Quizás para unos el título del presente artículo de opinión suene muy fuerte y hasta fuera de contexto, pero la realidad es otra; tras más de 20 años de “Revolución Bolivariana”, Venezuela y sus habitantes viven a diario escenas o circunstancias que sin duda son terroríficas si las comparamos con el normal vivir de otras partes, lo increíble es que las acciones no son exclusivas de delincuentes, por el contrario los protagonistas son inclusive diputados o miembros de las fuerzas de “seguridad”, increíble pero cierto.
Lo ocurrido antes del proceso electoral fraudulento con el feo diputado del Botox y en días recientes con otro diputado, además evangélico, armado con una pistola amenazando por un asunto de un celular, son dos ejemplos directos del abuso del poder en un país que parece no tener leyes, por decir lo menos.
Éste tipo de acciones puede interpretarse en muchos casos, como una forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general, créanme es lo mínimo que se puede pensar, más aún cuando pareciera que nada ni nadie les mete un parao a esos abusadores.
Ahora bien, el asunto ya como que va tomando forma para ustedes, al menos eso supongo, porque lo brevemente descrito, encaja perfectamente a la luz de muchos de los eventos que hemos pasado durante años en nuestra Venezuela, ataques a la libertad de expresión en sus diversas formas, pasando ya a arremeter contra el ciudadano común.
El asunto no se queda allí, las amenazas proferidas por voceros del régimen respecto a lo que harán cuando asuman sus puestos en la Asamblea Nacional es para verlo todo desde la primera fila, por ejemplo, el recién electo diputado Cabello ha dicho lo siguiente: “Cuando nosotros decíamos en la campaña (electoral) que íbamos a presentar una ley, no es presentar una ley como tal porque ya existen, es que se aplique la ley a todos estos vende patrias, ladrones una vez que lleguemos a la Asamblea”, así pues que lo que está por venir no será nada nuevo, pero tal vez más crudo.
Lamentablemente millones se sienten huérfanos de justicia, al no tener a dónde acudir se puede desatar un principio de supervivencia actuando por mano propia, lo que es muy grave, a eso y más no está llevando el mal actuar del régimen y también de gran parte de la oposición, por no decir toda.
Aquí de lo que hay que hablar claro, es de todas las amenazas y abusos que ha ejecutado el “Gobierno Bolivariano” durante años, salpicando ya a otros sectores, pretendiendo, como en efecto lo está haciendo, nada más y nada menos que, perpetuar en el tiempo, un proyecto destructivo que nació producto del Golpe de Estado de 1992 lo que es sumamente grave.
Es importante señalar, que inclusive mientras trata de reflejar una supuesta fachada de democracia, realizando elecciones burdas y sin garantías, el régimen trabaja tras bastidores para ejercer y aplicar mecanismos de control social y así mantener a la ciudadanía atemorizada, aterrorizada y a raya, Terrorismo de Estado en su más pura expresión.
En este orden de ideas, cabe destacar lo que señala al respecto el jurista español Ernesto Garzón, quien dice que el Terrorismo de Estado es: “un sistema político cuya regla de reconocimiento permite y/o impone la aplicación clandestina, impredecible y difusa, también a personas manifiestamente inocentes, de medidas coactivas prohibidas por el ordenamiento jurídico proclamado, obstaculiza o anula la actividad judicial y convierte al gobierno en agente activo de la lucha por el poder”; como ven, todo lo que aplica el Gobierno Bolivariano se enmarca en lo anteriormente referido y como hemos visto y seguiremos viendo, se aplicará en cualquier situación.
Cuando culminó la Segunda Guerra Mundial, surge la idea de que los horrores y el holocausto cometidos por la máquina del Estado nazi, nunca más volverían a repetirse; por lo tanto es muy preocupante, que luego de que toda la humanidad parecía haber comprendido las lecciones de tan terrible Guerra y más aún cuando un gran número de naciones de todos los continentes, había firmado la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas en el año 1948, observemos que en nuestros días sorprendentemente algunos Estados, que por principio deben velar por la seguridad de las personas de una nación, contrariamente se conviertan en una máquinas de terror y lo peor es que lo hagan por diferencias ideológicas.
Lo dicho anteriormente está pasado en algunos países de América Latina y sucede en éste preciso momento en Venezuela, ya que, a partir de la instauración del gobierno de Hugo Chávez en 1999, bajo la Doctrina de la Soberanía de la “Patria” y la no injerencia de ningún gobierno o institución en las decisiones de estado, han venido aplicando, en la práctica, diversas formas de abuso y terror.
Con tan oscuro panorama, sumado a lo ocurrido en días recientes que ya les he explicado, tenemos sin duda que afirmar la urgente necesidad de se deberá actuar diligentemente para regularizar y corregir los abusos de los que hablamos; tendremos que buscar y solicitar la cooperación internacional para poner fin a este tipo de conductas, en primer lugar del régimen actual, al que los imite y en segundo término respecto a cualquier gobierno a futuro que bajo cualquier pretexto, pretenda utilizar el poder y la confianza que se deposite en ellos, para buscar acabar con nuestra forma de vida como ciudadanos y como país, amparados en leyes ajustadas para obtener fines ocultos, así de simple y sencillo.
@raguilera68 – @AnalisisPE