Solo en los 10 días que van de diciembre, se han producido 5 ataques contra comercios y una sede militar en la entidad zuliana.
Porque es el mes en el que a los comerciantes del Zulia y a la población —como al resto del país— les autorizaron la flexibilización total en medio de los cuidados que la pandemia del covid-19 exige, porque es el mes en que más gente hay en la calle buscando alimentos y los que pueden el obsequio de los hijos para el 24, porque los zulianos no tienen pausa en su lidia diaria para obtener gasolina, comprar comida donde el dinero le alcance, esperar ahora no solo agua, sino agua clara, y rezar para que el racionamiento no les eche a perder el día…. Por estas y las razones que cada quien sume es que diciembre bien merece el milagro del fin de los bombazos que dejan los extorsionadores.
Ya es suficiente el estrés diario como para tener miedo de ir a un supermercado, ferretería, cauchera o restaurante. No es justo para nada que la vida del zuliano, principalmente para quien reside en Maracaibo, San Francisco, La Cañada de Urdaneta, Miranda o Santa Rita, gire en torno del delito de la extorsión y sus dolorosas consecuencias.
Hasta el 30 de noviembre eran 13 los ataques con granadas registrados en el Zulia. En 10 días que van de diciembre las bandas han acentuado su accionar. El 1 de este mes lanzaron explosivos contra una cauchera en “Cecilio Acosta” con la avenida 9 de Maracaibo; luego, arrojaron otro a la vivienda de un comerciante en San Francisco y cuando se esperaba que amaneciera el día 2 ya en Tía Juana (Costa Oriental del Lago) dos granadas más habían dejado zozobra y un herido. No atacaron cualquier local. La fuerza de los explosivos sacudieron una instalación militar, paradójicamente una del Grupo Antiextorsión y Secuestro (Gaes) de la GNB.
Ahora, este miércoles 9 de diciembre, a 15 días de Navidad, otros dos atentados se sumaron a la entidad zuliana.
Primero, al norte de Maracaibo atacaron con granada una carnicería; más tarde sucedió en La Cañada de Urdaneta. De los explosivos pasaron a las armas largas. Dos hombres en moto llegaron a una licorería y uno se bajó. Entró armado al local y lanzó una nota a la caja registradora (…) salió y en segundos los vidrios recibieron una lluvia de impactos de alto calibre.
Gracias a Dios, a la Virgen o a quien se encomiende la gente (…) en esos ataques no ha habido víctimas fatales. Heridos, sí. Un joven en la carnicería Cow, un alineador en la referida cauchera y tres adultos mayores en un ataque a un supermercado cañadero el pasado 15 de noviembre, por recordar a algunos.
Ya está visto que no hay hora para que un hecho así se produzca. En los más recientes, los delincuentes han amedrentado “a pleno sol”. Ya pocos llevan pasamontañas.
El Zulia no es tierra olvidada. Merece atención urgente para frenar este delito que empobrece más a la economía. Las bandas golpean tanto a grandes cadenas comerciales, como a pequeños comerciantes. Hace una semana, la Cámara de Comercio de Maracaibo exigió acciones y que se trabajara con diligencia y efectividad.
Asumía la CCM como campaña el mensaje Hoy digamos todos en una sola voz: ¡No a la extorsión, yo no pago! y sugirieron 5 recomendaciones a las autoridades para frenar avance del delito. Sin seguridad, reconocieron en un comunicado, “no habrá la confianza necesaria para producir y comercializar los productos y servicios que necesita una sociedad que también se siente amenazada”.
Este último ataque de La Cañada con armas largas sucedió el día en que el gobernador Omar Prieto anunció el decreto de operativos de seguridad conjuntos y esbozar medidas sobre la movilización de automóviles y motos, que en lo absoluto deben llevar calcomanías o elementos de seguridad no avalados.
Pues bien, se prometió más operativos. Eso mismo se comunicó en octubre cuando se desplegó el de Navidades Seguras 2020.
El 21 de octubre, frente a la Basílica, las autoridades señalaron: “El Zulia se suma al dispositivo de seguridad nacional con más de 4.456 funcionarios (…) Este operativo tiene la finalidad de otorgar la tranquilidad a la población, para que nada perturbe el espíritu navideño, la felicidad y la paz al pueblo”.
De octubre a diciembre las bandas han asestado al menos 7 ataques a negocios y viviendas.
Han sido anunciadas, en este tiempo además, detenciones de implicados en extorsiones. Entre los arrestados ha habido funcionarios del Cicpc y Cpbez. Tan solo el 29 de noviembre el jefe nacional de la policía científica divulgó dos aprehensiones de funcionarios que armaban a las bandas y terminaban, además, cobrando una parte de lo que los hampones “ganaban” amenazando a comerciantes.
Hace dos días, el martes 8-D, el mismo comisario Douglas Rico informaba desde Caracas la detención de 4 extorsionadores más: de ellos, uno era también funcionario policial.
Se anuncian detenciones y abatidos (…) y pareciera aumentar los hechos de zozobra. Los cuerpos de seguridad dicen tener identificados a los demás miembros de estas organizaciones criminales, describen cómo los delincuentes, algunos desde otros países, meten miedo llamando por whatsapp y enviando a sus cómplices en la ciudad o región a cobrar o a lanzar explosivos.
Estaría bien que los patrullajes y operativos constantes dejen de ser intermitentes. Mejor aún que se sepa que los cuerpos policiales son depurados y que al menos los ya detenidos no seguirán dotando a las bandas. “Seremos severos en eso”, dijo el jefe nacional del Cicpc hace 48 horas…. pero estamos en diciembre.
Es diciembre del peor año que el mundo haya vivido y en estas tres semanas que restan para despedirlo hace falta un plus… más presencia policial o militar en las calles de los municipios más golpeadas por la extorsión, mirar experiencias en otros países, más dotación tecnológica para los cuerpos de seguridad y que estos acompañen a la población en campañas preventivas… cualquier iniciativa, venga de donde venga, puede ser aprovechada para que el zuliano, el marabino, trabaje, compre y haga su día a día sin la angustia de sentir que puede verse envuelto en medio de una explosión o ataque a tiros… esta región espera en diciembre mismo medidas contundentes, urgentes, para frenar la ola de ataques con granadas y de armas de alto calibre.
Panorama