En el sector donde vivo, en Maracaibo, estamos convencidos que mas allá de las lógicas perturbaciones que puede causarnos el problema eléctrico ─que son muchas─ estamos siendo víctimas del deliberado ensañamiento sádico de quienes ejecutan la administración de carga.
Si no fuera así, que hay deliberado sadismo en la forma en cómo se “administran” los cortes, uno no podría explicarse el desorden aparente que rige en las acciones de esta gente que difunden a su alrededor la oscuridad. No hay día, ni noche ni hora precisa para caer en la más densa noche psuvista. Podemos quedarnos sin servicio eléctrico a cualquier hora del día, de la noche y hasta en la madrugada. La luz puede irse por la mañana cuando necesitas vestirte para salir o por la tarde cuando comienzas a preparar la cena y todo tiene que hacerse muy de prisa antes que se nos vaya la luz, porque en caso contrario, hay que cocinar alumbrándose con velas –que están por las nubes- o de cualquier modo, causándonos una gran incomodidad a la hora de cocinar lo que esta vida de hambre nos permite. Imposible programarnos para ver la televisión, porque es frecuente que en lo mejor de una película los misteriosos demiurgos de las tinieblas nos cortan la luz. O porque los bajones dañaron el único televisor de la familia. Nadie sabe por qué, alguna vez la luz no se va y, por eso, cuando tenemos la esperanza de que va a ser así otra vez, quedamos envueltos en la más espesa de las tinieblas. A veces nos cortan a las 10 de la noche y regresa a la hora o a la media hora. En otras ocasiones, a las 11 y 30, cuando ya parece que vamos a disfrutar de las mieles del descanso, es entonces cuando la mano peluda del eufemismo llamado administración de carga se abate contra nuestra adolorida y hambreada humanidad. Calor,… mucho calor,… y zancudos porque los bajones dañaron el aparato del aire acondicionado. No descansamos, no dormimos, una verdadera tortura. Se sabe de ciertas zonas de la ciudad donde nunca se va la luz y donde vive gente privilegiada por la fortuna o el poder. Y, al lado, justo al lado, reinan las sombras de la ineficiencia gubernamental ensañándose contra hombres, mujeres, enfermos, ancianos y niños. Tenemos mucha arrechera y el 6 de diciembre vamos a salir a votar y a castigar a los culpables.
La situación descrita arriba no debería caracterizarse como administración de carga, que sugiere cierta racionalidad. Lo que nos pasa no consiente regularidad como un cronograma de cortes, no parece que tenga leyes, al menos en las apariencias visibles. A pesar de que la indolencia y otras desviaciones gubernamentales al dejar deteriorar los servicios de agua, internet, luz, gas, transporte público, PDVSA, etc. cuesta pensar que la incertidumbre y la oscuridad tan sádica con la que se nos castiga sea solo una política gubernamental. Tiene que haber algo mas, algo muy oscuro y enfermizo, que tal vez el Gobierno conoce,… y se hace el loco. Puede que sea una de las políticas del Gobierno.
Los pareceres en la comunidad acerca del hostigamiento sádico que padecemos son numerosos y disímiles, presento solo algunos:
Freud Fuenmayor, psiquiatra profesional y vecino de toda la vida, sugiere que “tal vez se trata de varios sociópatas infiltrados en la corporación (CORPOELEC) y que se han organizado para gozar con el sufrimiento ajeno y que podrían estar actuando con la indulgencia de algunas cúpulas “de muy arriba”. Nos gustaría ir hasta CORPOELEC a ver si nos dicen quienes son esos enfermos de la mente que juegan con nuestra salud, para ver como se les encierra y que reciban tratamiento adecuado. No nos dejemos llevar por la rabia y actuemos científicamente; es muy probable que esos adictos al dolor ajeno requieran unas cuantas sesiones de electroshock, yo mismo se las aplicaría con mucho gusto”.
Misia Concepción, devota de la Virgen del Martirio, piensa que se trata de un castigo porque nos hemos apartado del buen camino. Según ella, “los tiempos de Dios son perfectos y; Él sabrá cuando terminar con la pesadilla eléctrica. No contemos con Maduro, él no va a arreglar eso porque no le conviene que veamos con claridad todo lo que está pasando; recemos y esperemos la bendición divina”.
También comentó su parecer un ciudadano medio distraído que vive cerca de mi casa, aseguró que “la causa de nuestra oscuridad es la guerra económica y el sabotaje de la derecha. Todo el sadismo que sufrimos por el servicio eléctrico se debe a los rayos electromagnéticos que nos lanzan desde allá del norte ─como lo explicó el Presidente Maduro─. Y en estos días, el xenófobo racista de Donald Trump, debe estar lanzando rayos a diestra y siniestra porque perdió las elecciones. La gente lo castigó con el voto por abandonar a los ciudadanos a su suerte en la pandemia, pues no cuentan con un sistema de salud que los ampare”.
Más allá de los singulares y disímiles opiniones de la comunidad, la verdad se instala en nuestros entendimientos como el hambre en los estómagos de nuestros niños:
Desde las alturas del poder nacional se nos administra la luz con criterio de escasez, igual que los salarios. Igual que la atención en salud. Igual que el agua y todo lo que necesitamos para dignificar la vida, para sentir que vale ciertas penas vivirla. Que todas estas carencias, como las del transporte público, tienen el propósito de mantenernos en nuestras casas como animalitos amaestrados dentro de un corral, para que no nos movilicemos a reclamar la felicidad a la que tenemos humanamente derecho. También desde más allá de nuestras fronteras se nos castiga al imponer sanciones al país, contando con que nuestra hambre va a dejarle ganancia a los genocidas del norte y a sus sirvientes criollos.
Levántate muy temprano el 06 de diciembre a reclamar tu derecho a la vida.
Vota contra los enemigos del Pueblo dentro y fuera del país
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