Se pudiera decir que todo comenzó en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, a propósito de la forma como fue defenestrado desde el punto de vista político; cosa que, por lo demás, mucha gente lamenta hoy en día, observando el devenir de nuestro panorama patrio, y el desenlace trágico que ha tenido nuestra historia, a partir de ese capítulo. El hecho cierto es que, como el propio Pérez lo ha sostenido: su gobierno da al traste por un desmadre que se produce en nuestros medios de comunicación. He allí el por qué muchos sostienen que los motivos, por los cuales se le juzga, no revestían la gravedad, que le impusieron, para justificar el cometido de defenestrarlo; pues se partía de la circunstancia, de que se habían desviado 250 millones de bolívares de la llamada “partida secreta” del entonces ministerio de Relaciones Interiores, a los que se llevan a dólares, que para el cambio de la época equivalían a unos 17 millones, y cuyo destino era Nicaragua; es decir, para pagarle los gastos de la asunción a la presidencia a la señora Violeta Chamorro, quien se había impuesto en las elecciones en dicho país frente al famoso contendor sandinista, Daniel Ortega, cabeza de una revolución, con la que su movimiento había llegado al poder; de la mano, téngase en cuenta, del castrocomunismo, y aquella señora se había impuesto en ese proceso comicial con las uñas, y quien venía siendo viuda de un famoso periodista, que dirigía un periódico en Managua, víctima de un asesinato por parte de la dictadura de Anastasio Somoza.
Por lo demás, no era la primera vez que los venezolanos incursionábamos en Centroamérica; pues durante el gobierno de Luis Herrera Campins nuestros diplomáticos, a la cabeza de Arístides Calvani, habían estado muy activos en esos países; a medida que sus sociedades se deslastraban del castrocomunismo, en lo que se refiere a los movimientos guerrilleros, que habían cundido a raíz del triunfo de la llamada Revolución Sandinista, y se concitaban acuerdos de paz, llamados a profundizar la democracia en la región; lo que implicó gastos de la partida secreta para estos diplomáticos; aparte de que era la contribución a la estabilización política de Nicaragua el hecho de destinar esa parte de la partida secreta, para cubrir los gastos de toma de posesión de la señora Chamorro.
Obsérvese que para el momento había una cierta confusión en cuanto al manejo de la acusación contra Pérez; que terminó siendo por malversación de fondos; que nunca por peculado, y en lo cual pasó eximido éste, como se vino a descubrir a raíz de su muerte; aun cuando un periodista de la talla de Rafael Poleo lo calificaba como “el choro mayor”, y para que se vea al punto al que llegó ese desmadre de nuestros medios de comunicación; porque también estaba la circunstancia de que a los días de esa conversión a dólares de esos 250 millones de bolívares, se hacía con conocimiento de causa, de que se iba a producir una devaluación; como en efecto ocurrió; lo que significa aprovechamiento del manejo de la información privilegiada.
Incluso, todo arranca a raíz de una columna, que tenía en El Nacional un señor, que estaba al servicio de Jaime Lusinchi, de nombre Andrés Galdo, y quien hace la denuncia de la famosa operación de “la partida secreta”, y de la cual se hace eco José Vicente Rangel, entonces otro columnista, que formaba parte del aquelarre en el que se sustentaba ese desmadre, de marras; tanto es así que se hacía llamar “el contrapoder”, a través de una columna en El Universal y de un programa de televisión en Televen, y de modo que el hecho se magnifica; durante días comienza a llevarse el mayor centimetraje noticioso en nuestros periódicos; al punto de que se acude a la Fiscalía General de la República, en ese sentido. La denuncia allí prospera, y ya se sabe todo lo demás.
De hecho Hugo Chávez fue un mito forjado por este fenómeno de desafuero comunicacional, y cuando hablo de mito, hablo en el sentido del imaginario del venezolano; quien no pensaba con la cabeza en ese momento, sino con los pies, y producto de esa enajenación de la que había sido víctima, a propósito de esta magnificación de las situaciones, tal cual se manejaba en nuestros medios de comunicación; empezando, repito, por este señor José Vicente Rangel, generando lo que se conoce como el sentimiento de la antipolítica; envenenada como quedó la ciudadanía, y que fue lo que le empedró el camino a Chávez “al paraíso”: un hombre que supo interpretar lo que quería oír la opinión pública en ese momento, y el que no era sino, como dice la canción, buche y pluma; pues se trataba de un sujeto que no tenía idea de para qué abrigaba esas desmesuradas ambiciones de poder, más que para sentirse en eso, es decir, en un paraíso, una vez llegado allí.
Que fue el desmadre, que también llevó al breve episodio de la salida de Hugo Chávez del gobierno por 24 horas, y que tuvo su coto a partir de allí; pero ya porque se trataba de un hombre, que venía con la idea de perpetuarse en el poder, bajo el esquema de una tiranía; no como una conciencia democrática, como la de Pérez, que no abrigaba ambiciones de perpetuidad en el poder, y entonces se diseñó la famosa Ley Mordaza, que comenzó por limitar todo el contenido, que transmitían los medios de comunicación; luego, el cierre de canales televisivos y estaciones radiales: la censura absoluta; mientras Maduro ahora anuncia que va por las redes sociales, en un momento en que se ha producido una revolución en el campo de la comunicación, con la imposición del celular, que ha dejado obsoleta la radio-telecomunicación: ¿podrá controlar las redes en un mundo que, gracias a ese aparato, se vuelve cada vez más aldea global? Borges tiene un relato, en el que habla de un aparato minúsculo, donde cabe el universo todo; el Aleph: he allí el fenómeno del celular.
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