Eligio Damas: El Esequibo, el problema peor manejado por nuestra diplomacia de ayer y hoy

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Nota: Ahora que se habla de Guyana, y como la gente se acuerda de Santa Bárbara sólo cuando truena, también me he acordado de dos trabajos que hube de hacer hace cerca de un año a solicitud de un mismo número de amigos que necesitaban alguien les respondiese a cada uno un largo cuestionario para ser incorporado a sus trabajos finales de postgrado por exigencia de la evaluación. Los dos trabajos casualmente consistieron, en buena parte, en responder preguntas diferentes relacionadas con el tema del Esequibo.

Lo que aquí se lee son partes de ambos trabajos            

¿Cuál debería ser la posición del Estado venezolano en relación a la población de colonos que habitan en el territorio Esequibo?

Para ser sincero y debo serlo porque me obliga la interrogante, no entiendo bien la pregunta. Y es así, porque Venezuela tiene, desde 1966, en el acuerdo de Ginebra, formalizado un reclamo de una parte territorial que nos pertenece desde la formación de la Capitanía general de Venezuela y que la Gran Bretaña arbitrariamente se apropió de él. El tema o la pregunta, en sí, pareciera no ser el centro del asunto sino el cómo debería manejarlo Venezuela. Lo primero a considerar es que los gobiernos venezolanos, casi todos, han manejado eso muy mal. Tanto que por años permitieron que la Gran Bretaña y luego la naciente República de Guyana, hubiesen administrado ese territorio como suyos. Para el guyanés de hoy es natural creer eso les pertenece, como para muchos venezolanos eso le parece ajeno; en nuestro mapa oficial parece una alegoría, más que simbólica, fría. La Gran Bretaña, valiéndose de su poder y de las debilidades nuestras por las guerras intestinas periódicas del siglo XIX, ejerció y se condujo como si aquello fuese suyo. Gobiernos venezolanos se mostraron complacientes y temerosos y no ejercieron nuestros derechos en correspondencia. Con la naciente República de Guyana, por los vaivenes de nuestra política a lo largo del puntofijismo y también los cambios periódicos de gobiernos en Guyana, con buenas relaciones de un lado con otro, como cuando allí gobernó Cheddi Jaggan, del Partido Progresista del Pueblo, ese reclamo se pospuso por años. Caldera firmó un acuerdo para congelarlo por 50 años. No debe entenderse que lo hizo con Jaggan; cuando eso ya éste había dejado de ser presidente unos cuantos años antes. Todavía, recién llegado el presidente Chávez al poder, hubo como una contradicción entre “los ideales bolivarianos, la necesidad de la unión” y el debido reclamo, todavía vigente frente a los gobiernos del vecino país. El asunto parece tomar cuerpo de nuevo justo por esos vaivenes. La crisis que se desata en Venezuela, la competencia mundial por el control de las reservas energéticas, la certificación de buena parte de ellas en el territorio Esequibo, la presencia allí de la Exxon-Mobil y de un gobierno al parecer de derecha, al frente del mismo un personaje del cual se dice vinculado al ejército norteamericano, puso de nuevo “sobre el tapete”, un lugar común que no mucho me agrada, pero me salió así de repente, el conflicto con Guyana sobre el territorio Esequibo. Dije no entender bien la pregunta porque pareciera referirse al qué hacer con los “colonos” allí asentados. Y no creo sea ese el problema ni el interés verdadero de la pregunta. Tomando en cuenta que, como ya dije, hay áreas de ese territorio donde está operando la Exxon-Mobil y todo eso está en reclamo. De donde pienso que Venezuela debe insistir en el reclamo y buscar, siempre por la vía pacífica, sin renunciar nunca una solución en correspondencia con el Acuerdo de Ginebra y no dejarse imponer la decisión de un tribunal que no atienda el reclamo de las dos partes con equilibrio y en procura de la paz, sino a lo que impongan potencias extranjeras ajenas al asunto. Si se habla de los “colonos”, que es otro asunto, aunque me parecería más apropiado hablar de la población allí asentada, desde la perspectiva nuestra, de acuerdo a nuestra constitución, el rescate de ese territorio, hace de los allí nacidos venezolanos, al margen de lo que ellos decidan; y como tal, deberían ser tratados. Quienes allí han vivido por años y tienen sus pertenencias gozan del mismo derecho que cada venezolano en su espacio y sus propiedades. Eso sería el justo proceder de acuerdo a la Constitución y valores bolivarianos.

¿Cuál cree usted que ha sido la conducta desplegada por los distintos representantes del gobierno de Venezuela, frente a la reclamación del territorio Esequibo, desde la firma del Acuerdo de Ginebra, en 1966, hasta nuestros días?

Creo que esta pregunta está respondida en la anterior. Salvo muy escasas excepciones, los gobiernos, prefiero decirlo así y no los representantes, han sido débiles, oportunistas y han jugado a la politiquería ante ese asunto. Quizás nunca tuvieron claro lo que si los británicos y los gringos que, en ese espacio, no sólo había agua y tierras cultivables, que en nuestra cultura rentista eso nunca ha tenido importancia. Por algo tenemos agua de sobra, tierras cultivables hasta el infinito y una posición geográfica y astronómica que nos permitiría cultivar todo el año y eso pareciera no significar nada. Esto que digo es coherente con algo dicho al responder la pregunta anterior, bastó que la Exxon-Mobil se desplegara en explorar, un paso que se da cuando los estudios indican lo que hay, para que Venezuela retomara el reclamo. Para no perder la oportunidad voy a ofrecer esta información. Nosotros, los muchachos estudiantes del Liceo Sucre, en Cumaná, en la década del cincuenta del siglo pasado, ya sabíamos de las riquezas de gas que había en la costa pariana, me refiero al norte del Estado Sucre. Algo que hizo público el presidente Chávez nacido ya el siglo XXI. Lo supimos porque a Cumaná llegó una flota de helicópteros y aviones livianos que volaban hacia el Este. Cumaná se convirtió en la base de operaciones. Los tripulantes de esas naves, jóvenes al fin, por lo gregario, tuvieron necesidad de vincularse a nosotros, particularmente por las muchachas. Y por ese enlace, nosotros los estudiantes de aquella escuela media de un nivel tan alto como cualquiera universidad de hoy, y muy bolivarianos, tuvimos acceso a esa información que al venezolano común llegó con más de 50 años de atraso. Hoy no me cabe duda, por cosas como estas que ahora he informado y lo relativo a la presencia en el Esequibo de la Exxon-Mobil, que los políticos y “expertos” nuestros, incluidos los del presidente Chávez, se dejaron influir y hasta “envolver” y manejar por la diplomacia gringa al servicio del gran capital de aquel país.

¿De los valores bolivarianos determinados, cuál cree usted que tiene mayor pertinencia en el proceso de negociación o reclamación del territorio Esequibo?

Los rasgos de la diplomacia venezolana hasta ahorita, ya enunciados en la respuesta a una de las preguntas anteriores, dada la certificación de la reserva energética en el área esequiba y la presencia de Exxon-Mobil, el carácter de las relaciones del gobierno de Venezuela con ella y el gobierno de Estados Unidos, más la existencia en Guyana de un gobierno de la derecha, ha vuelto el problema más difícil que antes. Incluso, es bueno recordar, cuando en la época de Leoni, en ese sector del Esequibo se produjo una rebelión contra el entonces gobierno de Guyana, sobre cuyos particulares sería bueno investigar. Lo cito para dejar constancia como entonces el asunto parecía menos complicado. Pudo haberse resuelto mediante una gestión tenaz, persistente, sin dejarse distraer por la politiquería y el oportunismo. Pero ya que hablamos sobre la pertinencia de los valores del bolivarianismo en el asunto, es bueno tratar este tema con delicadeza y alta cirugía para separar los tejidos sin romperlos. Pero voy a plantear aquí una hipótesis para que quien quiera pudiera despejarla. Hasta donde sé – voy a comentar primero lo sustancial o los elementos de mi hipótesis – la población guyanesa se divide en dos importantes universos étnicos; uno, ese que ahora llaman afrodescendiente y el otro con fuerte origen hindú. Cheddi Jaggan, basta con ver su figura, forma parte de este pequeño mundo guyanés. Mi hipótesis está envuelta en la siguiente pregunta: ¿Cuáles gobiernos, de los influidos por un grupo u otro, parecieran haber sido más dados a integrarse a nosotros? Dejo la hipótesis o pregunta allí y continúo; por supuesto, parece obvio que desde la perspectiva de los valores bolivarianos debe prevalecer la solución negociada y pacífica con la República de Guyana. Allí, en ese espacio está la Exxon-Mobil operando bajo unas determinadas condiciones y eso no parece fácil evitarlo y hasta creo que no sería conveniente intentarlo. Lo que si debemos evitar es que esta interceda y encuentre espacios, sobre todos abiertos por nosotros, para meterse en las negociaciones más allá de lo que debiera y pudiera hacer. El reclamo, a mi parecer, lo que vengo diciendo desde hace años, es llegar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes. Y eso pudo hacerse en varias oportunidades, sólo que, de nuestro lado, el más interesado, porque Guyana ejerce como el propietario, nunca hubo claridad que allí pudo llegarse a un acuerdo favorable para ambos países hermanos y con un enorme contenido antiimperialista, ajeno a eso del puro discurso, de cómo el borrachito que dilapida el ingreso familiar bebiendo caña o festejando mientras, como decimos los venezolanos, “echa de su pecho maravillas”, como si fuese padre ejemplar. El problema es que los gobiernos de Venezuela, hasta ahorita, cuando terminé de escribir el nombre de nuestro país, no olvidemos que maduro fue Canciller por unos años, han sido demasiado permisivos, descuidados y desidiosos frente a ese asunto y como Guyana desde siempre, antes de ser república independiente, viene allí operando como si eso fuese suyo, hace la cosa más difícil. Imagino hasta a un gobierno guyanés lleno de buena fe, coincidiendo con esos “ideales bolivarianos” de los cuales hemos hablado, viéndose obligado a devolvernos “parte de lo que tiene como su territorio”, envuelto en un lío interno de grandes proporciones. Por eso el ideal bolivariariano debe prevalecer, como encontrar una fórmula que satisfaga a todos, tomando en cuenta que formamos y debemos formar parte de eso que Bolívar llamó la patria grande y que ahora incluye a los espacios y personas que fueron de las antiguas colonias francesas, británicas y holandesas.

¿Cuál cree usted debe ser la solución satisfactoria para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y la República Cooperativa de Guayana por el territorio Esequibo?

Uno podría responder fácilmente cualquier cosa. Pero por las razones históricas, políticas, etc. que pesan en ese asunto parece ser difícil el acuerdo. Más como ya dije por, para decirlo de manera coloquial, “la tanta cuerda que a eso se le ha dado”. Pareciera una operación sencilla que de tanto posponer la volvieron complicada, más cuando interceden factores ajenos al asunto y que poco interés tienen en el destino de un país u otro. Ojalá uno pudiera tener la fórmula ideal para que ambas partes lo acepten y podamos llegar a un acuerdo. Pero hay que estar claros, cuando en un matrimonio en conflicto intercede un tercero que, de paso tiene sus propios y particulares intereses eso, como dicen los cumaneses, “pone el caldo morao”. Los tantos años que han pasado y permitido que ese conflicto exista sin buscar solución, sobre todo de nuestra parte, porque como ya dijimos Guayana ejerce como propietaria, ha generado y fortalecido entre los guayaneses, la idea que ese territorio les pertenece. Es más, no lo sé bien, ahora esos que antes en una pregunta se les llamó “colonos”, pudieran haber estar enraizados o identificados en la idea que son guyaneses y hasta hablan el idioma de allá. No sé exactamente como es la composición de esa población con exactitud, pero sé que en esa zona hasta existen ciudades. Antes, entre ellos, también lo dije, hubo conflictos y hubo grupos que según se dijo se identificaban con Venezuela, pero por lo que uno sabe, eso ha cambiado, pues desde nuestro lado, solo nos acordamos de “Santa María cuando truena”. No obstante, por decir algo que ellos, las partes, no van a decir por adelantado, por eso de las “estrategias diplomáticas, una fórmula pudiera ser dividirse el territorio previo estudio cuidadoso. Pero eso nos hace volver al asunto de los “Colonos”, que como dije, prefiero mencionarlos como la gente o población allí asentada. Aquí entra en juego algo que en nuestra constitución está asentada y muchos decimos darle enorme valor. Me refiero a lo participativo y protagónico. ¿No habría que consultarles a ellos al respecto? ¿O procedemos de la manera que decimos no gustarnos, como si ellos no existiesen, tuviesen palabras e injerencia en el asunto? Tomando esto en cuenta habría que meterle mucho a la creatividad y buscar una solución que, en buena medida, deje a todas las partes envueltas en el asunto, satisfechas. A mí se me ocurre una fórmula como una especie de territorio intermedio manejado por autoridades designadas por ambos Estados. Pero aun así eso sería más dificultoso del asunto heredado con China y relacionado con Taiwán. Pero hay otras, como la explotación y uso del espacio dentro de un programa común. Lo importante es que cada quien pueda en la medida de lo posible ejercer sus derechos y los individuos no queden como invisibles o ignorados. Que ambas naciones puedan vivir en paz y compartir sus recursos e impedir que un tercero se aproveche del matrimonio en crisis y use ambas fuerzas en su propio beneficio.

 

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