económica se encontraban francamente en desventaja. Antes de la pandemia había movimientos reivindicadores de minorías, algunos de los cuales actuaban de manera violenta en su lucha por obtener sus derechos y de alguna manera, en occidente, se había dejado a un lado el asunto de cumplir con los deberes. La palabra deberes había caído en desuso.

La pandemia

Desde el comienzo, la virosis es manejada con torpeza ya proverbial. Se deja a discrecionalidad de líderes erráticos el manejo de esta y las tres reglas básicas: 1. Uso de tapabocas o mascarillas (elementos de protección personal). 2. Lavado de manos y 3. Distanciamiento físico, no se preconizaron con celeridad. En relación con las medidas de confinamiento y cuarentena ya se sabrá más adelante si se realizaron en el momento adecuado, si se habrán de realizar varias veces o si no era necesario sobredimensionar la utilidad de estas. Simplemente no tenemos el balance final y lo que se diga es especulativo.

Como una paradoja muy cruel, se apuesta a que aparezca una vacuna, como si estuviésemos en los tiempos de Edward Jenner o Louis Pasteur y lo peor de todo: Fracasa el modelo de prevención, de manera que el nosocomio se vuelve el punto más importante del asunto, dando mayor importancia a las unidades de cuidados intensivos, relegando la atención primaria. Las más importantes revistas científicas se equivocan al publicar trabajos de investigación y luego controvertir el resultado de estos, lo cual, sumado a los disonantes discursos de la Organización Mundial de la Salud, terminaron por confundir al mundo entero. La revolución tecnológica da el gran salto cuántico y aparece el teletrabajo y el contacto social virtual como elementos ya introyectados en la cultura.

Postpandemia

Si se llega a controlar la pandemia: 1.Porque aparezca la vacuna que dé resultados. 2.Se desarrolle un tratamiento farmacológico y la detenga. 3.El virus perdiese su enorme poder de contagio y letalidad o 4.Se contagiase gran parte de la raza humana; sin lugar a duda que va a quedar una gran cicatriz. La recesión económica, el desempleo, la delincuencia y la sensación del “sálvese quien pueda” será parte de los vínculos interpersonales y lo humano quedará más maltrecho de como ya venía. Tardará un tiempo en reponerse la civilización de esta necesidad de salvación a cualquier precio y volveremos a los conflictos bélicos de costumbre y a las calamidades que han acompañado al ser humano desde que existe. Lo que parece haber triunfado de todo esto es la expansión de la microtecnología como elemento que se posiciona por encima de otras dimensiones.

Especulaciones ligeras

Con la pandemia aparecieron como monte los “pandemiólogos” y los relatores de autobiografías que no interesan a nadie porque cada uno trata de sobrevivir a su manera. Si los centros de poder van a migrar, si los Estados Unidos se va a debilitar, si van a surgir nuevas potencias o lugares de concentración de nuevos tipos de poderíos o si el virus se potencia o aparece uno peor, son solamente especulaciones sin mucho basamento, bastante emotividad y ligereza para tratar de darle forma a lo que está por venir. No se suele ser muy exacto en la futurología y los expertos en pandemia todavía no se han posicionado. Resurge, eso sí, la mezquindad que es parte de la sombra de lo humano y el deseo de pescar en tan inédito río revuelto, que con frecuencia recibe el eufemístico nombre de “reinventarse”, asunto por demás ausente de profundidad argumentativa, porque no es un cambio evolutivo lo que vivimos, sino un intento de sobrevivir y no siempre de la mejor manera.

@perezlopresti

 

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