El post 6-D nos obliga a un descarnado proceso reflexivo, evitando las polarizadas trincheras políticas en las que nos protegemos del “fuego enemigo”, disparamos e interpretamos los resultados electorales.
En general, los análisis surgidos al calor de los resultados están permeados por la inmediatez de los mismos; la sorpresa y la afectividad que se confrontan con la intención de objetividad; El doloroso mea culpa y una suerte de “victimismo crónico” que nos exime de responsabilidad alguna… Si se pensaba que, cual panacea, los resultados electorales iluminarían, aclararían, desatarían, despejarían dudas y allanarían el camino… No ha sido así.
Cual examen médico, las parlamentarias ofrecen un diagnóstico político altamente preocupante en especial para el “chavismo”, aun cuando vuelve a dominar el Parlamento. Los resultados denuncian un profundo desgaste, relacionado con un creciente proceso de alejamiento y desconfianza de la política que abarca el voto. Fenómeno que hemos venido denunciando desde este espacio, aun cuando el liderazgo político, enfocado en eliminar al otro, no le ha prestado la atención que amerita. Desafección que, sin duda alguna, jugó papel importante en las recientes parlamentarias expresándose en una histórica y altísima abstención del voto chavista.
En el caso específico de la oposición, la abstención obedece a un intencionado lineamiento político-electoral con miras a deslegitimar interna y externamente las parlamentarias y los resultados, la AN y al Gobierno en general.
La grave crisis multidimensional y la sensación de desamparo de importantes sectores poblacionales, sin duda han incidido en la percepción negativa que se tiene de la conducción política y económica. Enfrentar la cotidianidad deviene en una aventura en la que no se tiene control de nada y una ciudadanía inerme, a merced de fuerzas ajenas que dominan y someten. Día a día se fortalece la distancia de la política, la desconfianza, el descontento y la desesperanza. Componentes de la desafección política que gradualmente han comenzado a afectar el comportamiento político electoral, deviniendo la abstención en denuncia y protesta ciudadana…
Proceso de distanciamiento de la política que, dada nuestra historia electoral, podríamos denominar “de lo épico a la desafección política”.