Un enfrentamiento que caracterizará a la oposición venezolana
Los resultados electorales del 6D servirán para muchas cosas. A esta altura bastante se ha dicho y cada quien les ha dado a los hechos las interpretaciones que de ellos emanan y las que cada quien, por sus particulares intereses o límpidos afectos, desea.
Bastante se ha dicho acerca del gobierno, el Psuv y esos números. Muy pocos se han ocupado de revisar los efectos que eso tendrá en la oposición.
Hay, hasta entre analistas internacionales tenidos como muy densos, quienes, negando el movimiento inherente al mundo real, aseguran que todo seguirá como hasta ahora. Que la elección de Biden no significará ningún cambio, refiriéndose por supuesto a alguno que pueda ser percibido por los sentidos, pues es lo menos comedido, lo que implicaría que a lo interno de Venezuela, todo continuará también igual, pese que el gobierno de Maduro, con el adelanto de la Ley Antibloqueo y sus mensajes, dados por él mismo y hasta su propio hijo, quien ya pareciera querer asomarse como heredero, está dispuesto y en busca de una distinta relación con el nuevo gobierno electo unos cuantos días atrás en EEUU. Y para ellos, estas elecciones parecieran tener sólo una lectura, que no fueron limpias y carecen de validez.
No obstante, entre quienes dicen que “todo seguirá igual”, hay quienes al mismo tiempo dan a Guaidò como un cadáver, en lo que sin duda estarían acertados, pero más movidos por los sentimientos, lo visceral y el deseo que así sea, pero no como resultado de un análisis que haga aparecer aquello coherente con esto.
En esta entrega nos proponemos exponer como percibimos el panorama en el mundo de eso que convencionalmente, pero fundados en los hechos, hemos llamado la oposición extremista y violenta.
Hemos venido comentando como el panorama político venezolano ha venido cambiando con cierta rapidez, pese el estado de desesperación y por lo inmediato en veces pareciera no permitiera que eso percibamos.
Lo primero a resaltar es como en ella ha habido un rápido distanciamiento entre los factores que la integraban hasta hace poco la oposición, aquella de la MUD y también ahora, esta de los tiempos posteriores. Ya no se trata del universo llamado despectivamente la “mesita”, ese mismo que compitió con el gobierno en las elecciones del 6D y obtuvo una representación cercana al 25 por ciento en la recién electa AN, lo que representa unos 65 ò 70 diputados, sino que también el formado por los partidos de Leopoldo López, Henrique Capriles, Henry Ramos Allup, etc. Y al decir ect., estamos aludiendo a un universo y personajes que, en ese cambio del cual hablamos, dejaron de tener significación.
Los cambios son tales como que ahora, al margen de lo que cada quien piense y desee, hay una nueva AN. Para el 5 de enero próximo, la que preside Guaidò entrará en la fosa y pese digan él y los suyos lo que quieran, dejará de tener vigencia porque no existe base constitucional para extender su período. No basta la voluntad de Guaidò y Leopoldo López. Sólo les daría sustento convencional y por demás al margen de las leyes y hasta del sentimiento nacional, la disposición del nuevo gobierno de EEUU de seguirles apoyando; y es así, porque los otros gobiernos, incluyendo los de la UE, no son más que comparsas que terminarán haciendo lo que determine la diplomacia de Biden hacia Venezuela.
Pues hay otro cambio, que ya se dio y este es que Trump, a partir de pocos días dejará la Casa Blanca y no es inexorable, como parecieran creer muchos, que la política hacia Venezuela de Biden sea exactamente la misma, hasta en el más mínimo detalle, que la que aplicó Trump.
En lo anterior se inserta lo que será la reposición, en su mejor momento, de la disputa que vienen librando Capriles y Leopoldo López, que no es sino una nueva y más reciente expresión de un brote de redefinición y división en el frente que había estado privilegiando la injerencia extranjera, la violencia, hasta invasión y guerra.
Los resultados electorales del domingo 6D, han dado origen a lecturas diferentes. Desde el gobierno las vienen leyendo con un aire de triunfalismo; por lo menos es esto lo que pareciera derivarse de lo que vienen diciendo; como que el hecho de haber obtenido el 70% de los votos habiendo habido una abstención descomunal, que pudiera leerse como que también el 70% de los venezolanos con derecho a votar no parecieran querer nada con su gestión y tampoco con la oposición; nada les llama la atención y menos a recapitular sobre lo que han venido haciendo, su práctica y concepciones en todos los frentes.
Pero en la oposición que lidera Leopoldo López, pareciera hacerse, más o menos, la misma lectura o una bastante parecida. Como creerse que ese 70 % que dejó de votar les respalda y espera continúen con sus mismas prácticas, pese en la calle, a cada instante, le muestran lo contrario, sin hablar, con indiferencia, lo que dicen las encuestas.
Es tan cierto esto, que hoy mismo, la prensa informa que Leopoldo López, ha abandonado su tranquila estadía en Salamanca, Madrid para dirigirse a Colombia, donde “tal como ha hecho en España, sostendrá encuentros con representantes del ejecutivo y todas las fuerzas políticas para afianzar la cooperación con el Gobierno Legítimo (…) con la misión de construir un frente internacional para terminar de sacar a la dictadura de Maduro”.
Es decir, va a insistir en promover la injerencia extranjera en los asuntos solo inherentes a los venezolanos y con el fin de “sacar”, lo que de hecho significa violencia, para “terminar”, lo que indica que eso anda en trance, a la dictadura de Maduro, calificativo este con el que define al gobierno como ilegal y sujeto a la violencia que promueve.
De hecho, lo anterior dicho por López pues, demuestra que se propone seguir en lo mismo que ha venido haciendo, que no ha hecho otra cosa que fortalecer en determinados ámbitos al gobierno y entorpecer toda política de unidad con respecto a otros factores de oposición contarios a lo que privilegia. Es decir, López insiste en seguir deslindado, desligado de los factores nacionales que pudieran determinar un cambio sustancial en la política venezolana y continuar apegado a la estrategia que le ha venido desgastando y alejándolo más de las mayorías que quieren votar y paz.
Según quienes le promueven, su intención es “impulsar la presión sobre el Gobierno de Maduro y conseguir unas elecciones presidenciales libres, así como denunciar los “crímenes de lesa humanidad” cometidos por el Ejecutivo venezolano para que no queden impunes y coordinar más ayuda humanitaria para el país.”
López, quien ha sido promotor de acontecimientos que produjeron violencia y hechos repudiables, como la quema de seres humanos vivos, se siente con competencia para hablar de “crímenes de lesa humanidad” y por adelantado juzga a quienes gobiernan de ser responsables de ellos. Actitud coherente con su proyecto de guerra e injerencia y distanciado de toda intención de acordarse por la paz, tranquilidad y la salida electoral. Pues habla de unas elecciones “presidenciales libres” mientras anuncia el previo aniquilamiento de quienes pudieran oponérsele, siendo él o sus partidarios y promotores, quienes queden en disposición de organizar “esas elecciones libres”. Y mientras tanto, persiste en negarse a toda confrontación electoral, no por falta de libertad, sino por saberse ahora, sin apoyo, ni siquiera para obtener un margen de votación que valide todo lo que predica. Leopoldo viajó a Colombia a afianzar “frente internacional contra Maduro”
Es decir, por lo que dice y hace, como salir de España a buscar respaldo casi gratuito e incondicional en Duque, el presidente de Colombia y definir ligeramente lo que se propone, López revela que de su lectura de los resultados electorales, da por un hecho que estos le favorecen y hasta convalidan lo que ha venido haciendo.
Lo acontecido en EEUU, el cambio de gobierno y la derrota casi vergonzosa de Trump, según su percepción, nada habrá de cambiar. Es exactamente el mismo discurso del otro extremo, de mucha gente que respalda o no al gobierno, que escucha los discursos de Maduro, las confesiones de su hijo, las intenciones de la Ley Antibloqueo, pero dicen que nada va a cambiar, que todo seguirá igual como venía con el hasta ahora huésped de la Casa Blanca.
Pero mientras todo eso sucede, Capriles, acaba de declarar que “la nueva Administración (se refiere a la de Biden) debe entender que este plan se agotó y no puede dar continuidad al statu quo: el interinato”.
Para Capriles, se acabó el interinato, el que para López sigue vivo, pues su viaje a Colombia pasa por vender allá la idea que Guaidò sigue siendo presidente interino; como que se agotó también el plan de la guerra, las invasiones con mercenarios y la invitación a la injerencia.
Dice Capriles, lo que sería un seguir en lo mismo, pero no de la misma manera, “En Venezuela hay que buscar un cambio de gobierno. ¿Cómo? Yo no planteo un nuevo camino, sino abrir caminos. No prometiendo fantasías, sino hablándole a la gente con la verdad, con una ruta creíble. Recuperar el voto es mi camino”.
Capriles reta a Leopoldo López con una táctica, una forma de lucha diferente a la que ambos estuvieron practicando por años, pero que el percibió ya agotada y ella es la del voto y la de invitar a la gente, diciéndole a esta que se propone y solicitando su parecer. Un hacer distinto al de sólo practicar la violencia, manifestarse en contra de un gobierno, pero sin definir absolutamente nada ni decir para qué.
Pero Capriles ha ido mucho más allá, ha dicho “Hay gente en Venezuela que se fanatizó con Trump hasta perder la racionalidad, como si fuera un dios”. Y agregó “El error más grande que se ha podido cometer fue haber puesto la solución a la crisis venezolana en manos de Trump.” Capriles: Biden debe entender que el gobierno interino es un plan “agotado”
Cualquiera de manera ligera pudiera decir, y es hasta cierto punto entendible y aparentemente racional, que esto lo dice ahora porque Trump, ya no es presidente; pero es obvio, significa que tampoco sería valedero si alguien se empeñase que lo mismo siga haciendo Biden.
Capriles ha tenido, como lo dijimos al principio, sus vínculos con la UE, tanto que esta fuente de poder, intentó interceder ante el gobierno de Maduro para que se pospusiesen las elecciones de manera que el dirigente de PJ pudiese participar, en los términos que ya dijimos. Y esto nos hace pensar que también tiene sus vínculos con el nuevo gobierno de EEUU.
Y si algo han puesto de manifiesto estas elecciones del domingo 6D, pese cada quien diga lo que se le ocurra, es que el sustento electoral de Maduro y los suyos es demasiado débil. Pronto habrá unas elecciones de gobernadores y Alcaldes que, si se revierte la tendencia abstencionista, con una oferta unitaria de factores opositores del universo donde subsisten quienes potencialmente pudieran pactar con Capriles y los suyos y una prédica constante en favor de la salida electoral, bien pudieran por lo menos, continuar erosionando en gran medida las bases de sustentación del gobierno, pero por la vía legal y pacífica.
Pero el instante estelar, de gran trascendencia, podría serlo la llegada del momento previsto en la Carta Magna para el referendo revocatorio. Para esto no se requiere ningún proceso complicado y difícil para alcanzar la unidad entre los factores partidarios de esa medida que va más allá del universo del cual venimos hablando; de hecho, ya están de acuerdo. Sólo faltaría recoger las firmas, lo que no sería nada complicado y llamar a votar que, tratándose de ese asunto, es muy probable, casi seguro, que la cifra de abstención, como mínimo, volvería al nivel histórico.
Y Capriles, contraviniendo lo que ha hecho López ha dicho, “Ojalá que podamos alinear a Estados Unidos, Europa y la comunidad internacional para la búsqueda de una solución política, que pasa por un proceso de acuerdo, de negociación”.
Pero hay gente que insiste en decir que no ve los cambios y todo lo parece igual. Y ha habido tantos en estos tiempos, que hasta es cierto eso que Capriles ha dicho, no hay liderazgo fuerte, referencial, en la oposición.
Sobre este mismo tema invito a leer anterior trabajo: “Capriles renace de las cenizas de L. López y Guaidò”:
Eligio Damas: Capriles renace de las cenizas de Leopoldo López y Guaidó. De Trump a Biden