En mi último artículo hice una somera referencia a los desafíos del próximo año. Por supuesto que el análisis de escenarios posibles para el 2021 requiere conocer algunos datos de eventos que sucederán este mismo mes y apenas iniciar el próximo. Los resultados de las elecciones convocadas por el régimen, la consulta popular organizada por la oposición y la instalación de la Asamblea Nacional el 5 de enero.
Aún sin tener esa información disponible, es posible visualizar algunas situaciones que seguramente se presentarán en los primeros meses del año. No resulta difícil imaginar que se promoverá, desde distintos sectores políticos y sociales, una recomposición de la alianza y la conducción opositora. En esta oportunidad hay quienes promoverán la participación de otros sectores representativos de la sociedad, junto a las organizaciones políticas para conformar la nueva plataforma unitaria.
Naturalmente estos debates se han desarrollado en el seno de las fuerzas alternativas, al finalizar acontecimientos políticos importantes, la consideración de cerrar un ciclo e iniciar una nueva etapa de la lucha, ha sido una consideración recurrente en las reflexiones de las fuerzas democráticas.
Se planteará como una necesidad imperiosa el superar la fragmentación de la oposición, estimando que la división constituye un serio obstáculo para alcanzar el cambio político. Sin embargo, por otra parte se argumentará que la unidad debe conformarse en torno a una política ampliamente compartida, lo que supone una elaboración fundamental en el diseño estratégico.
En los partidos políticos más influyentes existe la convicción de que la ruta para alcanzar el cambio político se despejará a partir de un proceso de negociación. Una interrogante que surge a partir de esa convicción está asociada a la posibilidad de regresar a las negociaciones iniciadas en Oslo y Barbados, pese a las dificultades conocidas para acordarse en el campo opositor, esa eventualidad no puede descartarse a priori en virtud de las elecciones de gobernadores y alcaldes. Además de la oportunidad de activar los mecanismos para realizar el referéndum revocatorio.
En materia internacional se puede estimar una aproximación del nuevo gobierno norteamericano con las políticas de la Unión Europea, cuyas exigencias están asociadas a la realización de elecciones libres.
Las materias por definir revisten una gran complejidad y requieren de un debate sereno y realista para poder abordarlas. Exige realizarlo en el plano de las ideas, evitando caer en el terreno de la agresión y descalificación.
El régimen por su parte intentará proyectar una «nueva oposición» con quienes resulten electos, su propósito es disminuir la significación de la oposición mayoritaria y reducir la influencia de la Asamblea Nacional dirigida por Juan Guaidó. En otro sentido con la llamada «flexibilización» por todo el mes de diciembre y el trasmitir la sensación de tener controlada la propagación del virus, puede conducir, de acuerdo a los cálculos de la Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas, a una situación sumamente comprometida a los inicios de año.
La oposición venezolana ha demostrado una gran capacidad para recomponerse, superando difíciles coyunturas y rediseñando sus rutas. Quizás en esta ocasión se enfrente a un desafío superior al de anteriores oportunidades, lo que implica mayores exigencias para dibujar un camino exitoso.
En nuestra opinión, la conducción política tiene que adelantar una línea de apertura hacia diversas organizaciones sociales, sindicales, empresariales, profesionales, con las universidades y las academias, no tan solo para sumarlas a un amplía plataforma unitaria, sino también para escuchar sus críticas, sugerencias y proposiciones e incorporarlas a su propia reflexión. Así se colocaría a la altura de las exigencias y de los desafíos del año próximo.
Luis Manuel Esculpi es dirigente político, parlamentario jubilado del antiguo Congreso de la República – @lmesculpi