Las fraudulentas elecciones parlamentarias de Venezuela van a llevar a una nueva camada de diputados al Palacio Legislativo de Venezuela. Así como Nicolás Maduro llegó en unas elecciones fraudulentas que no han sido reconocidas por más 50 gobiernos democráticos del mundo y su gobierno ha sido considerado como usurpador, ahora está planteado lo mismo para esa Asamblea Nacional (AN).
Uno se pregunta ¿Qué sentido tiene esta fraudulenta elección? En especial si ya el régimen chavista hacía lo que le viniera en gana con una AN en manos de las fuerzas democráticas. Es que el asunto no es doméstico sino internacional. Aunque en lo doméstico se quita esa piedra en el zapato.
El objetivo del castrochavismo internacional es retomar algo del poder que tuvieron cuando la marea rosada de gobiernos de izquierda empapó a la región a principios del siglo. De hecho, han logrado volver en Argentina y Bolivia, y planean hacerlo en Ecuador e incluso Chile. Y no es que no están trabajando en Brasil y Colombia, es que por ahora esta opción no está tan cercana como en otros países.
En esto Venezuela juega un papel clave. La coalición internacional que apoya una vuelta de la democracia en Venezuela es un peligro para esta estrategia. Por esto debilitar o incluso implosionar a agrupaciones como el Grupo de Lima o el de Contacto (ambos creados para buscar una solución a la crisis venezolana) es asunto clave. Además de mantener una Unión Europea dubitativa.
La idea es quitarle legitimidad al gobierno interino, al ser a partir de enero, el gobierno de un parlamento que ha sido disuelto. Y aunque para muchos esto no es cierto, pues al ser las elecciones ilegítimas el parlamento actual debe seguir en funciones y el gobierno interino también, esa será la letanía que rezará el régimen para convencer a muchos.
Esto comenzará a pesar en los gobiernos más débiles de la coalición internacional que se ha construido y que ha puesto bastante presión sobre un régimen que ha acusado el peso de las sanciones internacionales. Y ellas por ahora son el arma más importante que se tiene para debilitar al régimen.
Por esto, es un objetivo estratégico fundamental para los demócratas venezolanos mantener, expandir y profundizar la coalición internacional.
Lo mínimo que se propone el régimen sería detener la expansión de las sanciones y lo máximo, el levantamiento de muchas de ellas. Se mostrarán dispuestos a negociar y esperan que la coalición internacional se debilite para empezar a jugar a un “tira y encoge” que no llevará a nada, al menos para la causa democrática, como ya ha pasado.
Ya la Unión Europea o parte de ella comienza a usar eufemismos para redefinir la relación con el gobierno interino. En concreto la Canciller de España ha declarado que aún los europeos no han decidido que van a hacer con la AN usurpadora – ellos reconocieron que su elección fue fraudulenta-, pero que esperan llegar a un cierto consenso para el 5 de enero, cuando se instale. Pero adelantó en nombre de España- un Canciller no tiene opiniones personales- que acepta la “legitimidad política en la persona de Juan Guaidó”, como representante de la oposición, ahora en cuanto a presidente interino, eso es otra cosa. Y se excusó diciendo “Aquí la línea entre lo político y lo jurídico es un poquito tenue”. Esta es la misma posición de Josep Borrell, quien ahora lidera la Cancillería europea y que de concretarse debilitará al gobierno interino, a la oposición y por supuesto a la coalición internacional opositora, bajando la presión sobre el régimen.
Aquí el contexto para entender lo significativo de cada “voto” en la Consulta Nacional promovida por la AN, que movilizó acerca de 6,5 millones de personas. Era necesario mostrar que la oposición estaba “vivita y coleando y esto era lo mínimo que se podía pedir a los demócratas – aunque muchos dudaron, otros criticaron y no participaron- . Había, y hay, que mostrar un respaldo al gobierno interino para mantener y profundizar la coalición internacional que se ha construido así como las sanciones impuestas. En especial en este momento en que también hay cambios de timón el EE.UU. En este sentido, ha sido importante que, a pesar de diferencias, la legítima AN acaba de aprobar por unanimidad la Reforma del Estatuto de Transición y la Reestructuración del Gobierno Interino, que confirma la continuidad de dicho Gobierno bajo la presidencia de Juan Guaidó.